Según el estudio ‘State of Finance for Nature’

Alcanzar los objetivos climáticos requerirá multiplicar por cuatro la inversión anual en soluciones basadas en la naturaleza

Los agentes públicos y privados deberán invertir cada año, hasta 2050, un montante global de 536.000 millones de dólares. Una cantidad necesaria para cumplir con los objetivos futuros de clima, biodiversidad y degradación de la tierra, tal y como pone de manifiesto un informe publicado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Foro Económico Mundial y la Iniciativa sobre la Economía de la Degradación de la Tierra (ELD).

La inversión acumulada alcanzaría en 2050 los 8,4 billones de dólares

08 Jul 2021 | Nat Carrasco | Soziable.es

El estudio ‘State of Finance for Nature’ estima que, de conseguir cumplir con estos objetivos, la inversión acumulada en esta materia alcanzará, en 2050, los 8,4 billones de dólares.

El objetivo del informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el Foro Económico Mundial y la Iniciativa sobre la Economía de la Degradación de la Tierra (ELD) es brindar información actualizada sobre las finanzas del sector público y privado que se canalizan a actividades y activos que pueden ser considerados soluciones basadas en la naturaleza y presentar estimaciones de las necesidades futuras.

En concreto, arranca estableciendo una definición clara de lo que son las soluciones basadas en la naturaleza: “acciones para proteger, gestionar de manera sostenible y restaurar ecosistemas naturales o modificados, que abordan los desafíos sociales de manera eficaz y adaptativa, proporcionando simultáneamente beneficios para el bienestar humano y la biodiversidad”.

Y el objetivo de estas, como no podía ser de otro modo, es el de “apoyar el logro de los objetivos de desarrollo de la sociedad y salvaguardar el bienestar humano de manera que reflejen los valores culturales y sociales y mejoren la resiliencia de los ecosistemas, su capacidad de renovación y la prestación de servicios”.

Además, los autores aluden a estas soluciones desde el punto de vista de la inversión y afirman que, en este caso, se trata de un flujo financiero que contribuye positivamente a financiar actividades o activos relacionados con la naturaleza.

El informe también estima el capital que se está invirtiendo actualmente en soluciones basadas en la naturaleza, tanto por parte del sector público como del privado.

Superioridad del sector público

La financiación desde el sector público representa el 86% del total y asciende a 133 mil millones de dólares anuales. Y, en concreto, unos 53 millones de dólares se invierten en la protección, rehabilitación y restauración de la biodiversidad y el paisaje, incluyendo la protección de la biosfera, la restauración del paisaje forestal, la restauración del hábitat y los corredores verdes.

La agricultura, la silvicultura y la pesca, por su parte, reciben una financiación de hasta 23 mil millones de dólares anuales en cuestiones como la agricultura regenerativa y de sombra o las cadenas de suministro de agricultura sostenible; la conservación de bosques y el almacenamiento natural de carbón; y la pesca sostenible y la acuicultura.

Otros 17 mil millones se destinan a actividades relevantes en subsectores que incluyen agua y recursos hídricos, conservación y manejo de tierras, etc.; 11 mil millones más, a la reducción de la contaminación y la gestión de aguas residuales; y otros ocho mil millones financian actividades de apoyo a las políticas ambientales.

Por países, Estados Unidos, con 36 mil millones de dólares anuales, y China, con 31 mil millones, son las principales economías inversoras en este ámbito, seguidas por otras como Japón, que destina nueve mil millones, y Alemania y Australia, que invierten cinco mil millones de dólares cada año.

Categorías de inversión del sector privado

En cuanto al sector privado, este aporta el 14% de la financiación total de las soluciones basadas en la naturaleza, lo que suponen 18 mil millones de dólares anuales.

El montante total se distribuye, según el documento, en diferentes categorías de inversión: cadena de suministro sostenible (siete mil millones de dólares); compensaciones de biodiversidad (cinco mil millones de dólares); inversiones de impacto de capital privado (tres mil millones de dólares); ONG conservacionistas (dos mil millones de dólares); filantropía (308 millones de dólares); mercados de carbono voluntarios (221 millones de dólares); financiación privada canalizada a través de bancos multilaterales de desarrollo y cooperación bilateral (542 millones de dólares); y pago por servicios ecosistémicos y de comercio de agua (51 millones de dólares).

Necesidades futuras

Considerando que la inversión actual en soluciones basadas en la naturaleza es, a todas luces, insuficiente, el estudio también calcula cuál será el capital necesario para cumplir con los objetivos futuros de clima, biodiversidad y degradación de la tierra.

Para ello, señala que los actores públicos y privados deberán aumentar sus inversiones anuales al menos cuatro veces durante las próximas tres décadas. Es decir, para 2050, las necesidades totales de inversión ascenderán a 8,4 billones de dólares de forma acumulada, alcanzando más de 536.000 millones de dólares al año.

