El evento contó con una mesa redonda moderada por José Luis García Ortega, responsable de Tecnologías emergentes de Alvarez & Marsal, empresa patrocinadora del evento, en la que tomaron parte Alicia Pertusa, Head of Strategy for Client Solutions de BBVA; Jorge Soriano, CEO de Criptan; y Paula Pascual, Crypto & Blockchain Project Manager en Banco Santander, quienes reflexionaron sobre la utilidad de diferentes herramientas digitales para los usuarios y la industria bancaria.
En la misma, se destacó que los tokens podrían servir para repartir dividendos de forma automática y que el potencial de los activos digitales va mucho más allá de los fines especulativos. Y respecto al metaverso, se puso el foco en el potencial de esta tecnología para hacer evolucionar el comercio electrónico, así como en el poder que puede otorgar a los propios usuarios sobre sus datos personales en comparación con las redes sociales.
En palabras de Paula Pascual, “el mercado está pidiendo una regulación para respaldar el uso de los activos digitales. Asimismo, es necesario encontrar un equilibrio sobre la descentralización que nos aporta la infraestructura blockchain con el valor aportado por intermediarios en los servicios ofrecidos sobre ella”.
En la misma línea, añadió que “se trata de una tecnología aún incipiente, pero con una regulación adecuada seremos capaces de desarrollar al máximo su potencial y de acceder a productos innovadores y de utilidad para todos. En este sentido, los bancos tenemos un papel fundamental para aportar fiabilidad”.
Por su parte, Alicia Pertusa señaló que “la regulación es importante para recuperar la confianza perdida en esta tecnología a causa de la especulación. En la segunda mitad de este año, se espera la aprobación en Europa de la normativa MiCA (Markets in Cryptoassets), que eleva el nivel de exigencia en la transparencia en los procesos de emisión, distribución y marketing de activos digitales, lo que ayudará al desarrollo de la industria”.
Además, durante el encuentro también se exploró el concepto de la Identidad Europea, una herramienta que permitirá aglutinar todos los datos de cada ciudadano –desde redes sociales a titulación académica–. Esto aportará, entre otras ventajas, una mayor eficiencia a las entidades financieras, que podrán disponer eficazmente de la información e historial financiero de sus clientes, pudiendo ofrecer sus productos de una forma mucho más ágil y respetando la privacidad de los clientes.