El total mundial de personas refugiadas y desplazadas internas se mantiene en máximos históricos. Sólo en España, según datos de Cruz Roja, las peticiones de asilo durante 2022 se incrementaron en un 82% respecto el año anterior, tras dejar atrás las restricciones fronterizas impuestas por la pandemia y pese a los obstáculos para acceder a los procedimientos de solicitud de refugio.
En 2022, en el conjunto de la Unión Europea se registraron 963.067 solicitudes de protección internacional, frente a las 630.630 del año anterior. Los tres principales países donde solicitaron asilo fueron: Alemania, con 243.835; Francia, con 156.455; y España, con 118.842.
A ello hay que sumar en España las más de 161.037 personas procedentes de Ucrania que obtuvieron protección temporal, desde la histórica activación de este mecanismo en marzo de 2022. La puesta en marcha de los Centros de Recepción, Atención y Derivación (CREADE) permitió aliviar el sistema de asilo en tiempo récord. Además, entre el 1 de enero y el 31 de mayo de 2023 se han presentado 70.750 solicitudes de protección internacional y, hasta marzo, 3.696 de protección temporal de personas que huyen del conflicto de Ucrania.
En cuanto a los países de origen de los solicitantes, Venezuela (45.748), Colombia (36.012), Perú (8.937), Marruecos (3.905) y Honduras (3.017) fueron las cinco principales nacionalidades. Por tanto, Latinoamérica sigue siendo la región con mayor número de personas buscando refugio en España.
El sistema español de acogida y la labor de Accem
Además de Cruz Roja, desde hace más de 30 años Accem forma parte del sistema de acogida a las personas refugiadas en España, que es uno de los países firmantes de la Convención de Ginebra de 1951 y, por lo tanto, está comprometido jurídica e internacionalmente en la misión de dar atención, acogida y favorecer la inclusión de las personas refugiadas.
El sistema español de acogida se organiza de manera mixta, entre las ONG y el propio Estado, a través de sus órganos correspondientes. Actualmente, Accem gestiona un total de 4.941 plazas de acogida situadas en 12 comunidades autónomas diferentes, siguiendo un modelo que apuesta por la sostenibilidad territorial y por la inclusión, con una red de pisos de acogida situados en barrios y pueblos de todo el país.
El año pasado esta ONG atendió a 47.996 personas solicitantes o beneficiarias de protección internacional, entre las que fueron mayoritarias las procedentes de Ucrania, Venezuela, Colombia, Marruecos y Mali. A todas ellas les brindó un apoyo personalizado e integral, desde la acogida, la atención jurídica y psicológica, la intervención social, aprendizaje del idioma, formación y orientación e inserción laboral. Todo ello encaminado desde el primer momento a favorecer la inclusión y la recuperación de la autonomía en la tierra de acogida.
Los más perjudicados, los niños y niñas
Respecto a las consecuencias de este continuo incremento del número de personas refugiadas, la ONG World Vision advierte que los niveles de hambre y violencia para los niños y niñas de familias desplazadas involuntariamente en el mundo siguen aumentando, mientras que la financiación no es suficiente.
La encuesta anual de la ONG revela que el número de familias que piden prestado a otros para poder cubrir sus necesidades básicas se ha duplicado con respecto a 2022. Además, el 82% de esas familias están reduciendo la calidad y cantidad de sus comidas para hacer frente a unos ingresos más bajos.
Según afirma Amanda Rives, directora de Gestión de Desastres de World Vision, "las necesidades de los niños y niñas en lugares como Siria, Níger, RDC y Afganistán son ahora mayores de lo que han sido en años, pero no hay fondos suficientes para responder y estos niños están siendo olvidados”.
El informe elaborado por World Vision 'Invisibles y olvidados: Los niños desplazados pasan más hambre y corren más riesgos que nunca' revela que los padres están "muy preocupados" porque sus hijos corren "un mayor riesgo de sufrir violencia". Según señala, "el hambre y la desesperación les están obligando a sacar a sus hijos de la escuela y enviarlos a trabajar, o a venderlos para ser casados". En total, explica, "casi un tercio de los hogares tiene un hijo sin escolarizar y sólo el 11% de los hogares puede hacer frente por completo a los gastos de educación, frente al 31% de 2022".
"Llevamos tres años seguidos encuestando a desplazados forzosos, y más familias que nunca (el 41%, frente al 30% de 2022) nos dicen ahora que sus hijos corren un mayor riesgo de sufrir violencia", explica Rives. Para ella, "preocupan enormemente las tasas especialmente elevadas de matrimonio infantil en Afganistán y Níger, donde muchas familias no tienen acceso a ingresos ni a alimentos". Tal y como afirma, "se tienen que enfrentar a un dilema inimaginable: o dejas que tus hijos se mueran de hambre o vendes a uno de ellos al matrimonio para que pueda comer, y la dote te permitirá alimentar al resto de tu familia”.
Además, según concluye, "las personas refugiadas y las familias desplazadas internamente necesitan financiación prioritaria ya; merecen tener los medios para mantener a sus familias. Sus hijos se merecen una infancia. Se merecen dignidad. Se merecen que se les recuerde".