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Día Mundial del Comercio Justo

Comercio justo, un modelo que ‘le sienta bien a todo el mundo’

El comercio justo es una alternativa de comercio que prioriza la protección de los derechos humanos y del planeta. Por eso, precisamente, tal y como reza una campaña impulsada por la Coordinadora Estatal de Comercio Justo con motivo del Día Mundial del Comercio Justo, que se celebra este sábado 11 de mayo, ‘Le sienta bien a todo el mundo’.

El comercio justo busca un desarrollo sostenible mediante un modelo comercial y económico más humano, respetuoso y ecológico.
El comercio justo busca un desarrollo sostenible mediante un modelo comercial y económico más humano, respetuoso y ecológico.

El comercio justo, tal y como explica a Soziable Alberto Abad, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, nació en los años 60 al grito de ‘Trade, not aid’ (‘Comercio, no ayuda’) como una reclamación de los productores y productoras de países del llamado ‘Sur global’.

Y en la actualidad, su filosofía sigue siendo la misma y continúa persiguiendo un desarrollo sostenible y una vida digna para todas las personas a través de un modelo comercial y económico más humano, respetuoso y ecológico. Este modelo, consolidado en todo el mundo y presente en más de 70 países, demuestra, como señala Abad, que “es posible hacer economía y comercio priorizando el bienestar de las personas y el cuidando del planeta”.

Este sábado 11 de mayo se celebra el Día Mundial del Comercio Justo con numerosos actos en multitud de ciudades. Y en España, en concreto, las organizaciones que conforman la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, tal y como expresa a Soziable su presidente, “han programado actos en más de 40 localidades. Se trata de actos muy variados, que incluyen actuaciones musicales y de teatro, talleres, puestos de venta, exposiciones, degustaciones de productos, charlas…”.

Le sienta bien a todo el mundo

Con motivo de esta jornada de reivindicación, la plataforma ha impulsado la campaña ‘Le sienta bien a todo el mundo’, que además es el lema de las celebraciones de este año, con el objetivo de alertar al consumidor de los impactos negativos y las injusticias que esconden muchos productos presentes en la vida cotidiana, como el café, el té, el azúcar, el cacao, la ropa o los productos de cuidado corporal. “En todos ellos se ha constatado trabajo infantil y pobreza, ya que los ingresos que reciben quienes los cosechan están por debajo del mínimo necesario para vivir. Pero, además, en todos los casos son sectores que generan ingresos millonarios”, asegura Alberto Abad.

En este sentido, el presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo denuncia que “por ejemplo, quienes cultivan cacao en los dos principales países productores (Ghana y Costa de Marfil) ingresan por su producto alrededor de un 40% menos de lo que deberían para poder cubrir sus costes. La mayoría vive en la pobreza y no puede alimentarse ni alimentar a sus hijos/as de manera adecuada”. Y, en la misma línea, agrega que “en el té, de los 9.500 millones de dólares que genera cada año, a las personas que lo cosechan (en su mayoría mujeres) les llega únicamente entre el 1% y el 2%”.

Pero, además, con la campaña –que se ha venido desarrollando en redes sociales mediante el hashtag #LeSientaBienATodoElMundo y que cuenta con una web propia específica, www.lesientabienatodoelmundo.org–, la plataforma busca recordar, principalmente, que los productos de comercio justo protegen los derechos humanos y el medioambiente.

De hecho, como destaca Alberto Abad, éste es el motivo principal por el que el comercio justo le sienta bien a todo el mundo. “El comercio justo se basa en 10 principios, que engloban derechos esenciales (condiciones dignas de trabajo, salarios que permiten cubrir necesidades básicas, igualdad salarial entre hombres y mujeres, no explotación infantil...), prácticas comerciales justas y democráticas (estabilidad de ingresos y de relaciones comerciales, libertad sindical y negociación colectiva, democracia en la toma de decisiones...) y protección del entorno natural”, argumenta. 

Modelos alejados y enfrentados

Son precisamente estas virtudes del modelo de comercio justo las que lo enfrentan, en determinados aspectos y en numerosas ocasiones, al clásico modelo convencional. Según Abad, en muchos sectores productivos del comercio convencional, existe una serie de características comunes: sectores millonarios, que generan grandes sumas de dinero y que quedan en manos de unas pocas empresas del ‘Norte global’.

Pero en el otro extremo de la cadena, como lamenta el presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, “los millones de personas que cultivan sus materias primas viven en la pobreza, con ingresos inferiores al mínimo necesario, y sufren en primera persona los impactos del cambio climático y el deterioro del terreno (a causa de la deforestación, plantaciones extensivas...)”.

A este respecto, denuncia que “en estas largas cadenas de producción y suministro se esconden situaciones de explotación laboral, en muchos casos similares a la semiesclavitud, explotación laboral infantil y precios muy por debajo de costes” y subraya que “el origen de esto es un modelo comercial que supedita el lucro económico a los derechos humanos y al cuidado del planeta”.

Alberto Abad, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo
Alberto Abad, presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo

Prácticas que se deben erradicar

Por todo ello, Alberto Abad considera imprescindible erradicar determinadas prácticas que aún hoy en día se siguen desarrollando en el comercio convencional. En concreto, incide en que “es necesario que las empresas se hagan responsables de los impactos negativos sociales y ambientales y garanticen la protección de estos derechos esenciales a lo largo de toda su cadena de producción en cualquier lugar del mundo”.

En este sentido, alude a la reciente aprobación por parte del Parlamento Europeo de la Directiva de diligencia debida, sobre la cual manifiesta que “aunque no abarca tanto como nos hubiera gustado, su aprobación es un primer paso importante”. 

Y, además, también estima fundamental que las empresas no supediten los derechos humanos y laborales o la sostenibilidad del planeta a la obtención de beneficios. 

Rumbo hacia un comercio más justo

En definitiva, se trata de avanzar hacia un modelo de comercio más justo, para lo cual, según el presidente de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo, es precisa “una mayor concienciación de la sociedad, de los consumidores y consumidoras, sobre los impactos de su consumo”.

Pero no sólo eso. Abad también cree importante incrementar el compromiso de las administraciones públicas en el desarrollo de normativas y leyes de debida diligencia dirigidas a las empresas. “El Reglamento contra la deforestación o el Reglamento contra el Trabajo Forzoso que acaba de aprobar la Unión Europea son pasos importantes y líneas en las que seguir ahondando”, puntualiza. 

Y, finalmente, reconoce que, tal y como se ha hecho ya en otros países, como en Francia, “sería necesario que el comercio justo quedara reconocido legalmente dentro de la economía social” puesto que esta medida “le daría un impulso muy importante”.