CosmoCaixa, el museo de la ciencia de la Fundación ”la Caixa” situado en Barcelona, ha puesto en marcha el Micrarium, un nuevo espacio permanente que permitirá a los visitantes observar aquello que es invisible a simple vista y que solo un instrumento científico como el microscopio nos puede revelar: el mundo microscópico.
El espacio Micrarium permitirá observar aquello que es invisible a simple vista
En el Micrarium, situado en la planta −2 de CosmoCaixa, los visitantes vivirán una experiencia completa en la que no solo serán observadores, sino también protagonistas de lo que vean a través de los microscopios y otros sistemas de magnificación, como por ejemplo lupas de mano o lupas binoculares. Se trata de un espacio de más de 300 metros cuadrados que es pionero en España y uno de los pocos de Europa que permiten ver el mundo microscópico a través de la experimentación.
Se trata de un espacio de más de 300 metros cuadrados pionero en España
La inmersión comienza en una primera sala que introduce a los visitantes en el mundo microscópico de modo que sientan como si se hubieran encogido y puedan ver el mundo con otra mirada. Por medio de un audiovisual visionado a través de una gran pantalla envolvente, los asistentes se podrán situar en escenarios reales, como un bosque, una playa, un huerto o un taller de joyería, de una forma en que nunca lo habían hecho: como si fueran seres diminutos que ven agrandados los elementos de estos escenarios.
Después, a través de ámbitos temáticos que coinciden con la línea argumental de la Sala Universo de CosmoCaixa, profundizarán en la naturaleza de todo tipo de materiales, naturales y artificiales, orgánicos e inorgánicos. Todo en un espacio concebido con una estética que recuerda un laboratorio, de manera que nos permitirá descubrir, por ejemplo, que el color rosa de los flamencos se debe a los pequeños crustáceos de los que se alimentan, los cuales, a su vez, comen bacterias y algas rojas, o también que la gota de agua de un charco contiene millones de seres vivos, desde algas verdes hasta protozoos que se mueven a toda velocidad o animales minúsculos, como los copépodos.
Los visitantes profundizarán en la naturaleza de todo tipo de materiales, naturales y artificiales, orgánicos e inorgánicos
En Kósmos, los visitantes podrán ver elementos del mundo inerte, como arena de una playa, minerales, meteoritos o fenómenos relacionados con el agua o el aire. En Evolución I, observarán elementos no visibles del mundo vivo, como por ejemplo protozoos vivos, mohos, microalgas, bacterias o polen, mientras que en Evolución II verán seres vivos a los que estamos más acostumbrados, como insectos, larvas, microinvertebrados acuáticos o elementos de nuestro propio cuerpo, como la piel o el cabello. Por último, en Fronteras se adentrarán en nuevos materiales creados por el ser humano como consecuencia del desarrollo científico, desde pantallas de móvil hasta fibras de ropa, plásticos o billetes.
A lo largo de toda la experiencia, que se realizará en grupos de un máximo de 30 personas, divididos en los diferentes ámbitos, es fundamental la figura del educador, que ayudará a los visitantes a apasionarse por el mundo microscópico y a descubrir por ellos mismos cómo es en realidad el mundo que nos rodea a partir de las muestras que se pueden encontrar en el Micrarium.
A pesar de que es permanente, una de sus características principales es su gran flexibilidad. Los educadores adaptarán el discurso, las muestras que se puedan ver y el tiempo dedicado en función del público al que reciban en cada momento. Además, las muestras también irán variando con el tiempo, lo que permitirá diseñar programas específicos sobre temáticas concretas, siempre con el objetivo de demostrar que las cosas más pequeñas pueden ser enormes. El espacio está recomendado para el público general, el familiar y el escolar, desde tercero de primaria hasta bachillerato.
El espacio está recomendado para el público general, el familiar y el escolar, desde tercero de primaria hasta bachillerato.
El Micrarium es un auténtico homenaje a los microscopios, que han estado revolucionando el mundo de la investigación científica desde su invención en 1590 y que también han influido enormemente en el ámbito de la educación y la divulgación científica. Estos instrumentos, que se han convertido en aliados indispensables de la ciencia, permitieron describir por primera vez las células, las bacterias, los glóbulos rojos y la estructura en neuronas del sistema nervioso, por ejemplo.
Los microscopios son fundamentales en la microbiología y en otras ramas de la medicina. Estos aparatos también nos han permitido descubrir en las últimas décadas las cualidades del grafeno, material que tiene unas dimensiones tan pequeñas que solo es visible a través de un microscopio. Los inventores de un nuevo tipo de instrumento, el microscopio de fluorescencia con superresolución, que permite ver las células a escala nanomolecular, fueron merecedores del premio Nobel de Química en 2014. Los microscopios han ido evolucionando a lo largo de los siglos y sus posibilidades para revelarnos un mundo tan pequeño que nos resulta desconocido son infinitas.