
Con esta acción, la organización reivindica la importancia de promover una infancia libre de violencia, tendiendo un puente entre dos realidades profundamente conectadas: el impacto que las guerras tienen en los niños y niñas que viven en zonas de conflicto y la importancia de poner en valor los avances legislativos que representa la LOPIVI y de seguir impulsando su aplicación. Todo ello con la protección legal de la infancia y su salud mental como pilares fundamentales para construir entornos seguros, promover la paz y garantizar un desarrollo pleno para todos los niños y niñas.
En este sentido, Aldeas Infantiles SOS destacó la importancia de avanzar en la aplicación efectiva de la LOPIVI, asegurando una mayor coordinación entre las administraciones para prevenir y atender casos de violencia infantil, reforzar los recursos humanos y económicos destinados a la protección de la infancia y garantizar que los procedimientos judiciales estén adaptados a los niños y niñas para evitar su revictimización. Además, se insistió en la necesidad de implementar juzgados y fiscalías especializadas que permitan un acceso a la justicia más seguro y efectivo para la infancia.
Durante el acto, los niños y niñas dejaron su huella en un camino simbólico que representa la construcción de un futuro en paz y seguridad, haciendo un llamamiento a gobiernos e instituciones para la adopción de medidas concretas que reduzcan el impacto de la violencia en el bienestar emocional y psicológico.
La iniciativa contó con el apoyo de diversos representantes parlamentarios. Por parte del Partido Popular (PP), Cristina Abades, portavoz de la Comisión de Juventud e Infancia; Juan Andrés Bayón y Violante Tomás, ambos portavoces adjuntos de la misma comisión. Por el Partido Socialista (PSOE), asistieron Emilia Almodóvar, portavoz de la Comisión de Juventud e Infancia y vocal de la Subcomisión para la Salud Mental; Esther Rodríguez, portavoz adjunta de la Comisión de Juventud e Infancia; y Jonay Quintero, vocal de la misma. Y en representación de SUMAR, Rafael Cofiño, portavoz de la Comisión de Juventud e Infancia y vocal de la Subcomisión para la Salud Mental.
Entorno seguro
Según datos de la ONU, con cerca de 50 conflictos activos en el mundo actualmente, más de 400 millones de niños y niñas viven en zonas de guerra y sufren las consecuencias directas o indirectas de la violencia, enfrentándose a desplazamientos forzados, la pérdida de familiares o la falta de acceso a servicios básicos como la educación y la salud. Además, esta exposición prolongada a la violencia y la inestabilidad puede tener consecuencias graves en el bienestar emocional de la infancia, generando estrés, ansiedad y afectando a su desarrollo a largo plazo.
Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS, subrayó que "la infancia es la gran víctima de la violencia y los conflictos. Es urgente que los gobiernos y las instituciones internacionales asuman su responsabilidad y adopten estrategias definidas para proteger a los más vulnerables". En la misma línea, añadió que "desde Aldeas Infantiles SOS, seguimos trabajando para garantizar que cada niño y niña, sin importar dónde nazca, tenga la oportunidad de crecer en un entorno seguro, estable y lleno de esperanza".
En contextos de crisis como los conflictos bélicos, Aldeas Infantiles SOS atiende cada año a miles de niños, niñas, adolescentes y a sus familias a través de sus Programas de Respuesta ante Emergencias. Mediante estos programas, desplegados en 38 países a través de 78 iniciativas, en 2023 acompañó a más de 1,9 millones de personas, de las que cerca de un millón (un 56% del total) eran niños, niñas y adolescentes.
En España, la organización lleva más de 25 años acercando a las aulas valores como el respeto, la igualdad, la empatía y la solidaridad a través de sus programas educativos ‘Abraza tus valores’, dirigido a Educación Infantil y Primaria, y ‘Párate a Pensar’, para alumnos y alumnas de Secundaria.
Con ‘Pisando Fuerte por la Paz’, Aldeas Infantiles SOS refuerza su labor para proteger a la infancia, asegurando que la paz no es sólo la ausencia de conflicto, sino también la creación de entornos seguros donde los niños y las niñas puedan crecer con esperanza, confianza y estabilidad emocional.