Tras analizar la situación de vulnerabilidad que sufren las personas que viven en las zonas más despobladas de España, Cruz Roja ha puesto en marcha su ‘Reto 1213’. Se trata de una estrategia específica para mitigar los efectos de dicha despoblación mediante el refuerzo de su intervención, al mismo tiempo que trabajando por el empoderamiento y autonomía de las comunidades que viven en esas zonas, con el fin último de mejorar su calidad de vida y promover el acceso a sus derechos en condiciones de igualdad de oportunidades.
Dentro de la España despoblada, y más concretamente en los 1.213 municipios que cuentan con menos de 100 habitantes, la situación de vulnerabilidad de la población se ve incrementada por su cada vez más mermada capacidad de acceso a recursos y derechos.
El capital humano de Cruz Roja y su capacidad de movilización pretende, a través de la estrategia planteada en el ‘Reto 1213’, que la ayuda llegue incluso a entornos de difícil acceso. De momento, Cruz Roja ya ha intervenido en 633 de esos 1.213 municipios a través de 65 proyectos diferentes; pero la entidad humanitaria quiere ampliar su capacidad de intervención al 100% de los municipios despoblados.
Las cifras de la España despoblada
Para que un municipio sea considerado zona despoblada, la Comisión Europea emplea dos criterios: evolución neta de la población negativa en los últimos 20 años, y una densidad de población menor a 12,5 habitantes/km2.
Según el Instituto Nacional de Estadística, a fecha 1 de enero de 2022, España tenía 47.435.597 habitantes repartidos en 8.131 municipios, de los cuales, 3.449 cumplen los requisitos para ser considerados como zona despoblada, lo que supone un 43.03% del total. Estas localidades suman 1.121.574 habitantes, es decir, el 2.37% de la población española. Además, un 32.64% de esos habitantes son mayores de 65 años.
Claves de la estrategia
El ‘Reto 1213’ va más allá de realizar intervenciones directas mediante la entrega de materiales o ayudas económicas. Lo que se busca es fortalecer la capacidad de cada comunidad involucrando a sus habitantes en la solución de los problemas. Si es necesario se les facilitan los recursos necesarios y se les acompaña en procesos de autogestión.
La comunidad es la que define cómo intervenir en cada zona. Así, en algunos lugares la respuesta llegará en una oficina móvil y, en otros, Cruz Roja sólo será el catalizador de la respuesta que surgirá en el propio entorno. Ese es el objetivo final de la organización: respaldar a la población para que haya un movimiento social que resuelva sus propios problemas, haciendo que se impliquen y que la ayuda sea más sostenible en el tiempo.
Esta estrategia, además, creará mayores lazos vecinales y mejorará las relaciones en zonas y rangos de edad donde la soledad no deseada puede ser otra vulnerabilidad muy acusada. Los equipos de Cruz Roja se preparan, precisamente, para que así sea, para mejorar las comunidades y generar sinergias que además aseguren la continuidad de estos gestos solidarios más allá de la intervención directa.
La lógica de la intervención
Cruz Roja ha establecido cinco objetivos de trabajo principales: la mejora de las competencias, el acceso a los derechos sociales, la mejora de las condiciones de habitabilidad de los hogares, el acceso a un empleo digno y la mejora de la salud. Con hasta 41 indicadores, se podrá medir y demostrar la trazabilidad de la intervención y su impacto. En base a ello, se ha establecido un catálogo de 144 respuestas basadas en las necesidades de las personas, del entorno o de los proyectos a desarrollar.
Como en toda actividad de Cruz Roja, el voluntariado es clave para esta acción. Su integración en la actividad debe ser total y es un valor diferencial. Junto a la proximidad para identificar las necesidades del entorno y la puesta a disposición de recursos compartidos, se pretende garantizar el funcionamiento y organización de esta estrategia como un verdadero sistema.
Un ejemplo del ‘Reto 1213’ puesto ya en funcionamiento es la creación de nueve ‘tech trucks’ a modo de oficinas móviles, habilitadas para recorrer los pueblos de la España despoblada en Castilla y León y dotadas tecnológicamente para que puedan operar de manera eficiente e independiente.