A través de esta actividad, eminentemente práctica, Ibermutuamur quiere contribuir a desarrollar comportamientos y actitudes positivas para mejorar la conducción de vehículos por parte de los trabajadores. Para empezar, desde los conocimientos más básicos, a menudo olvidados, los participantes visionan un vídeo en el que un experto en conducción segura explica la postura correcta al volante.
Las pantallas del simulador muestran diversas situaciones de tráfico que pueden suponer riesgos
Gestos sencillos, como colocar el asiento a la altura adecuada, con el respaldo recto, tensar el cinturón de seguridad o llevar las ventanillas cerradas, o ligeramente abiertas, pueden reducir en gran medida la gravedad de las lesiones, e incluso, salvarnos la vida. Después del vídeo, los asistentes pasan a la práctica, sentándose a los mandos de simuladores de conducción interactivos 3D, que permiten tener la experiencia de conducir un vehículo distinto al habitual.
Como si se tratara del parabrisas del coche, la pantalla del simulador irá mostrándoles diversas situaciones de tráfico que pueden suponer riesgos mientras realizan ese trayecto virtual, y similares a las que podrían encontrar en un desplazamiento real, como por ejemplo, lluvia intensa, niebla o que un peatón cruce de manera inesperada. De este modo tendrán ocasión de comprobar sus habilidades y capacidad de reacción como conductores, conocer en qué aspectos pueden mejorar así como corregir malos hábitos y ser más conscientes del uso de medidas preventivas.
Proteger, avisar y socorrer
De la ayuda que reciben las víctimas de un accidente de tráfico en los primeros momentos después de que éste sucede puede depender que salven la vida o la gravedad de sus secuelas. Por ello, otra de las actividades de la formación en seguridad vial impartida por Ibermutuamur se centra en cómo auxiliar tras un accidente de tráfico a los heridos. Los expertos subrayan la importancia de actuar por este orden: proteger, avisar y socorrer, y para recordarlo, recomiendan memorizar esta secuencia como Conducta PAS, la letra inicial de cada una de estas acciones. La protección debe empezar por uno mismo, para evitar riesgos propios y a terceros conductores, por ello en los talleres de Ibermutuamur se subraya la importancia de aparcar nuestro vehículo en lugar seguro, ponerse el chaleco reflectante antes de bajarse y señalizar con luces y triángulos. Tras comprobar los daños y las posibles víctimas, viene la llamada a los servicios de emergencia 112, y, en último lugar, la asistencia a los accidentados. “Nunca hay que darle la vuelta a un coche que ha volcado”, subraya el técnico que imparte esta parte de la actividad formativa. “Es algo que habitualmente se intenta en estos casos, pero es muy peligroso, ya que puede producir chispas que inflamarían el combustible derramado”, añade. En esta parte del taller, los participantes también aprenden maniobras básicas de salvamento para poder sacar a las víctimas del vehículo, cuando esto sea posible, sin agravar lesiones cervicales y de espalda, o cómo tumbar a una persona inconsciente para que no se asfixie.
El alcohol, mal compañero de viaje
A la hora de coger el coche, evitar beber alcohol es la mejor forma de prevenir un accidente. Para sensibilizar a los conductores sobre sus efectos, los técnicos de Ibermutuamur se los muestran mediante un software en el que tienen que introducir las bebidas que suelen tomar cuando salen, así como su peso y su sexo. “Cuanto menor es el peso, mayor el efecto de las bebidas alcohólicas, y éstas afectan en mayor medida a las mujeres”, explica una de las expertas en riesgos laborales de Ibermutuamur que imparte esta actividad. Con los parámetros anteriores, el programa informático calcula el grado de alcoholemia, que en el caso de una mujer de unos 59 kilos superaría el 0,25, el máximo permitido para un conductor no profesional, con tan solo beber dos cañas de cerveza.
Las bebidas alcohólicas tienen un efecto mayor en la capacidad de conducir de las mujeres y las personas con menor peso corporal
Una vez conocido ese dato, cada participante se pone unas gafas ‘graduadas’ con las que verá como lo haría con el grado alcoholemia obtenido por el software. Con ellas puestas, observarán lo difícil que resulta caminar siguiendo una línea recta o sin tropezar con unos conos, y parar un balón de fútbol con el pie, entre otras cosas. De ese modo se pretende sensibilizar sobre el efecto que las bebidas pueden llegar a tener en la capacidad de reacción.
“En una situación de ingesta real de bebida, al efecto visual que produce la gafa habría que sumarle el del mareo y la euforia”, advierte la responsable de la actividad, quien destaca que en esta prueba “los conductores más jóvenes tienden a ‘fanfarronear’ sobre la cantidad que pueden beber sin que les afecte, aunque reconoce que recientemente la concienciación de la población de esa edad sobre los riesgos del consumo de alcohol al volante ha mejorado. “Ahora es frecuente que uno se ‘sacrifique’ y no beba, para encargarse de llevar en coche a casa a sus amigos”.
Desde su puesta en marcha, hace algo más de dos años, Ibermutuamur ha celebrado más de 350 sesiones de estos talleres, con la participación de 5.370 empresas, con el objetivo de contribuir a reducir los accidentes de tráfico laborales, tanto los que se producen en el trayecto del domicilio al puesto de trabajo, como los que ocurren durante el desempeño de la labor profesional.