“Estaba de viaje con mi tío en coche cuando nos cruzamos con unas milicias que iban a atacar una ciudad. De repente me encontré solo y sin poder volver al lugar de donde venía. Ese mismo día empecé a luchar en el frente”, así describe Davies cómo se convirtió en niño soldado. “Muchas veces más que luchar, lo que hacías era defenderte para conservar la vida. El que estaba a tu lado no podía ayudarte, cada uno se protegía a sí mismo”, añade.
En la guerra civil de Sierra Leona, muchos niños no fueron reclutados a la fuerza, según explica el hoy asistente social “simplemente llegaban a un lugar en busca de ayuda, se encontraban que allí no había nadie para ayudarles, sino que eran atacados y tenían que aprender a manejar un arma para sobrevivir”. En ocasiones, la población pedía ayuda a menores armados como él. “A veces llegábamos a pueblos donde sólo había niños y mujeres y los hombres te decían, ya tienes 16 años, tienes que defendernos”. No siempre eran milicias rebeldes quienes obligaban a los menores sierraleoneses a combatir, “también ocurría que aquellos que tenían armas por su trabajo,como los cazadores, enseñaban a sus hijos a manejarlas para que pudieran defenderse y salvar su vida”, según el relato de Davies.
Para dejar atrás su pasado como niño soldado, Davies decidió huir de su país en 2000. “Estuve más de seis meses en tránsito, huyendo de Sierra Leona hasta que pude llegar a Alemania en 2001”, un viaje que pudo costear, reconoce, porque en la guerra “los combatientes como yo teníamos comida, y a cambio la gente nos daba cosas como oro o diamantes que pude vender”. Esa huida le llevó hasta Alemania, donde estuvo “en un campo de refugiados con muchos niños y jóvenes que no conocían una guerra”, cuenta. Allí tuvo problemas de relación debido a su agresividad. “Es algo que les ocurre a los que han estado acostumbrados a llevar armas desde niños y a no respetar las vidas de otros, pero entonces yo no era consciente de ello”, reconoce.
La música como terapia
En opinión de Davies, “la única manera de que un niño que ha vivido la guerra pueda superar ese trauma en la edad adulta es hablar de lo que ha vivido. Si sientes que te van a ayudar, abres tu corazón, hablas y te liberas de esas experiencias. Sólo así es posible integrarse”, asegura. Él no se sintió preparado para hacerlo hasta 2013, y la única persona a la que contaba sus duras vivencias era a su psicólogo, que fue quien le recomendó aprender música. “Aprendí guitarra y empecé a tocar en un grupo. Cuando terminaba de tocar me sentía mejor. Después empecé a escribir mis propias canciones y vi que eso me liberaba, que me ayudaba a hablar”, explica.
Davies desarrolla un proyecto para facilitar la inclusión de niños con discapacidad con problemas de aprendizaje en la escuela
Tras comprobar el efecto terapéutico que la música tenía para él, se le ocurrió que podía ser una buena idea utilizarla para ayudar a niños con discapacidad, ya que en Alemania Davies retomó la escuela y posteriormente se formó como asistente social. “Con mi grupo musical realizo un proyecto de inclusión con niños y jóvenes con discapacidad con problemas de aprendizaje y adaptación en la escuela. Les enseñamos música, tocamos juntos y estamos preparando un álbum. Sé que muchos de estos niños tienen potencial”, subraya.
En algunas de sus canciones, el que fuera niño soldado plasma esa experiencia. En concreto se refiere a una, ‘Breaking my world’, que “recoge en detalle mucho de lo que me ha pasado, porque lo que me prometieron no es lo que me ocurrió, pero al mismo tiempo es una canción pensada para dar fuerzas a quien la escucha. Cuando la canto, me ayuda a seguir luchando después de todo lo que he vivido. Me da esperanza”, un sentimiento que puede verse en sus ojos cuando lo explica.
A pesar de todo, Davies se considera afortunado, ya que algunos de los niños soldados con los que combatió y con los que sigue en contacto “sufrieron heridas de bala, otros amputaciones, y muchos no han podido superar el trauma y adaptarse a una nueva sociedad. Yo he tenido una segunda oportunidad”, dice sobre su actual vida en Alemania, donde trabaja y ha formado una familia: “Tengo mujer y dos hijos, uno de tres años y el más pequeño nació a principios de mayo”.
Davies quiere concluir esta entrevista haciendo un llamamiento a los líderes mundiales: “Por favor, creen un organismo independiente que recaude fondos para establecer centros seguros en las regiones en guerra, en los que la población pueda refugiarse cuando tiene que huir de sus ciudades. De ese modo no caerán en manos de combatientes como me ocurrió a mí. Tienen que hacer todo lo posible para acabar con las guerras porque es posible, por favor, inténtenlo”.