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Informe ‘Una economía para el 99%’, de Oxfam Intermón

Ocho personas acumulan la misma riqueza que 3.600 millones

Oxfam Intermón ha publicado el informe ‘Una economía para el 99%’, en el que denuncia que tan sólo ocho personas -ocho hombres- poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población mundial, es decir, 3.600 millones de personas.

Según la ONG, año tras año los más ricos acumulan más riqueza, mientras datos más actualizados muestran que la mitad más pobre del mundo posee menos riqueza de lo que inicialmente se pensaba.
El informe advierte de que de seguir la concentración de la riqueza a este ritmo, en tan sólo 25 años se tendría al primer “billonario” del mundo, alguien con tanta riqueza como toda la economía española actual, que necesitaría derrochar un millón de dólares al día durante 2.738 años para gastar su fortuna.
En España, la tendencia ha sido la misma en este último año y son ya sólo tres personas las que acumulan la misma riqueza que el 30 por ciento más pobre del país, es decir, 14,2 millones de personas. En el último año, el incremento de la riqueza del 10 por ciento más rico en España ha sido casi dos veces el incremento del 90 por ciento restante.
“Es cierto que ha crecido el PIB desde hace tres años, pero la brecha de la desigualdad también ha seguido aumentando, lo que significa que el crecimiento económico sólo está beneficiando a los más ricos”, indica la ONG.

Oxfam Intermón incide en cómo grandes empresas y los más ricos “siguen utilizando los paraísos fiscales para pagar lo menos posible

Oxfam Intermón incide en cómo grandes empresas y los más ricos “siguen utilizando los paraísos fiscales para pagar lo menos posible, potencian la devaluación salarial y utilizan su poder para influir en las políticas públicas, alimentando así la grave crisis de desigualdad”. Es el reflejo, a su juicio, de un sistema económico global injusto, que opera al servicio del uno por ciento más poderoso, una economía para las élites.

“Es obsceno”

José María Vera, director general de Oxfam Intermón, señaló que “es obsceno que la acumulación de riqueza esté en manos de tan pocos mientras que en el mundo una de cada 10 personas sobrevive con menos de dos dólares al día. Las mujeres se llevan la peor parte, recibiendo menos salarios, sufriendo más discriminaciones en el ámbito laboral y asumiendo aún la mayor parte del trabajo de cuidados no remunerado”.
El informe detalla que es cierto que entre 1988 y 2011 los ingresos del 10 por ciento más pobre de la población mundial han mejorado, pero es una mejora de sólo tres dólares al año, mientras que los del 10 por cientomás rico crecieron 182 veces más. Hoy en día, siete de cada 10 personas viven en un país en el que la desigualdad de renta ha aumentado en los últimos 30 años.

Paraísos fiscales
Los paraísos fiscales, indica Oxfam , agudizan la crisis de desigualdad extrema y son parte del problema. España deja de ingresar aproximadamente 1.550 millones de euros como resultado de la actividad canalizada a través de los 15 paraísos fiscales más agresivos del mundo, una cantidad que equivaldría al 58 por ciento del déficit que se estima tendrá el fondo de reserva de las pensiones en 2017.
Para los países pobres las pérdidas fiscales son de al menos 100.000 millones de dólares al año, “dinero suficiente para financiar servicios educativos para los 124 millones de niños y niñas sin escolarizar o la atención sanitaria que podría evitar la muerte de al menos seis millones de niños y niñas cada año”.
“Se está construyendo un modelo de competitividad empresarial para asegurar el crecimiento económico basado en el cortoplacismo y en un concepto equivocado que promueve una carrera a la baja en la fiscalidad empresarial y en las condiciones salariales de los trabajadores”, afirma la ONG.
“En todo el mundo, muchas personas están siendo dejadas de lado. Sus salarios se estancan o disminuyen mientras las remuneraciones de los presidentes y altos directivos de grandes empresas se disparan; se recorta la inversión en servicios básicos como la sanidad, la educación o la protección social mientras grandes multinacionales y grandes fortunas logran reducir al mínimo su contribución fiscal”, añade José María Vera.
En muchos países, incluso el salario mínimo establecido por ley no basta para percibir unos ingresos mínimos necesarios para llevar un nivel de vida digno. El salario mínimo de las personas en las plantaciones de bananas en la República Dominicana es de sólo el 40 por ciento de un salario digno, y en Bangladesh es aproximadamente el 20 por ciento de la cantidad necesaria para llevar una vida digna.
En América Latina y el Caribe el problema es similar. Una familia multimillonaria latinoamericana ingresa 1.154 veces lo que un hogar del 20 por ciento más pobre. Es más, desde la década de los 80, no se han visto cifras de aumento de la desigualdad como las de 2015 en la región: siete millones de personas cayeron en la pobreza y cinco millones pasaron a la indigencia.
Oxfam indica que el rechazo de la ciudadanía a la desigualdad está provocando crisis políticas en todo el mundo y se considera un factor determinante en la victoria de Donald Trump en las elecciones en Estados Unidos, así como en la elección del presidente Rodrigo Duterte en Filipinas y la victoria del ‘Brexit’ en el Reino Unido.

Situación en España
España, detalla el informe, sigue siendo el segundo país de la Unión Europea donde más ha crecido la desigualdad desde que estalló la crisis, tan solo detrás de Chipre y 20 veces más que el promedio europeo.
“Desde 2014 crece el PIB, pero los resultados de esta reactivación económica solo parecen beneficiar a una minoría, mientras que la desigualdad se cronifica e intensifica”, agrega.
En el último año, han surgido 7.000 nuevos millonarios, aproximadamente 20 al día. El 10 por ciento de los españoles más ricos concentran ya más riqueza (un 56,2 por ciento) que el resto de la población. Y mientras la fortuna de los tres más ricos aumentó en un tres por ciento, el 30 por ciento más pobre del país perdió un tercio de la suya.
Para José María Vera, “el modelo económico en España tiene un doble problema: se genera una alta desigualdad de mercado sobre todo por la fragilidad del empleo y la caída salarial, mientras el sistema fiscal, insuficiente y regresivo, no garantiza la redistribución”.