Es uno de los proyectos seleccionados por ESA en su semana temática sobre el Día Mundial del Agua

SMOS, el vigilante del espacio que mide el agua de la Tierra y confirma el cambio climático

Lleva casi 10 años en órbita midiendo la humedad del suelo y la salinidad de los océanos. La misión SMOS, de la Agencia Espacial Europea (ESA) es un testigo privilegiado de los fenómenos que afectan al agua en el planeta azul y ha confirmado que el cambio climático avanza. Hablamos con Jorge Fauste, jefe de operaciones del instrumento a bordo del satélite.

Representación artística del satélite SMOS orbitando la Tierra. (Imagen: ESA)

19 Mar 2019 | Ignacio Santa María | Soziable.es

Tras cerca de 10 años de misión, la información aportada por el satélite Soil Moisture and Ocean Salinity (SMOS) no deja lugar a dudas: el cambio climático avanza y sus efectos cada vez se dejan sentir más. En combinación con otros satélites, SMOS ha ayudado a confirmar cómo la capa de hielo de los polos se ha reducido o que la desertización ha avanzado en muchas zonas del planeta.   

Con motivo del Día Mundial del Agua, la ESA organiza ‘Water Days’, una semana temática en la que quiere dar a conocer aquellos proyectos que guardan relación con este elemento necesario para la vida. En este contexto, la agencia europea ha querido destacar las misiones Mars Express y Juice, de exploración de Marte y Júpiter respectivamente, así como la labor del satélite SMOS dedicado a estudiar el agua en nuestro planeta.        

El instrumento tecnológico que SMOS lleva a bordo, de nombre MIRAS, es capaz medir la humedad del suelo y la salinidad de los océanos. Para esta labor fue puesto en órbita por la ESA en 2009, con la idea inicial de durar cinco años, pero se ha revelado tan eficaz que su vida útil se ha prolongado en dos ocasiones y, de momento, se extenderá hasta 2021.

Jorge Fauste: "En combinación con el satélite Cryosat, SMOS ha podido observar claramente cómo la capa de hielo de los polos se ha reducido a lo largo de los últimos años"

La grata sorpresa que han dado SMOS y MIRAS es que, además de medir la humedad en los continentes y la salinidad de los océanos, han resultado también muy útiles para monitorizar otros parámetros que determinan la salud del planeta. Así lo explica a Soziable.es Jorge Fauste, jefe de operaciones de MIRAS: “En combinación con otros satélites, SMOS ha servido también para medir la cantidad de hielo en los casquetes polares, hacer el seguimiento y la previsión de la velocidad de huracanes, detectar el movimiento de bancos de peces, así como monitorizar la deforestación y los cambios de vegetación en el planeta”.

La misión SMOS forma parte del programa ‘Planeta Viviente’, uno de los más ambiciosos de la ESA ya que supone un 30 por ciento de su presupuesto. La agencia puso en marcha hace muchos años este programa para ofrecer servicios meteorológicos (los célebres satélites Meteosat forman parte de él), y observar diversas variables atmosféricas o terrestres. ‘Planeta Viviente’ también incluye la familia de satélites Copérnico, que sirve para observar ciertas variables como la evolución de la contaminación, las medidas de la capa de hielo, incendios forestales o cualquier tipo de desastres”, destaca Fauste.

La energía que desprende la Tierra

¿Cómo se las arregla el satélite SMOS para calcular la humedad y la salinidad? Para eso necesita a MIRAS, el radiómetro interferométrico que lleva a bordo, un instrumento desarrollado por la industria española, dotado de 72 antenas que reciben y miden la cantidad de energía emitida por la Tierra en una banda particular de microondas llamada banda L. "A partir de ahí, y a través de un procesado muy complejo de datos, podemos trazar mapas de la salinidad del mar y de la humedad del suelo”, indica el jefe de operaciones de este instrumento.

Las aplicaciones prácticas de la información recabada por SMOS son muy numerosas: se están usando en la predicción meteorológica a medio plazo, en la monitorización de sequías y en la prevención de incendios (por ejemplo, si se detecta que la humedad del suelo es muy baja), así como para vigilar  fenómenos como ‘El Niño’, que tantos estragos causa en el área tropical.

El satélite y su instrumento están aportando mucho más de lo que se esperaba de ellos. “Si un satélite está en buen estado y si la ciencia que está aportando es útil y fiable normalmente se decide prolongar su misión -comenta Fauste-, y en este caso ambas cosas son excelentes”. De momento trabajará dos años más y se podría aprobar otra extensión de  la misión hasta 2024. “Su vida útil depende de MIRAS: el día que este instrumento falle su vida útil se acabará y terminará la misión”, detalla el jefe de Operaciones del citado radiómetro, quien admite que, en segundo lugar le preocupan la vida de las baterías y las reservas de combustible, aunque estas podrían durar décadas sin consumirse.

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