El ‘Estudio Sanitas Conocimiento de los españoles sobre el Alzheimer’ apunta también que el 55,7% de los encuestados opina que se debería ir al neurólogo para hacer un diagnóstico tan pronto como se comienzan a notar los primeros síntomas, entre los que se encuentran la pérdida de memoria, el temblor de manos o la desorientación. Un 37,3% indica que se debería acudir cuando hay antecedentes familiares y un 7,1% sólo cuando esos posibles síntomas afecten a la capacidad para realizar actividades cotidianas.
En esta línea, siete de cada 10 personas consultadas (68,9%) consideran que una detección temprana es esencial a la hora de ralentizar el progreso de la enfermedad. “Detectar de manera precoz el alzhéimer es fundamental para mejorar la calidad de vida de los pacientes y planificar un tratamiento adecuado a sus circunstancias. Esto nos permite intervenir tanto a través de terapias no farmacológicas como con tratamientos farmacológicos, desacelerando así el avance de la enfermedad”, explicó Patricia García Fuertes, médico de la residencia Sanitas Mayores La Moraleja.
Según el estudio, seis de cada 10 españoles (61,1%) creen que es posible ralentizar el desarrollo del alzhéimer con hábitos saludables: dieta equilibrada, ejercicio regular y actividad cognitiva constante. Un 27,2% estima que se puede ralentizar sólo con medicamentos específicos y un 11,6% considera que no hay manera de ralentizar el progreso de la enfermedad.
A este respecto, Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores, añade que “establecer buenas costumbres como caminar diariamente 30 minutos a paso ligero, hacer sudokus o crucigramas y llevar una alimentación basada en proteínas magras, granos enteros y frutas y verduras son trascendentales para estimular la plasticidad neuronal y preservar la salud cognitiva a largo plazo”.
Cuidadores
Poniendo el foco en los cuidados, el estudio señala que dos de cada tres españoles (64,1%) creen que son los familiares de los enfermos quienes cuidan mayoritariamente de las personas con alzhéimer. Un 26,1% cree que es el personal de las residencias y un 9,8%, los cuidadores a domicilio.
Por su parte, el 45% afirma que el mayor desafío al que se enfrentan es el de manejar el estrés y la carga emocional asociada con el cuidado. Le siguen encontrar recursos y apoyo adecuados (36,4%) y coordinar el cuidado médico y la gestión de los tratamientos (18,6%).
Ante esta situación, Alfonsa Díaz, psicóloga y responsable de Terapias no farmacológicas de Sanitas Mayores, comentó que “es necesario brindar apoyo psicológico a los cuidadores de personas con alzhéimer. Esta atención conlleva un gran esfuerzo físico y mental que puede traer consigo fatiga persistente, estrés elevado, problemas de sueño y una sensación de desbordamiento emocional. Por ello, si no se recibe un apoyo adecuado, así como mecanismos de autocuidado, los cuidadores pueden ver deteriorado su estado de salud, lo cual complica sobremanera la tarea de asistir a los mayores”.