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Hablan las víctimas de la exclusión

Historias reales que la Agenda 2030 debería cambiar

“No dejar a nadie atrás”. Este es el lema que sintentiza el espíritu de los ODS y la Agenda 2030 de desarrollo sostenible. El reto es pasar de las palabras a los hechos y que la agenda sirva para cambiar la vida de las personas a las que el modelo socioeconómico actual ha dejado en la cuneta. Javier, Inma, Annette y Teresa representan el rostro de la pobreza y la exclusión, un riesgo que afecta a uno de cada cuatro españoles.

Inmaculada Navarro, amenazada de desahucio.
Inmaculada Navarro, amenazada de desahucio.

“Hoy en día cualquiera de nosotros -¡cualquiera!- puede caer en situación de pobreza”. La manera en que Javier Pérez enfatiza la palabra “cualquiera” denota que para él mismo resultaba impensable llegar a ser un desterrado del mercado laboral. Javier mide bien las palabras que utiliza y se presenta a sí mismo como “desempleado” de larga duración. “No soy parado, esto quiero dejarlo muy claro”, dice en referencia a su intensa actividad como voluntario en la Red contra la Pobreza (en sus tres ámbitos: autonómico, estatal y europeo).

La plataforma Futuro en Común, formada por más de 50 organizaciones sociales, reclama que la Agenda 2030 ponga en el centro del desarrollo a las personas. Por eso en su informe ‘Una Agenda 2030 transformadora para las personas y el planeta’ ha incluido varios testimonios de hombres y mujeres con nombre y apellidos que sufren la pobreza, la violencia o la exclusión en su vida diaria.  En la semana en que una delegación encabezada por la alta comisionada para la Agenda 2030, Cristina Gallach; el ministro de Exteriores, Josep Borrell, y la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, defiende ante el Foro de Alto Nivel de Naciones Unidas su plan de acción para la implementación de esta agenda, el documento recuerda que una de cada cuatro personas en España está en riesgo de pobreza y exclusión social y que, debido a la precarización laboral, casi dos millones y medio de trabajadores, a pesar de tener un empleo, no llegan a cubrir sus necesidades básicas.

Javier Pérez: "Hoy en día cualquiera de nosotros puede caer en situación de pobreza"

Actualmente Javier percibe la renta activa de inserción, pero lamenta que, en algunas comunidades, este tipo de ayudas no alcanzan una cuantía suficiente como para que el receptor viva con dignidad. Además, según dice, acceder a ellas resulta casi imposible por culpa de la excesiva burocracia. “En muchos casos se ejerce violencia administrativa contra las personas que están en situación de pobreza y exclusión social y en vez de facilitar condiciones dignas lo que se hace es entorpecer el acceso a las ayudas”, denuncia.

Inmaculada Navarro padece una fractura en el sacro que le impide trabajar. Por ser víctima de violencia de género y tener dos hijos a su cargo, el Ayuntamiento de Madrid le concedió una vivenda de protección oficial, pero este alivio le duró poco. “Durante el mandato de Ana Botella, el ayuntamiento vendió estas viviendas a ‘fondos buitre’ sin avisarnos. Yo pagaba 87 euros de alquiler más 70 de comunidad y al vender mi casa a estos fondos empezaron a cobrarme 300 euros más. De repente me vi teniendo que afrontar una deuda que no puedo pagar y ahora nos quieren echar de casa”. 

A esta madre el derecho a una vivienda digna le parece “algo fundamental” y, para defenderlo, se ha sumado a la Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Parla. Cuando se le pregunta por la transformación social que persiguen los ODS y la Agenda 2030 se muestra escéptica: “Yo creo que es muy difícil un cambio porque todo está basado en el capitalismo y la protección social no interesa”.

Annete Merino, superviviente de violencia machista.

Una sociedad violenta

Futuro en Común recuerda también en su informe que 937 mujeres han sido asesinadas en España por sus parejas o exparejas en los últimos 15 años. A esta cifra, hay que sumar el asesinato de 25 niños por violencia doméstica. “Los ODS no pueden permitir unas violencias estructurales como las que estamos teniendo en la sociedad”, denuncia la portavoz de Futuro en Común, Cristina Monge.

De origen mexicano y residente en Zaragoza, Annete Merino es una víctima de la violencia de género que ha decidido “dar la cara” y ofecer su testimonio para que la sociedad, el Gobierno, los legisladores y los jueces tomen conciencia y cambien de actitud con respecto a esta lacra. “Hay muchas cosas que la sociedad desconoce, porque aunque hay campañas muy fuertes en contra de la violencia de género, nadie sabe lo que ocurre con las denuncias por malos tratos”, lamenta Annete.

Annete Merino: "Nadie sabe lo que está ocurriendo con las denuncias por violencia de género"

Asegura que los jueces están imponiendo a los maltratadores condenas “ridículas” y concediéndoles custodias compartidas de los hijos, algo que, según advierte, “traerá consecuencias a largo plazo”, porque esos niños o bien se convertirán en víctimas sumisas de la violencia o bien se volverán maltratadores en el futuro. Annete lo tiene claro: “Esa es la lectura que están haciendo hoy por hoy los hijos de maltratadores que tienen la custodia compartida: que una persona puede destrozar, pegar y hacer daño y no pasa nada. Ellos están libres y las que tenemos que ocultarnos, sentir vergüenza y permanecer siempre vigilantes somos nosotras”.

Futuro en Común también ha querido poner de ejemplo historias de superación como la de Teresa Salazar, una joven de etnia gitana que, a pesar de haber sufrido todo tipo de situaciones de discriminación en el colegio, por parte “tanto de alumnos como de profesores”, siguió adelante con sus estudios. Ahora acaba de terminar la FP de grado medio en peluquería. Teresa cree que hoy en día hay menos discriminación hacia las personas de su etnia. Aun así, recuerda que, cuando tuvo que hacer prácticas en la escuela muchas veces tenía que escuchar comentarios racistas hacia los gitanos.

“Espero que esto cambie porque todos somos iguales. Todos somos personas primero; yo primero soy persona luego soy gitana”, manifiesta Teresa, que actualmente comparte su experiencia en mesas de debate y campañas de sensibilización, con el ánimo de servir de inspiración a otros jóvenes que sufren discriminación por raza, sexo o cualquier otro motivo. 

Futuro en Común ha querido recoger en su informe las historias de Javier, Inma, Annete y Teresa. Su portavoz explica la razón de incluir estos testimonios: “Esto que llamamos Objetivos del Desarrollo Sostenible parecen una cosa muy abstracta pero en el fondo están formando parte de nuestra vida y serán útiles en la medida en que nos ayuden a transformarla”.