Y apunta, además, que estas estimaciones están basadas en un escenario de acción inmediata, en el que se supone que la comunidad mundial actuará ya para detener los efectos del cambio climático y mantenerlo en 2 grados por encima de los niveles preindustriales; para revertir la pérdida y estabilizar la integridad de la biodiversidad para 2050 a los niveles actuales; y para detener la degradación de la tierra.

Oportunidades

Por otra parte, el trabajo enumera una serie de oportunidades procedentes tanto del sector público como del privado que podrían incrementar las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza y alcanzar las necesidades de capital estimadas para cumplir con los objetivos climáticos previstos,

Es precisamente el sector público el que, según los autores, juega un papel clave en la creación de oportunidades para la inversión privada en soluciones basadas en la naturaleza y en el aumento de la propia inversión. En este sentido, las principales barreras para avanzar en esta inversión son la falta de ingresos en muchos de los proyectos actuales, de una regulación coherente y de mecanismos de financiación adecuados.

En este sentido, una oportunidad sería que existiesen estimaciones más precisas del valor de los beneficios de las inversiones en soluciones basadas en la naturaleza, lo que facilitaría la toma de decisiones de inversión por parte del sector público. Para ello, los gobiernos podrían trabajar con académicos, el sector privado y ONG para desarrollar las metodologías de tasación más adecuadas.

También califica de oportunidad la posibilidad de dar soporte a las soluciones basadas en la naturaleza a través de políticas y regulaciones, introduciendo, por ejemplo, planes de estímulo e incentivos de mercado para invertir en este tipo de medidas y reformar las políticas que tienen un impacto negativo en la naturaleza, el clima y la degradación de la tierra.

Además, el PNUMA, el Foro Económico Mundial y la ELD sugieren emplear instrumentos financieros para eliminar el riesgo de la inversión en soluciones basadas en la naturaleza. Y, en este sentido, subrayan que los gobiernos pueden actuar como inversores fundamentales y proporcionar capital catalizador para fondos y proyectos, con acciones como el apoyo a financiación basada en bonos verdes o de conservación, la expansión del mercado de bonos de resiliencia o la concesión de facilidades crediticias para la restauración del hábitat y la mejora de la calidad del agua, entre otras.

Y en cuanto al sector privado, resaltan que las soluciones basadas en la naturaleza pueden ser atractivas ya que permiten acceder a nuevas fuentes de ingresos, incrementan la resiliencia de las actividades comerciales, reducen los costes y contribuyen a la reputación y el propósito. Además, los agentes de este sector privado pueden actuar como inversores, desarrolladores, creadores de infraestructuras de mercados, clientes y beneficiarios. En esta área, el estudio afirma que, gracias a las soluciones basadas en la naturaleza, desde las organizaciones se pueden generar servicios de mitigación de riesgos y, en el caso de las instituciones financieras, pueden ofrecer productos financieros positivos para la naturaleza.

Recomendaciones

Como cierre, el trabajo realiza una serie de sugerencias para incrementar la financiación y avanzar en el establecimiento y el empleo de soluciones basadas en la naturaleza.

En primer lugar, propone alinear la recuperación económica post COVID-19 con el Acuerdo de París para ser consistente con un calentamiento de 1,5° C por encima de los niveles preindustriales y tratar de detener y revertir la pérdida de biodiversidad.

También recomienda aprovechar el potencial de los mercados de carbono, con estándares ambientales y sociales sólidos y una distribución justa y equitativa de los beneficios. En este caso, recuerda que, en la actualidad, existe un creciente interés por parte de las empresas de este sector en comprometerse con objetivos de ‘cero emisiones netas’ y en utilizar una variedad de medidas de mitigación y compensación para lograr dichas metas.

Trabajar de forma cohesionada para crear métricas estándar, líneas de base y características comunes para las soluciones basadas en la naturaleza y facilitar, de este modo, la creación de una nueva clase de activos es otra de las propuestas recogidas en el estudio.

Asimismo, este sugiere establecer estándares mínimos para lo que pueden considerarse inversiones sostenibles. En este apartado, en concreto, los autores valoran muy positivamente los esfuerzos regulatorios, la Taxonomía de Finanzas Sostenibles de la Unión Europea, los estándares de la industria y los desarrollados por la Iniciativa de Bonos Climáticos, entre otros.

Y, finalmente, el texto apunta a la necesidad de incrementar el número de proyectos y negocios comercialmente viables que incorporen soluciones basadas en la naturaleza en su modelo de negocio a través de apoyo técnico e incentivos económicos y regulatorios; aumentar la disponibilidad de financiación en condiciones favorables para acelerar la transición hacia una agricultura, silvicultura y otras formas de soluciones basadas en la naturaleza que sean sostenibles; y liberar capital de inversión institucional para la agricultura, la silvicultura y otras formas de soluciones basadas en la naturaleza que tienen flujos de ingresos claros y predecibles.

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