La COP23 tratará de mantener el impulso político y avanzar en aspectos técnicos
Cumbre de Bonn: Del compromiso político a los detalles
Los detalles son importantes y los grandes acuerdos políticos se quedarían en simple humo si no se desciende a la arena de los aspectos técnicos. El acuerdo con el que se cerró la cumbre del clima de París en 2015 fue un hito político global sin precedentes en la lucha contra el cambio climático. Pero ahora ha llegado la hora de avanzar en la letra pequeña de ese acuerdo de manera que se pueda aplicar a partir de 2020. En ese sentido, la cumbre de Bonn es un paso intermedio decisivo.
09 Nov 2017 | Ignacio Santa María | Soziable.es
La cumbre del clima que se desarrolla estos días en la ciudad alemana de Bonn, bajo la presidencia de Fiji, tiene un carácter más técnico que político y por ello despierta menos expectación (20.000 personas acreditadas frente a las 60.000 que se registraron en la de París). No obstante supone un buen test para evaluar el grado de compromiso de la partes, que deben avanzar en la elaboración un programa de trabajo común que haga posible que el Acuerdo de París se aplique.
Así lo ha reflejado en rueda de prensa la secretaria de Estado de Medio Ambiente del Mapama, María García: “El Acuerdo de París plasma un impulso político enorme, que marcó un antes y un después en la lucha contra el cambio climático. Y en lo que estamos trabajando ahora es en bajar del impulso político a la puesta en marcha. Y aquí Bonn es un paso importantísimo”.
El principal objetivo de esta cumbre es avanzar en el Programa de Trabajo del Acuerdo de París para que pueda ser cerrado y adoptado en la COP24 de Katowice (Polonia) en 2018. Este documento debe recoger las reglas de aplicación y ha de ser lo bastante concreto para que sea implementado en 2020, fecha clave en que expira el protocolo de Kyoto 2 e inicia su andadura el Acuerdo de París.
El Programa de Trabajo del Acuerdo de París debe estar totalmente perfilado en 2018
“En París acordamos los grandes objetivos pero ahora hay que cerrar la letra pequeña y que todos los países que lo han ratificado, que son 195, puedan estar en condiciones de aplicarlo, con sus contribuciones nacionales, con su mecanismo de transparencia, etc.”, ha explicado García, quien ha rematado: “Tenemos que ser capaces de rendir cuentas, de autoevaluarnos”.
Para poder monitorizar de un modo objetivo los avances de cada país en la reducción de emisiones de CO2 es fundamental lo que se ha dado en llamar diálogo facilitador o diálogo de Talanoa. Se trata de un mecanismo, que también debe estar completamente perfilado en 2018, por el que todos los países rendirán cuentas del grado de cumplimiento de sus compromisos a nivel nacional y que marcará dónde nos situamos en cada momento respecto al compromiso de los 2ºC, que es el límite del calentamiento desde la época preindustrial que en París se acordó no rebasar.
Sobre este diálogo facilitador, la secretaria de Estado de Medio Ambiente ha comentado: “Es preciso que en Bonn avancemos en el diseño de este mecanismo. Tener un mecanismo de revisión es sumamente importante para poder cumplir el acuerdo que se alcanzó en París de revisar los avances cada cinco años a partir de 2023. Es necesario que seamos capaces de dotarnos de un proceso sencillo, lo más eficiente posible, basado en información y calidad y que sea participativo e inclusivo”.
EEUU, presente en la cumbre
Y aunque sea una cumbre de carácter eminentemente técnico, Bonn puede servir para mantener la tensión política, sobre todo después del jarro de agua fría que supuso en junio el anuncio por parte de Donald Trump de que EEUU abandonaba el Acuerdo de París. Hay que recordar que este país es el segundo emisor mundial de CO2, con un 15% del total de las emisiones.
Preguntada por esta cuestión, García ha señalado que, pese al anuncio, lo cierto es que Washington no ha notificado oficialmente a la ONU su salida del acuerdo. “De hecho, hay una delegación estadounidense trabajando en Bonn que, según las noticias que nos llegan, está teniendo una actitud constructiva”, ha afirmado García.
Por otra parte, la responsable de Medio Ambiente ha subrayado que “el anuncio del presidente Trump generó una respuesta global sin precedentes de apoyo al Acuerdo de París y se ratificó el esfuerzo de todos y la convicción de que esto no es revisable, incluso por parte de agentes no gubernamentales de EEUU”.
"El anuncio del abandono de Trump generó una respuesta global sin precedentes de apoyo al Acuerdo de París"
Mantener el pulso político es importante en esta cumbre, a juicio de García, y que no se reabran debates que ya quedaron cerrados, como por ejemplo el de la doble vara de medir para países desarrollados y países en desarrollo. “Todos los países deben estar implicados en la lucha contra el cambio climático, todos tienen que hacer una contribución nacional a la reducción de emisiones, cada uno según sus capacidades”, ha zanjado la secretaria de Estado.
Pero Bonn también será importante para avanzar en hojas de ruta como la Agenda de Fiji para las poblaciones más vulnerables, aquellas que podrían incluso desaparecer en cuestión de decenios por efecto del cambio climático. Esta agenda incluye un plan de acción de género, una plataforma de comunidades indígenas y un capítulo de protección de los océanos. Además se espera la consolidación de la Agenda de Acción Global sobre Cambio Climático, donde se visualizan los esfuerzos de todos los actores: gobiernos, sector privado y sociedad civil.
Cómo llegan la UE y España a la cumbre
“La UE ha desempeñado un papel de liderazgo en la lucha contra el cambio climático desde el principio”, ha destacado la secretaria de Estado de Medio Ambiente, María García, quien ha recordado también que Europa continúa siendo el principal financiador, como refleja el dato de que en 2016 la aportación de la UE en esta materia alcanzó los 20.000 millones de euros. Según García, la UE llega además a la COP23 “con un marco regulatorio muy avanzado”.
En cuanto a España, la responsable de Medio Ambiente ha afirmado que llega a la cumbre de Bonn “con los deberes hechos”. García ha anunciado, en este sentido, que “estamos trabajando ya en el borrador de Ley de Cambio Climático y Transición Energética para tenerlo listo el primer trimestre de 2018”. Además, en cuanto al protocolo de Kyoto 2, “hemos logrado un descenso de emisiones en 2016 del 3,5 % respecto al año anterior, por lo que estamos en la senda del cumplimiento y un reciente informe de la Agencia de Medio Ambiente de la UE así lo recoge”.
La financiación pública de España a la lucha contra el cambio climático ha sido en 2016 de 595 millones de euros, lo cual supone un incremento significativo con respeto a la cifra de 2015 que era de 466 millones. La financiación pública climática movilizada entre 2012 y 2016 ha sido de 1.995 millones. Estos datos hacen decir a la secretaria de Medio Ambiente que “nos acercamos al compromiso adquirido por el presidente del Gobierno en la cumbre de París de movilizar 900 millones anuales a partir de 2020”.
En la cumbre de París, los países desarrollados se comprometieron a movilizar en la lucha contra el cambio climático 100.000 millones de dólares anuales a partir de 2020, una cifra que engloba tanto financiación pública como privada.
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