La economía de impacto y la resiliencia de los territorios dependen en gran medida de su capacidad para adaptarse y evolucionar de manera sostenible. Y para ello es clave la construcción de modelos de desarrollo que vayan más allá de lo económico, fomentando la colaboración y el emprendimiento local, así como la creación de alianzas que permitan responder de manera eficaz a las necesidades específicas de cada comunidad.
Así se puso de manifiesto en la sesión ‘The power of local: repensar, impactar, escalar’, organizada por Impact Hub en el marco del Ship2B Impact Forum, que la entidad ha promovido junto a la Fundación Ship2B y Ship2B Ventures.
“Cuando un sistema debe evolucionar, lo primero que necesita es estar vivo y ser resiliente para afrontar los desafíos futuros”, explicó Rafa Cobo, Regenerative Lead en Impact Hub. Este experto en economía regenerativa aboga por crear espacios de vitalidad y viabilidad que generen una evolución del territorio, en los que se involucren tanto emprendedores como pymes, grandes empresas, Administraciones públicas, el mundo académico y la ciudadanía en general.
De este modo, al situar el poder de lo local en el centro de la toma de decisiones, los territorios se desarrollan con un enfoque sistémico y las iniciativas no sólo son capaces de generar empleo o mejorar infraestructuras, sino también de fortalecer los lazos sociales y ambientales que sostienen a la comunidad.
Conclusiones
La sesión, en la que participaron una decena de ponentes, dejó un total de cinco conclusiones clave. La primera de ellas destaca que es necesario apostar por un modelo de innovación con enfoque local que revitalice los entornos e impulse la economía y la sostenibilidad, redescubriendo también el potencial de las áreas rurales. Como afirmó Paco Boya, secretario general para el Reto demográfico del Gobierno de España, con un 75% del territorio ocupado por apenas cinco millones de personas, “España no puede permitirse ignorar su territorio rural”.
En segundo lugar, como expresó Rubén Hidalgo, director de innovación en Capsa Food, el territorio rural no es sólo un espacio de producción, sino también “la España que nos alimenta”. Es, además, fuente de innovación y de cultura, con potencial para generar soluciones a importantes problemas sociales y ambientales de la sociedad. La clave está en apostar por un cambio de modelo productivo e impulsar la ruralidad con gente brillante para que su futuro pueda ser igual de moderno y próspero que el de las zonas urbanas.
Por otra parte, en el encuentro se puso de manifiesto que, para revitalizar cada territorio, es esencial fomentar un sentido de pertenencia y participación activa de los residentes en el diseño y ejecución de proyectos. Rosa Gallego, directora de Relaciones Internacionales y Fundaciones Comunitarias de la Asociación Española de Fundaciones (AEF), destacó la importancia de las fundaciones comunitarias, que permiten a los ciudadanos “tomar parte activa en el desarrollo de sus territorios, movilizando recursos y creando una sociedad civil organizada”. Este tipo de iniciativas fomenta la cohesión social y facilita una mejor adaptación a los retos específicos de cada territorio.
La cuarta de las conclusiones principales que se extrajeron del debate puso de relieve que la economía social es un agente transformador de los entornos locales y rurales. España cuenta con 43.000 empresas de la economía local, que generan empleo para 2,2 millones de personas y representan el 10% del PIB. La intersección entre economía social e impacto resulta crucial para responder a los retos actuales con un enfoque integrado que favorezca tanto la sostenibilidad ambiental como la inclusión social.
En esta línea, Víctor Meseguer, consultor internacional de Economía Social y Solidaria de UNCTAD, destacó que “el éxito de la economía social depende de la capacidad de crear alianzas sólidas que potencien su alcance”. Y, por su parte, Jaime Iglesias, Comisionado Especial para la Economía Social, abogó por la colaboración público-privada para crear grandes redes de impacto y consideró que “la economía social nace en la comunidad, en los barrios, y permite que los servicios esenciales sobrevivan. Por eso el sector necesita financiación y políticas públicas que lo sostengan”.
Y, por último, los expertos subrayaron que el desarrollo no se basa en replicar modelos, sino en adaptar las posibles soluciones a las necesidades locales concretas de manera que cada comunidad sea parte activa de su transformación. Así lo explicó Tatiana Glad, directora de Impact Hub Global, quien recordó que el desarrollo no puede medirse sólo desde lo económico, y no puede dejar a nadie atrás, y apostó por las alianzas translocales que permiten adaptar soluciones de impacto a los contextos específicos de cada región.
Iniciativas de éxito
Durante el encuentro, además, se expusieron algunas iniciativas de éxito puestas en marcha por compañías como Redeia y administraciones como el Ajuntament de L’Hospitalet o la Diputació de Lleida.
Beatriz Corredor, presidenta de Redeia, compartió la apuesta de la entidad por impulsar la transformación ecológica y digital tanto en el entorno urbano como en el rural y señaló que “lo primero que hay que hacer es escuchar en los territorios desde la humildad para incorporar sus demandas y necesidades con el propósito de generar valor para toda la sociedad”.
Por su parte, Mireia Mascarell, técnica superior de Cultura del Ajuntament de L’Hospitalet, explicó cómo han acogido en su zona industrial a artistas que tuvieron que abandonar sus estudios con el desarrollo del distrito 22@ en Barcelona, dando lugar a un distrito cultural que surge de la fusión de la cultura y los artistas, los espacios industriales y el desarrollo económico. Y Álvaro Porro, director de Cooperativas de Barcelona Activa, detalló la apuesta del Ayuntamiento de Barcelona por impulsar modelos de construcción de viviendas de uso cooperativo, a través de la cesión de uso de suelo de titularidad municipal, que ya cuenta con 19 proyectos en la ciudad.
Y Teresa Botargues, asesora de Transformación Económica de la Diputació de Lleida, dio a conocer el proyecto ‘Terra d’oportunitats’, que nace de la voluntad de transformar las tierras de Lleida, Pirineo y Arán en un territorio económicamente fuerte, polo de atracción de inversiones. Para ello, la clave está en abordarlo de una forma sistémica, entenderlo no como un proyecto puntual, sino como un proceso sostenido en el tiempo, situando siempre a las personas en el centro.
Como cierre de la jornada, Alberto Alonso, Head of Public Alliances de Impact Hub, destacó la urgencia de fomentar modelos económicos y sociales que sitúen a las personas y al entorno en el centro de sus estrategias, en los que el poder de lo local contribuya a dar respuesta a las necesidades y los desafíos de cada comunidad, tanto en las áreas rurales como en las urbanas.