
Paralelamente, los autores del informe ‘La Vulnerabilidad social en el contexto de la España despoblada’ sostienen que en la actualidad se percibe una elevada actividad de diferentes organizaciones sociales con asiento en los territorios rurales de España, cuyos habitantes se rebelan ante el olvido de la sociedad y el abandono del Estado y se niegan a asumir que la situación actual responde a una predestinación calamitosa, no susceptible de cambio positivo alguno.
Estas acciones reivindicativas, según Cruz Roja Española, han derivado en la firma de un Pacto de Estado por la Repoblación y el Reequilibrio Territorial que promueve cinco grandes líneas de actuación: reformular las actuales políticas de equilibrio y cohesión territorial en España; priorizar la ejecución de las infraestructuras pendientes y de las telecomunicaciones; impulsar la actividad económica; prestar servicios a la población y vivienda; e incidir en el empoderamiento y el cambio de imagen.
El documento revela, además, que el perfil preponderante en estas zonas afectadas por procesos de despoblación lo conforman personas mayores de 65 años. Sin embargo, también aparecen personas adultas, generalmente, hijos o hijas de las personas mayores que se han quedado para cuidar a sus padres y madres dependientes y cuidar o explotar las propiedades; y personas extranjeras, sobre todo, en zonas en las que se ha producido una reactivación de la economía debido a la agricultura intensiva.
Factores de vulnerabilidad
Uno de los bloques principales del estudio de Cruz Roja Española profundiza en los factores que inciden en la vulnerabilidad. En él, precisamente, se describen las principales políticas y servicios públicos relacionadas con la despoblación en España y, además, se mencionan los colectivos vulnerables afectados por ella.
En relación a las políticas públicas, el texto señala que, como consecuencia de un proceso histórico en el que se ha potenciado el desarrollo industrial en los núcleos urbanos en detrimento de la ruralidad, actualmente, las zonas afectadas por la despoblación son beneficiarias de políticas públicas europeas, nacionales o autonómicas, provinciales y locales orientadas a la sostenibilidad, la productividad y la mejora de los pueblos.
Por su parte, en cuanto a los servicios básicos –educación, salud pública, servicios sociales, transporte, correo y mensajería, vivienda y servicios domiciliarios…–, el documento pone de relieve que la falta de estos lleva a las personas a trasladarse a lugares en los que sí tienen acceso a ellos. Y añade que este es solo el inicio de un círculo vicioso puesto que, al desaparecer estos servicios, se reducen las oportunidades laborales de quienes habitan estas zonas, lo que lleva a parte de la población a buscarlas en otras áreas.
Colectivos vulnerables
Según los participantes en el estudio, vivir en un contexto de despoblación produce o acrecienta la vulnerabilidad de sus habitantes, independientemente del grupo social al que pertenecen, debido a factores como la falta de oportunidades laborales, la ausencia de servicios y recursos básicos, las condiciones de las viviendas, la falta de conexión o el aislamiento.
Y, entre los colectivos vulnerables, el documento alude directamente a las personas mayores; las mujeres en situación de vulnerabilidad, afectadas por cuestiones como el envejecimiento, la masculinización de la población y los estereotipos y discriminación de género; las personas jóvenes, impulsadas a emigrar por la escasez de oportunidades laborales y la necesidad de formarse; y personas con discapacidad, extranjeros, desempleados o personas del colectivo LGTBQ+.
Fortalezas de las zonas despobladas
Tras el análisis del contexto de la despoblación en nuestro país y de los factores que agudizan la vulnerabilidad como consecuencia de esta, el informe ‘La Vulnerabilidad social en el contexto de la España despoblada’ esboza algunas de las oportunidades latentes en este entorno, desgrana el rol del Tercer Sector en este ámbito y apunta diversas recomendaciones (para el sector público y privado, las universidades y el Tercer Sector).
En cuanto a las fortalezas de las zonas despobladas, el estudio cita el turismo sostenible, la agricultura, las energías renovables, el empleo verde, la participación comunitaria y la presencia de ciudades no masificadas. Asimismo, subraya que “la pandemia ha puesto en evidencia la importancia social de estos sectores, en ocasiones invisibilizados, como el de los cuidados”.
Por otra parte, en relación al papel del Tercer Sector en este ámbito, el documento señala que este se enfrenta a retos muy importantes para actuar con colectivos en situación de vulnerabilidad social, como mejorar la comunicación sobre la existencia de sus programas de atención, aprovechar las fortalezas del tejido social vinculándolo al ámbito público con mecanismos de participación y colaboración, conseguir mayor participación en los grupos de gestión comunitaria, aumentar la presencia local y la cobertura de atención y sensibilizar a los ayuntamientos para que inviertan más en servicios sociales.
Y, por último, Cruz Roja Española expone una serie de recomendaciones para el Gobierno central, en materia política y legislativa, en perspectiva de género, en fiscalidad, en investigación, en empleo, en pobreza energética, en conectividad y en torno a las organizaciones sociales; para las comunidades autónomas, en educación, salud, desarrollo local, transporte y política social; para los gobiernos locales, en política local, juventud, cultura, vivienda, agricultura y ganadería, servicios sociales y participación ciudadana; para las universidades; para el sector privado; y para el Tercer Sector.