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Maite de Aranzabal, consejera del Grupo La Rioja Alta y coordinadora de Viña Ardanza Solidario

"Viña Ardanza Solidario no es un programa de caridad sino de justicia"

El programa Viña Ardanza Solidario está a punto de abrir la convocatoria de 2020. Hablamos con Maite de Aranzabal, consejera del Grupo La Rioja Alta y coordinadora de esta iniciativa que ya ha dedicado más de un millón de euros a proyectos de desarrollo agrícola en países empobrecidos.

Maite de Aranzabal en uno de sus viajes a África supervisando proyectos de Viña Ardanza Solidario.
Maite de Aranzabal en uno de sus viajes a África supervisando proyectos de Viña Ardanza Solidario.

El programa Viña Ardanza Solidario es una de las iniciativas enmarcadas en la estrategia de Responsabilidad Social Empresarial (RSE) del Grupo La Rioja Alta más queridas por accionistas, directivos y empleados. Así lo confirma Maite de Aranzabal, consejera de la compañía y coordinadora de este programa que desde el año 2007 lleva invertidos cerca de 1.200.000 euros en proyectos dirigidos a impulsar la agricultura como medio para reducir la pobreza en diversos países en desarrollo.

El programa nació  a propuesta del Consejo de Administración de La Rioja Alta, que aprobó la iniciativa por unanimidad y cuya decisión fue refrendada por la Junta de Accionistas, que lo recibió "con auténtico entusiasmo", según afirma la consejera. En principio se aprobó dedicar a este programa el 0,7% del beneficio anual neto consolidado del grupo, porcentaje que fue elevado al 1% desde 2017 con un mínimo de 100.000 euros. Con el tiempo también se han implicado en la iniciativa empleados, proveedores y demás grupos de interés. Gracias a esos recursos, a lo largo de los últimos 12 años se han financiado proyectos muy diversos con dos palabras en común a casi todos ellos: agricultura y África.

"Se decidió que Viña Ardanza Solidario apoyaría proyectos agrícolas porque somos una empresa agrícola y porque consideramos que la agricultura es un elemento clave para reducir la pobreza" 

"Se decidió que el programa Viña Ardanza Solidario apoyaría proyectos agrícolas porque somos una empresa agrícola y porque consideramos que la agricultura es un elemento clave para reducir la pobreza. La agricultura es la que ha conseguido la mayor tasa de desarrollo en países que están muy empobrecidos", explica la consejera. Quizás en el segundo de los conceptos en común, África, tenga algo que ver el hecho de que sea un continente bien conocido por Maite de Aranzabal, médica pediatra de profesión, quien desde hace años dedica vacaciones y periodos de excendencia a trabajar como cooperante en países de la región prestando atención sanitaria o participando en programas de formación a profesionales locales. No obstante, no es un requisito obligatorio que el proyecto se desarrolle en el continente negro, ya que también se han financiado programas en países como la India. 

Comité de Asignación de Viña Ardanza Solidario.

Convocatorias anuales

El Grupo La Rioja Alta abre la convocatoria anual para recibir solicitudes de proyectos a principios de cada año, por lo que en pocas semanas, tras las fechas navideñas, quedará abierta la de 2020. La compañía cuenta con un Comité de Asignación, que es el organismo encargado de establecer los criterios de selección de los proyectos, estudiar las candidaturas presentadas, decidir los proyectos ganadores en cada convocatoria y realizar un seguimiento del desarrollo del proyecto durante un mínimo de dos años. Por su parte, cada ONG seleccionada debe presentar una memoria pormenorizada a los seis meses y al término del proyecto. "El seguimiento es vital porque nos exigimos una transparencia total a la hora de informar a los accionistas sobre el destino de los fondos", declara de Aranzabal. 

Proyectos diversos

En cuanto a la naturaleza de los proyectos financiados, es diversa. El programa Viña Ardanza Solidario colabora con iniciativas ya consolidadas de ONG como Oxfam Intermon o Medicus Mundi pero también ha levantado proyectos agrícolas desde cero. Es el caso del que se desarrolla en Burkina Faso, un programa de formación de agricultores en el que las personas participantes viven durante dos años junto a sus familias en una residencia de Hermanos de Lasalle que La Rioja Alta ha dotado con un espacio de piscicultura y varias hectáreas de terreno donados por la administración local en las que se ensayan diferentes cultivos. De esa forma se ofrece a los participantes un medio de vida, algo relacionado directamente con aquello de "no les des un pez para que coman un día, enséñales a pescar para que coman todos los días". 

"Lo que tratamos de transmitir a los accionistas y a los empleados es que no se trata de un regalo que hacemos, sino que si a nosotros nos va bien es justo que ayudemos a otros"

"No es un tema de caridad", aclara Maite de Aranzabal, "sino de justicia. Lo que tratamos de transmitir a los accionistas y a los empleados es que no se trata de un regalo que hacemos, sino que si a nosotros nos va bien es justo que ayudemos a otros que no tienen esa suerte. Por eso lo que más apoyamos son proyectos de formación, con el objetivo de que los beneficiarios puedan comercializar sus productos y ganarse la vida. No sirve de nada regalarles semillas y azadones si no saben regar un campo que está desertizado o desconocen lo que es un injerto".

En 2019 el programa Viña Ardanza Solidario ha dedicado 160.000 euros a cinco proyectos seleccionados entre los alrededor de 15 que cada año se presentan a la convocatoria. Según Maite de Aranzabal, "fuimos la primera bodega en poner en marcha una iniciativa de este tipo y hay muy pocas empresas que dediquen tanto porcentaje de sus beneficios a una iniciativa así".

"No se trata de presumir", matiza la consejera de La Rioja Alta, "sino de animar a las empresas a que se impliquen en este tipo de causas. Todas las empresas que tienen beneficios deberían hacerlo", concluye.