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Crisis mundial de la educación

El 70% de los niños de diez años en países con bajos ingresos se encuentran en situación de pobreza educativa

El informe ‘The State of Global Learning Poverty: 2022 Update’ señala que, debido a la pandemia de la COVID-19, los cierres de escuelas prolongados, la escasa eficacia de las medidas de mitigación y las alteraciones en los ingresos de los hogares tuvieron un gran impacto en la pobreza educativa, que se incrementó en un tercio en países de rentas bajas y medias.

Antes de la COVID-19, la crisis mundial de la educación era más profunda de lo que se pensaba.
Antes de la COVID-19, la crisis mundial de la educación era más profunda de lo que se pensaba.

Como resultado de la peor crisis mundial de la educación de la que se tenga registro en la historia, la pobreza educativa se incrementó en un tercio en los países de ingresos bajos y medios, donde se estima que el 70 % de los niños de diez años no pueden comprender un texto simple, según se detalla en un nuevo informe publicado por el Banco Mundial, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), el Ministerio de Relaciones Exteriores, del Commonwealth y de Desarrollo (FCDO) del Reino Unido, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Fundación Bill y Melinda Gates.

Esta tasa era del 57 % antes de la pandemia, pero la crisis educativa se ha profundizado. La presente generación de estudiantes se arriesga a perder 21 mil millones de dólares (en valor actual) de ingresos potenciales a lo largo de la vida, o el equivalente al 17 % del PIB mundial de hoy en día, en comparación con los 17 millones estimados en 2021.

Según el informe 'The State of Global Learning Poverty: 2022 Update' ('La situación de la pobreza de aprendizajes mundial: Actualización de 2022'), el mayor impacto en la pobreza educativa se produce en América Latina y el Caribe. "El 80 % de los niños en edad de terminar la escuela primaria no pueden comprender un texto simple, cifra superior a la tasa de alrededor del 50 % registrada antes de la pandemia.", señala.

El siguiente aumento más importante se registró en Asia meridional, donde las proyecciones indican que el 78 % de los niños carece del nivel mínimo de alfabetización; la tasa era del 60 % antes de la pandemia. Los nuevos datos que miden los niveles de aprendizaje reales de los niños en los sistemas de las escuelas reabiertas en todo el mundo confirman las predicciones de grandes pérdidas de aprendizaje.

En África subsahariana, los aumentos de la pobreza educativa fueron menores, ya que los cierres de las escuelas en esta región duraron por lo general solo unos pocos meses, pero dicha pobreza llega ahora a un nivel extremadamente alto del 89 %.

La crisis era más profunda de lo que se pensaba antes de la pandemia

En el informe se señala también que, incluso antes de la COVID-19, la crisis mundial de la educación era más profunda de lo que se pensaba previamente. La tasa promedio mundial de pobreza educativa antes de la pandemia, que se estimó en 53 % para 2015, era aún mayor, ya que los datos actualizados y revisados revelaron que el 57 % de los niños de 10 años de los países de ingreso bajo y mediano no podían leer y comprender un texto simple.

El estudio sostiene asimismo que la pobreza educativa se ha mantenido estancada en este período en ciertas regiones, como América Latina y el Caribe y África subsahariana, para las que existen datos temporalmente comparables. Este punto pone de manifiesto que volver a la situación previa a la COVID-19 no asegura el futuro de los niños del mundo. Según apunta, se necesita una rotunda recuperación y aceleración del aprendizaje.

Existe cada vez más evidencia de que los niños provenientes de niveles socioeconómicos más bajos y otros grupos desfavorecidos están sufriendo mayores pérdidas de aprendizaje. Los niños con una alfabetización básica más frágil antes de los cierres de las escuelas tienen más probabilidades de haber sufrido pérdidas de aprendizaje más significativas. "Si los niños no tienen habilidades fundacionales sólidas, es poco probable que adquieran las aptitudes técnicas y de nivel superior necesarias para prosperar en mercados laborales cada vez más exigentes y en sociedades cada día más complejas", indica el estudio.

Es necesario un compromiso político y social

El informe hace hincapié en que la recuperación y aceleración de la educación requieren de un compromiso político sostenido a nivel nacional, compartido por todos los miembros de la sociedad. Para revertir la tendencia de esta crisis, señala que se precisarán coaliciones nacionales para promover la recuperación de los niveles educativos.

Estas coaliciones deberán incluir a las familias, los educadores, la sociedad civil, la comunidad empresarial y todos los ministerios (no solo el Ministerio de Educación). El compromiso debe traducirse en medidas concretas, con una mejor evaluación del aprendizaje para subsanar la enorme carencia de datos, establecer objetivos claros de los avances y elaborar planes basados en pruebas para la recuperación y aceleración del aprendizaje.

El marco RAPID, elaborado por el Bando Mundial junto al resto de entidades que han elaborado el estudio ‘The State of Global Learning Poverty’, proporciona un conjunto de intervenciones basadas en evidencias que los sistemas educativos pueden implementar para ayudar a los niños a recuperar el aprendizaje perdido y acelerar el progreso a largo plazo.

En este sentido, dicho marco insta a los gobiernos a tomar una serie de medidas: realizar evaluaciones regulares de los niveles de aprendizaje; acercarse a todos los niños y mantenerlos en la escuela; priorizar la enseñanza de los conocimientos básicos; Incrementar la eficiencia de la instrucción, por ejemplo, mediante programas de aprendizaje de recuperación; y desarrollar la salud y el bienestar psicosociales.

Estas intervenciones deben implementarse como parte de un programa de recuperación del aprendizaje a nivel nacional que también sirva como un impulso para el desarrollo de sistemas educativos más eficaces, equitativos y resilientes. Para lograr un cambio amplio y sostenido, el programa deberá ir acompañado del fortalecimiento del sistema, algo muy necesario. Esto es fundamental para cerrar las brechas de aprendizaje tanto como sea posible para 2030, con el fin de garantizar que todos los niños y jóvenes tengan la posibilidad de forjar el futuro brillante que se merecen.