La crisis humanitaria en los territorios ocupados palestinos e Israel escaló en pocos días hasta niveles catastróficos. Las entidades que prestan socorro en la zona han venido reclamando, desde que se produjeron los atentados perpetrados por Hamás en territorio israelí el pasado 7 de octubre, la apertura de corredores para prestar ayuda principalmente en la Franja de Gaza, donde escasean los suministros de elementos vitales, principalmente alimentos y agua.
António Guterres, secretario general de la ONU, compareció en una rueda de prensa en Nueva York en la que agradeció a Egipto “el compromiso constructivo para facilitar el acceso humanitario mediante el cruce de Rafah y poner el aeropuerto de El Arish a la disposición para asistencia crítica”.
El Programa Mundial de Alimentos (PMA), al igual que la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras agencias en el terreno pidieron que, junto con los suministros básicos, se permita el paso seguro y sin restricciones de su paso a Gaza. Desde el estallido de violencia el PMA distribuye pan fresco, alimentos enlatados y comidas preparadas a unas 100.000 personas en los refugios de la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos (UNRWA).
Niños y adolescentes son los más vulnerables
Por su parte, Aldeas Infantiles SOS opera en la Franja de Gaza, en Cisjordania y en Israel, proporcionando cuidado alternativo y apoyo a niños, niñas, jóvenes y familias en situación de vulnerabilidad. La Aldea Infantil SOS de Rafah, en Gaza, se enfrenta a una amenaza inminente para la seguridad de su personal y de los 75 niños y niñas a su cargo. Todos ellos, cuyas edades oscilan entre uno y trece años, se encuentran bien, pero con un acceso limitado a agua y alimentos.
En cuestión de días, miles de niños y niñas han sido asesinados y heridos en Gaza e Israel, y las cifras no dejan de aumentar. Asimismo, a medida que el número de víctimas mortales aumenta, cada vez más niños y niñas pierden trágicamente a sus padres y seres queridos. “Nos preocupa la vulnerabilidad de la infancia y la adolescencia sin cuidado parental y en riesgo de perderlo, cuya urgente necesidad de protección y asistencia humanitaria a menudo pasa desapercibida en tiempos de crisis”, afirman desde la organización.
Los niños, niñas y adolescentes son los que más sufrirán en este conflicto. El trauma físico y mental será alto para todos ellos y aún mayor para aquellos que se encuentren solos, separados de sus familias o que han perdido el cuidado de sus padres. Antes de esta escalada de la violencia, el 80 % de los niños y niñas en Gaza ya sufría angustia emocional.
Aldeas Infantiles SOS reclamó un alto al fuego inmediato que permita el acceso de la ayuda humanitaria y urge a las partes involucradas a cumplir con el Derecho Internacional Humanitario y garantizar la protección de la infancia y la adolescencia, con especial atención a aquellos que han perdido el cuidado parental. Pidió, asimismo, una serie de medidas inmediatas que aseguren el respeto de los derechos humanos:
• Establecer un corredor humanitario que permita el paso seguro de ayuda y asistencia a los civiles en Gaza
• Crear zonas seguras en Gaza con servicios básicos, donde las personas puedan acceder a refugio, comida, agua y atención médica.
• Permitir el paso seguro a Egipto, con derecho al retorno garantizado cuando sea seguro hacerlo.
• Liberar a todos los rehenes. Nada puede justificar mantener a civiles como rehenes, algunos de los cuales son niños y ancianos.
• Garantizar la rendición de cuentas por las violaciones del Derecho Internacional Humanitario para allanar el camino hacia una paz justa y duradera.
• Detener las violaciones de los derechos de la infancia, incluyendo el asesinato y la mutilación, los ataques contra escuelas y hospitales, el secuestro y la negación de ayuda humanitaria.
Escasez de alimentos, agua y saneamiento
Por su parte, los equipos de Acción contra el Hambre ya están coordinando con actores internacionales y locales la respuesta humanitaria a esta grave crisis. “Estamos respondiendo a las necesidades de la población afectada en Gaza con la distribución de artículos no alimentarios como mantas y productos de higiene”, apuntó Chiara Saccardi, responsable regional de Acción contra el Hambre en Oriente Medio.
La inseguridad alimentaria no hace más que empeorar, el bloqueo total impuesto no solo impide la entrada de ayuda humanitaria o de suministros, sino que ha interrumpido la refrigeración, el riego y otros sistemas imprescindibles en trabajos agrícolas. Además, el número de familias que se está desplazando hacia el sur en tan poco tiempo está desbordando la capacidad de la zona.
Se estima que sólo hay disponible tres litros de agua por persona para 2,3 millones de personas que viven en Gaza, de los cuales la mitad son niños y niñas. Además, es muy posible que esta cantidad se vaya reduciendo día a día, a medida que disminuyen los suministros y el combustible utilizado en las plantas desalinizadoras.
Ante esta situación imposible, la mayoría de las familias gazatíes están recurriendo a fuentes de agua no potable para beber, como pozos agrícolas. Esto les pone en riesgo inminente de deshidratación e incluso de un brote de enfermedades infecciosas, como el cólera. Una epidemia que, de suceder, haría de esta grave crisis un problema aún mayor si cabe.
Entre los más expuestos por la escasez de agua y el riesgo de enfermedades diarreicas están los niños y niñas menores de cinco años. Esta es la principal causa de mortalidad infantil a nivel mundial y en este caso se suma a otras muchas vulnerabilidades causadas por la violencia contra la población civil.