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Las ONG de Desarrollo proponen un índice alternativo al PIB

¿Cómo medir el desarrollo sostenible de un país?

La Coordinadora de ONG de Desarrollo (Congd) ha presentado los resultados del Índice de Coherencia de Políticas de Desarrollo Sostenible (ICPS), un ránking alternativo al del PIB que, además de tener en cuenta la renta, contempla indicadores sociales y medioambientales.

Las ONG de Desarrollo proponen un índice alternativo al PIB
Las ONG de Desarrollo proponen un índice alternativo al PIB

A partir de esos indicadores, la Congd otorga a cada país una puntuación entre 0 y 100. Los tres mejores situados son Dinamarca (con 79,02 puntos), Islandia (77,18) y Suecia (73,21). Mientras, a la cola de la lista se encuentran Omán (29,31), Arabia Saudí (28,36) e India (26,76). El informe parte de datos proporcionados por fuentes oficiales (en un 80 por ciento aproximadamente) y fuentes no oficiales (en el 20 por ciento restante) “pero, que tienen el máximo rigor científico, aunque no sean tan conocidas”.

El nuevo índice “nace con el objetivo de ofrecer una alternativa a la hegemónica y limitada visión de los indicadores que habitualmente se usan para medir el progreso, especialmente el Producto Interior Bruto (PIB)”, indican desde la coordinadora, que ha contado para esta labor con la colaboración de la Red Española de Estudios del Desarrollo (Reedes).

El ICPDS nace como alternativa a la hegemónica y limitada visión de los indicadores que se usan para medir el progreso, especialmente el PIB

El ICPDS sanciona o premia el comportamiento de los países a partir de un enfoque que apuesta por un desarrollo humano, sostenible, con perspectiva de género, ecologista, basado en los derechos humanos y profundamente cosmopolita, sin dar por hecho que los efectos e impactos de las políticas nacionales afectan únicamente a sus respectivas ciudadanías.

Para los autores del informe, el progreso de un país solo puede ser considerado como tal si es a la vez es transnacional, es decir, compatible con el de otros países y con el del conjunto del planeta. El ICPDS también mide esta relación transnacional.

España ocupa la novena posición en el ránking (con 69,37 puntos). No obstante, “tiene un margen de mejora grande”, tal y como señala Pablo José Martínez Osés, coautor del estudio: “Por ejemplo, parte de toda esa riqueza que está concentrada en el sector bancario podría destinarse a la generación de empleo y de una mayor calidad educativa, etc. Así estaríamos haciendo crecer el indicador económico, pero también el indicador social”.

Según Maite Serrano, directora de la Congd, “no hay ningún país que sea coherente con su modelo de desarrollo, ya que ninguno de ellos tiene en cuenta de manera adecuada los temas ecológicos, de equidad de género, o los temas globales”. A su juicio, el desarrollo es un concepto muy complejo que tiene múltiples variables y, si no se tienen en cuenta de modo integral, no es posible avanzar.

España ocupa la novena posición en el ránking, con casi 70 puntos sobre 100, pero tiene aún mucho margen de mejora

De hecho, Serrano confiesa que, en estos momentos, el sector de la cooperación está enfrascado en un debate sobre esta misma cuestión: “Si bien mantenemos como eje fundamental la política de cooperación, estamos convencidos de que no vamos a lograr cambios sustanciales si no modificamos el conjunto de políticas a nivel global en línea con el desarrollo sostenible”.

De hecho, en la última de las reuniones que las ONG de desarrollo mantuvieron con el presidente del Gobierno en funciones el pasado mes de agosto, la directora de la Congd tomó la palabra para incidir en este punto: “Me correspondió a mí decirle a Pedro Sánchez que la política de cooperación no era suficiente y que hay que dar un paso de gigante: alcanzar la coherencia de todas las políticas, que se enfoquen a una senda de desarrollo sostenible”. 

El cambio inaplazable

“Nos encontramos en una época en la que tenemos que hacer frente a enormes y urgentes desafíos”, advierte María Luisa Gil Payno, autora principal del informe, quien subraya que esta idea de emergencia está reflejada ya en su título: ‘El cambio inaplazable’. “El título se refiere a todas esas transiciones que las sociedades actuales necesitamos: ecológica, de modelos de producción y consumo, de empleo, de fiscalidad y finanzas, de mecanismos contra la violencia de género, migrantes y gobernanza en mundo global”, señala Gil Payno.

"No todos los países pueden ser como Noruega; ni siquiera Noruega puede seguir siendo Noruega si no queremos cargarnos el planeta", dice uno de los autores

A su juicio, coherencia de políticas de desarrollo sostenible no significa otra cosa que poner en marcha todas las medidas que puedan ayudar a afrontar estos desafíos. “Esas políticas públicas tienen que integrar una mirada transnacional, una mirada ecologista, feminista y centrada en los derechos humanos”, incide la autora principal.

Para Martínez Osés, hay muchos datos en el informe que deben servir para replantearnos la idea tradicional de desarrollo de los países. “Hasta ahora cada vez que veíamos un ránking, del Banco Mundial o de otra institución oficial, de países más y menos ricos se nos reforzaban unos esquemas mentales que hay que empezar a romper. Por ejemplo, no todos los países pueden ser como Noruega. Ni siquiera Noruega puede seguir siendo Noruega, salvo que “asumamos que nos queremos cargar el planeta en 20, 30 o 50 años”.

Para el coautor del informe hay que acabar con el mito de que todos los países tienen que parecerse a los que están a la cabeza de la tabla del PIB o del IDH. “Cada país tiene que diseñar su propio modelo para crecer de forma equilibrada en materia económica, social y ambiental al mismo tiempo y no como ha sucedido en los últimos 30 años en los que el criterio era crecer en renta, aunque eso tuviera perjuicios en materia social o medioambiental”, concluye Martínez Osés.