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Una 'start up' social permite sustituir los artículos de plástico de uso cotidiano

Este cepillo puede cambiar el mundo

Pequeños hábitos cotidianos practicados por mucha gente, como usar cepillos, pajitas o botellas de material biodegradable, son los que van a propiciar el cambio hacia un mundo más sostenible. Es la filosofía que ha dado origen a Todarus, una ‘start up’ española que fabrica productos con bioplásticos y plástico recogido del océano y reciclado.

Millones de toneladas de residuos plásticos llegan cada año a los mares y océanos. Tardan entre 200 y 500 años en desaparecer y se convierten en fragmentos tan pequeños que son consumidos por la fauna marina y en última instancia por el ser humano. Greenpeace estima que puede haber entre 5 y 50 billones de fragmentos flotando en los mares (sin contar con los que se depositan en los fondos). Si no damos un giro radical a la situación, en 2050 habrá más plástico en las aguas marinas que peces.

Todarus ofrece productos alternativos y sostenibles a los artículos de plástico que se utilizan en el día a día

Conscientes de la magnitud del problema, Fernando Cervigón y Sara Cobos han dado vida a Todarus, una ‘start up’ que produce artículos de uso diario a partir de bioplásticos, un material pionero y biodegradable y, por otra parte, recoge residuos plásticos del mar para reciclarlos y elaborar nuevos productos.

Cervigón explica esta doble actividad: “El 96 por ciento de los plásticos que se han producido desde los años 50 hasta ahora sigue existiendo. Desde Todarus, por una parte, damos una nueva vida a ese plástico que está en los mares para que no se quede contaminando los ecosistemas y, por otra parte, evitamos que se siga produciendo más plástico y siga aumentando el problema, para lo cual fabricamos productos a partir de bioplásticos”.  

De momento, se han centrado en tres artículos: cepillos de dientes, pajitas y un modelo de botella ecológica de duración ilimitada. Todos ellos se pueden adquirir en su tienda on line. “Los tres productos que hemos elegido son precisamente aquellos que más contaminaban los mares”.

En el caso de las pajitas de plástico, se calcula que el consumo mundial es de 1.000 millones de unidades al día. Solo en la UE se desechan 36.400 millones de pajitas y se ha comprobado cómo causan estragos en algunas especies como las tortugas marinas. Precisamente por ello, las pajitas biodegradables de Todarus estás decoradas con la imagen de este reptil. El propio logotipo de la empresa representa una tortuga en cuyo caparazón se dibuja el anillo triangular del reciclaje.

Sara Cobos y Fernando Cervigón, fundadores de Todarus y Trees4Humanity

Sucedió en Indonesia   

El emprendimiento y el compromiso social y medioambiental han sido una constante en la vida de Fernando Cervigón desde sus años de universidad. A la edad de 23 fundó, junto a Sara Cobos, Trees4Humanity, una ONG dedicada a la reforestación. “Estuve conviviendo con tribus aisladas del Amazonas y allí tomé conciencia del drama de la deforestación. Fundé la ONG para canalizar fondos de las empresas hacia proyectos de reforestación”. Actuaron en el Amazonas, en Galicia después de una ola de incendios forestales y, finalmente, viajaron a la isla de Borneo (Indonesia) para llevar a cabo un proyecto para la preservación del orangután.

La empresa va a establecer equipos de trabajo con comunidades locales de Indonesia para promover el trabajo digno

“En Indonesia pudimos comprobar de primera mano la magnitud del problema de los plásticos. Veíamos mareas de plástico que llegaban de ciudades grandes como Yakarta y cubrían amplias zonas de Papúa, del triángulo de coral donde está el epicentro de la fauna marina a nivel mundial”, recuerda el confundador de Todarus.    

Con una población de 265 millones de personas, Indonesia vierte cada año ocho millones de residuos al mar. No existen sistemas de agua corriente potabilizada y toda esa población bebe en pequeños vasos de plástico que adquiere en los comercios. “Todas esas personas consumen siete vasitos al día que acaban en el mar”, explica Cervigón. El impacto con esta realidad fue lo que inspiró la creación de Todarus.

Precisamente en Indonesia, la empresa va a establecer equipos de trabajo con comunidades locales. El objetivo es darles un trabajo digno y ofrecerles la infraestructura para que lleven a cabo la recogida de plásticos que se acumulan en algunas de las reservas de la biosfera más importantes del mundo. Después ese plástico se tratará en la fábrica de procesado financiada por Todarus, de donde saldrá el material para crear los nuevos productos que la startup social pondrá a la venta en su página web.

Compra anticipada

La ‘start up’ ya está estudiando la incorporación de nuevos productos de uso cotidiano a su oferta como bastoncillos o bolsas de plástico, dos productos que pronto serán prohibidos en la UE. Para no depender de accionistas o inversores, Todarus propone a sus clientes un sistema de compra anticipada, por el que el consumidor adquiere el producto antes de que se fabrique.

El cliente puede elegir entre destinar el dinero de su compra a reforestar o a reciclar plástico del mar

“La compra anticipada -comenta el cofundador de la empresa- es un concepto que cada vez se está extendiendo más y lo hemos visto muy ligado a todas estas plataformas de crowdfunding”. Cada compra no solo sirve para cubrir el coste de la fabricación sino también para financiar proyectos medioambientales. De hecho, en el momento de hacer el pago, el cliente puede elegir entre plantar un árbol o reciclar un kilo de plástico del mar, proyectos que llevan a cabo desde la ONG Trees4Humanity a la que se destina el 100 por cien de los beneficios.

Cervigón es un convencido del poder de los consumidores para cambiar las cosas: “Todas las personas toman un montón de pequeñas decisiones cada día; es la suma de todas esas pequeñas decisiones lo que puede cambiar las cosas”. Además cree que las pymes, y no solo las grandes empresas, tienen capacidad para avanzar en la transformación hacia un mundo más sostenible. “Eso lo tenemos muy claro: no es necesario ser una empresa grande para cambiar las cosas; se pueden cambiar desde abajo e incluso diría que se pueden cambiar mejor desde abajo”, destaca el joven emprendedor social.