Según un estudio de Forética
El ‘stewardship’, elemento esencial para impulsar la sostenibilidad dentro de la estrategia corporativa
La responsabilidad fiduciaria, o ‘stewardship’, se ha convertido en un factor esencial en la acción empresarial y es, además, una de las claves para dar un nuevo impulso a la agenda de la sostenibilidad en las compañías. Así lo pone de manifiesto un estudio elaborado por el Clúster de Transparencia, Buen Gobierno e Integridad de Forética.
18 Ago 2021 | Nat Carrasco | Soziable.es
En concreto, el informe ‘La era del stewardship. Incrementando la presión en la custodia ESG’ analiza las tendencias en materia de integración de exigencias ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo (ASG) en toda la cadena de valor y subraya, precisamente, la importancia del ‘stewardship’ en este ámbito para lograr un mejor desempeño financiero.
Y lo hace incidiendo en cinco cuestiones clave: la gestión de los aspectos sociales y ambientales, con foco en la acción climática; la integración de la debida diligencia en materia de derechos humanos; el rediseño de las cadenas de valor; la disrupción tecnológica; y la mayor presión regulatoria unida a un mayor grado de activismo inversor respecto al desempeño ASG.
Descarbonización
En relación a la gestión de los asuntos de índole ambiental, el estudio alude a la agenda de descarbonización de las organizaciones y subraya que, por cada tonelada de emisiones directas en que incurre una compañía, está induciendo otras cuatro a lo largo de su cadena de valor.
También recuerda que la economía global deberá reducir sus emisiones entre el 9% y el 15% anualmente hasta 2050 para alcanzar los objetivos del Acuerdo de París. Y con este objetivo, precisamente, más de 1.445 grandes empresas de todo el mundo ya han establecido, en los últimos cinco años, objetivos ambiciosos en esta materia.
Sin embargo, estos grandes propósitos han sido recibidos con cierto escepticismo por parte de organizaciones ambientalistas y por los analistas ASG. Justificado, en cierto modo, debido a que alrededor del 66% de estas compañías que han anunciado objetivos agresivos de reducción de emisiones ha incumplido sus propios compromisos.
El estudio, en este sentido, explica este incumplimiento aludiendo al desequilibrio entre la regulación actual vigente y la capacidad de las empresas para cumplir las expectativas, algo que podría incrementar la ‘beligerancia climática’ desde el punto de vista del inversor y del regulador, una beligerancia que ha redundado en un incremento del precio del CO2 hasta un 500% en los últimos años
Derechos humanos
Sobre la responsabilidad corporativa en materia de derechos humanos, hacia cuyo cumplimiento debe apuntar la debida diligencia, Forética indica que la probabilidad de experimentar vulneraciones en este terreno en la cadena de proveedores es muy alta teniendo en cuenta la estructura de la fuerza de trabajo a nivel global. En este sentido, destaca que, solo en este 2021, una de cada diez compañías se ha visto envuelta en una controversia en este ámbito.
Otro argumento que justificaría esta posibilidad de que se violen los derechos humanos es que el 80% de la fuerza laboral mundial se encuentra fuera de los países de la OCDE, un escenario en el cual las garantías laborales no son demasiado estrictas y donde dos tercios de los trabajadores operan en la economía sumergida.
Sin embargo, el informe señala que, en los próximos cinco años, el 86% de las organizaciones domiciliadas en países desarrollados estará sujeta a normativa específica en debida diligencia de derechos humanos. Por ello, gestionar los posibles incumplimientos en materia laboral y de derechos humanos será uno de los grandes elementos de la responsabilidad fiduciaria de las compañías.
Cadenas de valor
Rediseñar la cadena de valor es esencial para el cumplimiento corporativo de su responsabilidad fiduciaria. En este sentido, los autores del estudio sostienen que el incremento en la vulnerabilidad sistémica de la economía mundial ha convertido a las cadenas de aprovisionamiento en una fuente de riesgo de disrupción de la producción y de pérdida de reputación.
Y, al mismo tiempo, recalcan que el consecuente aumento de los shocks en materia ambiental, social y de buen gobierno convierte a los proveedores en un punto débil para la continuidad de los negocios, lo que ha derivado en un rediseño de cadenas de valor que ha venido acompañado de relocalizaciones o ‘repatriaciones’ de procesos productivos; mayores exigencias ASG en el ámbito de la gobernanza de la empresa; o búsqueda de soluciones colaborativas para resolver los retos del sector.
Tecnología y disrupción digital
La tecnología y la disrupción digital, según el estudio, pueden ser una fuente de oportunidades para la sostenibilidad y para la custodia de los aspectos ASG en sus cadenas de valor. Pero también podrían generar nuevos riesgos o agravar los pre-existentes.
En el caso de las oportunidades, la tecnología permitiría hacer más eficientes los procesos y proporcionaría soluciones sostenibles desde distintos ángulos, promoviendo una mayor accesibilidad a los productos y servicios a colectivos más vulnerables, mejorando la disponibilidad de información en tiempo real y permitiendo poner en los mercados soluciones de carácter sostenible.
En este sentido, el documento incide especialmente sobre el blockchain, al que califica como la gran promesa para los procesos de custodia de aspectos ASG en las cadenas de valor. Pero no es el único. Otros desarrollos como la accesibilidad bajo demanda, el internet de las cosas, las tecnologías al servicio del clima (como el ‘Carbon Capture and Storage’ - CCS) o enfocadas a la salud y la sostenibilidad, la biotecnología o aquellas tecnologías que reducen las brechas mediante, por ejemplo, las fintech, también aparecen como grandes esperanzas en este ámbito.
Sobre los riesgos derivados del desarrollo tecnológico, el trabajo apunta a un posible incremento de la brecha digital y, por lo tanto, de las desigualdades en esta materia, lo que supone, según el último Global Risk Report 2021, del Foro Económico Mundial, el quinto riesgo más significativo a corto plazo. También existen otros como el impacto ambiental de la tecnología; la devaluación del trabajo; la ciberseguridad y el riesgo de hacking; y el colapso por ciberterrorismo.
Presión regulatoria y activismo inversor
El trabajo incide, por último, en que la adopción de compromisos voluntarios y las implicaciones de desarrollos normativos en materia ASG pueden restringir significativamente el universo de inversión. A este respecto, recalca que, en una industria de gestión de activos cada vez más concentrada y en la que la gestión indexada sigue incrementando su cuota, el engagement y el activismo se han convertido en la herramienta más eficaz para dar cumplimiento a los mandatos de inversión en clave ASG.
Asimismo, califica a los inversores, sobre todo en un contexto de ‘stewardship’, de grandes agregadores de valor, ya que, debido al auge de la sostenibilidad en los mercados, estos no solo consideran cada vez más aspectos ASG (en sus agendas y en sus procesos de toma de decisiones), sino que, al mismo tiempo, exigen un mejor desempeño y transparencia a sus entidades participadas.
Y, en esta línea, destaca que los inversores pueden ejercer su capacidad de influencia para generar cambios en las políticas de sostenibilidad de las empresas. Y, para ello, tienen la opción de emplear cinco pasos para ejercer su labor de ‘stewardship’ y custodia de los activos: votación en las juntas de accionistas, engagement con las entidades participadas, presencia en los consejos de administración, litigios y campañas activistas.
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