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TRIBUNA. Johanna Gallo, CEO y cofundadora de APlanet

Las empresas buscan el equilibrio en cuestiones ASG

El 99,8% de las empresas de nuestro país son pymes. Por ello, conseguir que se convenzan de la necesidad de integrar la gestión de la sostenibilidad en su estrategia de negocio es fundamental para el desarrollo sostenible. Por suerte, cada vez son más las pequeñas y medianas empresas que apuestan por compartir entre sus grupos de interés su desempeño en esta materia y empiezan a divulgar en su memoria anual su evolución y si han alcanzado los objetivos a los que se habían comprometido.

Johanna Gallo, CEO y cofundadora de APlanet.
Johanna Gallo, CEO y cofundadora de APlanet.

Un buen termómetro para comprobar el grado de implicación de las pymes con la sostenibilidad es el Pacto Mundial de Naciones Unidas España, que es el encargado de impulsar los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en el sector privado. En 2021, esta iniciativa contaba con 934 socios, duplicando la cifra del año anterior. De ellos, el 44% son pymes, el 38% grandes empresas y el 18% otras entidades. Aunque el dato no se corresponde proporcionalmente con la radiografía de nuestro tejido empresarial, sí denota un interés creciente de este segmento en favor de la sostenibilidad.

La legislación ha empujado a aquellas empresas que no reportaban sus impactos Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG) a que lo hagan. En gran parte, por la Ley 11/2018, de 28 de diciembre, en materia de información no financiera y diversidad en España, que desde 2019 obliga a las empresas con más de 500 empleados o con una cifra de negocio superior a los 40 millones de millones a que presenten su Estado de Información No Financiera (EINF); y desde 2021, se ha extendido el abanico a aquellas empresas con más de 250 empleados.

En APlanet, tratamos de ayudar a las empresas a hacer frente a estas necesidades a través de una plataforma tecnológica que simplifica en gran medida la gestión de las estrategias de sostenibilidad y hemos detectado un aumento notable de la petición de información. Sobre todo, en aquellas que se enfrentan a la elaboración del EINF por primera vez, para lo que necesitan recabar datos y reportar resultados. Asimismo, hemos comprobado que las empresas muestran cada vez más interés por mantener en su gestión un equilibrio entre las cuestiones ASG.

Los KPIs de sostenibilidad que más se miden

También hemos realizado un ejercicio interno sobre qué KPIs de sostenibilidad son los más empleados por las empresas a las que ofrecemos nuestra tecnología. Sin duda, los que más priorizan son los de gobernanza, que a veces se entremezclan con los sociales en aspectos como los tipos de contrato según el género, descripción de la actividad de la empresa y de su cadena de suministro, impactos negativos de sus acciones/actividades ESG externas, códigos éticos, normas de conducta o principios y valores de las compañías. Además, se tiene en cuenta la existencia de mecanismos internos y externos para buscar asesoramiento sobre el comportamiento ético y legal de la organización. 

Dentro de los puramente sociales, destacan el porcentaje de casos de discriminación o el promedio de horas de formación que los empleados de la organización han realizado, que suelen ser más fáciles de aportar, bien porque las empresas mantienen un registro o porque, simplemente, pueden acceder a ellos más fácilmente; mientras que para los datos medioambientales se tiene que hacer un cálculo de parámetros, cuya información no está siempre disponible y hay que recabar.

Los KPIs medioambientales que más se utilizan son el consumo de agua y de energía, la medición de las emisiones y su reducción, la gestión de los residuos o el porcentaje de nuevos proveedores que cumplen no solo con los criterios ambientales, sino también sociales y de gobernanza, lo que facilita la revisión de su cadena de suministro.

A nivel de gestión de empleados, la información que más suele reportarse es la relativa a formación y las políticas de conciliación e igualdad. También destacan las políticas que aseguren los derechos de los trabajadores y el número de empleados cubiertos por convenios colectivos. 

En cuanto al control de proveedores, las empresas emplean diversos KPIs para asegurarse de que no hay irregularidades en la cadena de suministro, como el número de proveedores que cumplen con los criterios medioambientales y sociales y la apuesta por aquellos que son locales. Y aquí la gestión de los Derechos Humanos entra en juego para cumplir con los Principios Rectores de Empresas y DDHH de la ONU de proteger, respetar y remediar, también en la cadena de suministro. 

Sin duda, las exigencias de los inversores y de los diferentes grupos de interés, junto con el aumento de la legislación en materia de sostenibilidad, han elevado la calidad de la información que reportan no solo las grandes empresas, sino también las medianas y las pequeñas, lo que ha impulsado que todas ellas busquen el equilibrio en la gestión de los criterios ASG y en los indicadores que comunican para mejorar su desempeño. Y esto seguirá generando un efecto tractor en otras compañías, que verán los beneficios de vincular su negocio al desarrollo sostenible.