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Jason Sinclair, dircom en Europa de la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA)

"Volar no es malo, se puede hacer de forma sostenible"

El sector del transporte aéreo enfrenta una crisis reputacional porque está en cuestión su impacto ambiental. "Nos ha faltado comunicar, explicar mejor", admite el responsable de Comunicación para Europa de la Asociación Internaciona del Transporte Aéreo (IATA), Jason Sinclair.

Jason Sinclair (Foto: ISP).
Jason Sinclair (Foto: ISP).

Lleva 15 años residiendo en España y su uso del idioma es excelente, aunque no ha perdido el acento de Wisconsin (EEUU), como tampoco ha perdido la jovialidad y una sonrisa que no se borra ni ante las preguntas más incómodas. Reconoce que gestos como el de Greta Thunberg desplazándose las cumbres climáticas en velero y en catamarán para evitar el uso del avión han tenido impacto en el mercado pero no concibe un mundo sin aviación: "Veo cómo ha mejorado el mundo en los últimos 100 años gracias a ella. Y ahora vamos a lograr ser completamente sostenibles".

¿La negativa de Greta Thunberg de volar en avión para combatir el cambio climático está teniendo impacto en el mercado aéreo?

Nos ha hecho reflexionar sobre qué estamos haciendo y cómo lo estamos contando. Ser sostenibles es una de las prioridades de nuestra industria y en vez decirlo, miramos a los hechos: hace 10 años fuimos el primer sector en levantar la mano y decir: “Necesitamos un sistema para reducir nuestra huella de carbono y compensar nuestras emisiones, que son globales, porque nuestra industria es global”. Este sistema ya está en marcha y se llama 'Corsia'.

"El combustible sostenible es posible en la aviación pero necesita el mismo apoyo que han recibido las energías renovables" 

¿Cree que el sector aéreo está pagando con una pérdida de reputación un tanto sobredimensionada?

Nosotros somos responsables de que emitimos el 2 por ciento de CO2 en el mundo. Hay gente que emite más, pero somos conscientes que tenemos que reducir este porcentaje. No obstante, me llama mucho la atención que, cuando digo a la gente que nuestro sector solo es reponsable de 2 por ciento de las emisiones de CO2, nadie lo crea. Y eso que no son datos de IATA sino de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) es un organismo especializado de la ONU.

¿Pero es posible que hayan cometido algún error?

Me hace pensar que a nosotros nos ha faltado comunicar, explicar mejor. Tenemos que transmitir a la gente es que no es malo volar, que se puede volar de forma sostenible y estar bien informada. IATA compensa todo el CO2 que es posible.

¿Qué puede hacer el sector para reducir CO2 a corto-medio plazo?

Si hablamos de cosas que se pueden hacer hoy, yo diría que seguir avanzando en combustible sostenible y tecnología eficiente. La industria aérea tiene varias opciones: invertir en equipos más modernos y eficientes posibles en nuestras aeronaves y, hasta cierto punto, aunque es muy reducido, ahorrar en combustible. Las emisiones por pasajero se han reducido un 50 por ciento desde 1999.

Pero el porcentaje de combustible sostenible es todavía muy irrelevante…

Ahora supone solo en un 0,1 por ciento. Creemos que, a partir del 2 por ciento habría un mercado real para este tipo de combustible, pero necesitamos el apoyo de los gobiernos y de las empresas petroleras. Pienso en los estímulos que ha habido por ejemplo para crear un mercado real de energías limpias y renovables. Para mí es un modelo que se puede imitar para el mercado de combustible sostenible, porque las aerolíneas no podemos hacerlo solas.

¿Qué pueden hacer las petroleras?

Las empresas petroleras también se pueden implicar: tienen el capital, el conocimiento y equipos humanos para ayudarnos en esta transición energética hacia la sostenibilidad.

"El espacio aéreo europeo es una cuestión de voluntad política y con él podríamos reducir un 10 por ciento el CO2 que emiten los aviones"

¿Y los políticos cómo pueden facilitar esta reducción de emisiones?

En Europa tenemos un espacio aéreo muy fragmentado y muy poco eficiente por las decisiones políticas de los distintos estados y por la propia geografía. En Estados Unidos hay un solo operador y las rutas que se hacen son en línea recta casi siempre. En cambio, en el cielo europeo hay fronteras. Hay que ir pasando de país a país, los viajeros tienen que soportar viajes más largos y el gasto de combustible es mucho mayor. Arreglar el espacio aéreo europeo es una cuestión de voluntad política y se puede hacer porque ya tenemos un modelo. Solo con eso podríamos reducir un 10 por ciento el CO2, que es bastante.

¿Qué más pedís a los gobiernos y a las instituciones europeas?

Una decisión como el “espacio único europeo” para mí es de cajón. Por otro lado, siempre queremos que la normativa, regulaciones… sean globales porque competimos en todas partes: cada operador está compitiendo con aerolíneas de cientos de países cada día.

Estamos viendo ahora es que una de las grandes soluciones a la movilidad urbana y la contaminación viene de la mano de los llamados ‘taxis voladores’, drones eléctricos de transporte de personas. ¿La aviación eléctrica podría ser una solución?

La energía eléctrica me gusta mucho personalmente pero hoy por hoy la veo para distancias cortas en aviones pequeños. Para el largo radio no funciona de momento y mi impresión es que en grandes distancias no vamos a ver esto en el corto plazo. Lo bueno de la historia es que cada día pasan cosas que eran imposibles ayer pero un avión eléctrico que transporte a 500 pasajeros a lo largo del Atlántico no está inventado.   

¿Es usted optimista respecto a la aviación sostenible?

Los ciudadanos están muy interesados en invertir en combustible sostenible para los aviones. Nosotros queremos llegar a eso, es nuestro gran reto. Para mí la aviación es algo que me llena de optimismo porque veo cómo ha mejorado el mundo en los últimos 100 años gracias a ella. Y el reto de este siglo es ser completamente sostenibles y creo que lo vamos a lograr.