Roberta tiene prohibido hablar con tres de sus cuatro hijos. Con 89 años, vive con temor porque uno de sus hijos no le permite mantener relaciones con el resto de la familia. Roberta no les puede coger el teléfono, ni siquiera abrirles la puerta si van a visitarla. Tiene miedo de hacerlo.
Emilio, por su parte, tiene 87 años y una sola hija, Lorena. Esta se ha aprovechado de la relación que mantiene con su padre para retirar, poco a poco, fondos del banco. Además, ha vendido sus propiedades y repartido el dinero. Emilio ya no tiene casa ni apenas capacidad económica para poder sobrevivir solo, sin ayudas.
Estos son solo dos casos de los muchos que llegan al Teléfono contra el Abuso y Maltrato a los Mayores que tiene puesto en marcha la Confederación Estatal de Mayores Activos (CONFEMAC). Sus nombres son ficticios, por la Ley de Protección de Datos, pero sus casos muy reales. Y hay más. Hijos que retornan después de unos años viviendo fuera del hogar familiar y pretenden establecer sus propias normas de convivencia, generando un impacto en la salud psicosocial de la persona mayor, o mayores que sufren abandono sin recibir los cuidados higiénicos y sanitarios que precisan.
“Hemos encontrado situaciones en las que existe una putrefacción de una herida o escara, encontrando gusanos en una cura médica”, advierte María José Sánchez, directora de CONFEMAC. Por eso, en la Confederación, además de hablar de la importancia de “vacunarse contra el maltrato en la vejez”, insisten en la necesidad de “planificar el futuro y, sobre todo, tener claro que, para no perder el control de tu vida es indispensable no perder el control de tus bienes”.
Tipología del maltrato
El año pasado se registraron 834 casos, 90 más que en 2022, aunque Gloria Margarita Veiga, presidenta de CONFEMAC, aclara que “no es que se produzcan más situaciones de maltrato, sino que las personas están más sensibilizadas”. Con lo cual, es de suponer que muchas otras personas mayores, en similares situaciones de maltrato, se quedan fuera de estas estadísticas.
Veiga alerta que “el maltrato a las personas mayores es una realidad invisible, oculta y ocultada por quienes la padecen por vergüenza o por el miedo al qué dirán”. Además, existe un denominador común en la mayoría de las situaciones de maltrato: “considerar como normales conductas que son maltrato”, advierte la presidenta de CONFEMAC.
De las situaciones notificadas al 900 65 65 66 en 2023, la tipología de maltrato que más se da es la psicológica (47 por ciento), seguida de la económica (23 por ciento), de tipo físico (19 por ciento), abandono (18 por ciento), contra la libertad y los derechos básicos de las personas (16 por ciento), negligencia (13 por ciento), institucional (2 por ciento), social (0,5 por ciento) y automaltrato (0,4 por ciento).
Falsas obligaciones
Veiga pone un ejemplo bastante común, que seguro que muchos han visto de cerca: “hay quien considera normal que los abuelos tengan la obligación de quedarse con los nietos y les asignan esa tarea sin contar con su opinión, ni con su disponibilidad”. También cuando a una persona dependiente físicamente pero con sus capacidades cognitivas en perfecto estado, “le organizan el ingreso en una residencia a sus espaldas. Conductas paternalistas que conducen a la sobreprotección y que limitan más que ayudan”.
La percepción de que las personas mayores, a cierta edad, no son capaces de hacer cosas o ser autónomas, especialmente en temas bancarios, es un estereotipo que puede no reflejar la realidad. “Es importante reconocer la diversidad de habilidades y capacidades dentro de cualquier grupo demográfico, incluyendo a las personas mayores. Es cierto que con el envejecimiento pueden surgir ciertos desafíos físicos y cognitivos para algunas personas, pero esto no implica automáticamente una pérdida de capacidad en todos los aspectos de la vida. Muchos adultos mayores son capaces de gestionar sus asuntos financieros de manera competente y mantener su autonomía en diversas áreas”, afirma Veiga
Dónde se produce
¿Quiénes suelen ser los principales señalados en estos supuestos maltratos? Atendiendo simplemente a las estadísticas, de los casos notificados en el teléfono contra el abuso y maltrato a las personas mayores, un 78 por ciento de las situaciones se producen en el ámbito familiar, frente al 16 por ciento en el ámbito residencial, un 1 por ciento en el hospitalario y un 0,8 por ciento en el ámbito social.
En cuanto a las alertas, “quienes más nos llaman son los hijos (33 por ciento), seguido de las propias víctimas (19 por ciento)”, informa Veiga. Le siguen los vecinos (15 por ciento), los profesionales (8 por ciento) y otros familiares.
Uno se pregunta atónito, ¿estas circunstancias se pueden prevenir? Es imprescindible tres factores: la visibilidad, la sensibilización y la concienciación social. Sin embargo, no son suficientes. Para Veiga, “es indispensable que las políticas públicas incluyan esta realidad en sus argumentarios y, sobre todo, que se apoyen en entidades del tercer sector que llevan años trabajando en este tema transversalmente”.