En las últimas décadas, la globalización, el éxodo hacia las ciudades y el aumento de los ingresos ha incidido en la alimentación. La cocina saludable y equilibrada, rica en fibra, ha ido dejado paso a dietas hipercalóricas con un alto contenido de almidones refinados, azúcar, grasas, sal, alimentos precocinados, carne y otros productos de origen animal. Los consumidores dedican menos tiempo a preparar comidas en casa, sobre todo en las zonas urbanas, y dependen cada vez más de supermercados, establecimientos de comida rápida, vendedores de alimentos en la vía pública y restaurantes de comida para llevar.
Una de cada tres personas sufre obesidad u otras formas de malnutrición
Una combinación de dietas poco saludables y estilos de vida sedentarios ha disparado las tasas de obesidad, no solo en los países desarrollados, sino también en los países de bajos ingresos, donde el hambre y la obesidad a menudo coexisten. Por primera vez en la Historia, la obesidad y el sobrepeso superan en números al hambre: más de 672 millones de adultos y 124 millones de niñas y niños (de 5 a 19 años) son obesos, y más de 40 millones de niños menores de cinco años tienen sobrepeso, mientras que más de 820 millones de personas padecen hambre. En suma, en estos momentos hay en el mundo 836 millones de personas con obesidad y sobrepeso frente a 820 millones que pasan hambre.
Dicho de otro modo: la obesidad y otras formas de malnutrición afectan a casi una de cada tres personas, y las previsiones indican que en el año 2025 se verán afectados uno de cada dos habitantes. Ante estos alarmantes datos, la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha decidido dedicar el Día Mundial de la Alimentación, que se celebra cada 16 de octubre, a difundir las dietas saludables como manera de luchar contra la malnutrición. El lema es 'Una alimentación sana para un mundo #Hambre Cero', haciendo referencia al ODS 2.
Según la FAO, la dieta poco saludable constituye el principal factor de riesgo de muerte por medio de las enfermedades no transmisibles, incluidas las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y ciertos tipos de cáncer. Así que el problema está disparando el gasto sanitario en todo el mundo. Además del alto índice de morbilidad, los malos hábitos nutricionales llevan aparejados una preocupante tasa de mortalidad, ya que están relacionados con una quinta parte de las muertes en todo el mundo.
Los alimentos nutritivos no están disponibles ni son asequibles para muchas personas en el mundo
La FAO insiste en que una dieta saludable es la que proporciona respuesta a las necesidades nutricionales de los individuos, ofreciendo alimentos suficientes, inocuos, nutritivos y diversos para llevar una vida activa y reducir el riesgo de contraer enfermedades. Incluye, entre otros ingredientes, frutas, verduras, legumbres, nueces, semillas y granos integrales y alimentos con un bajo contenido de grasas (sobre todo grasas saturadas), azúcar y sal.