Cada vez las empresas son más conscientes de la importancia que tiene la economía circular en su modelo de negocio, ya que no sólo contribuyen al desarrollo de la competitividad en el país o ahorrar costes, sino que tienen un impacto muy positivo en la sostenibilidad medioambiental.
Es por ello, que Endesa ha desarrollado un sistema de almacenamiento en la central térmica de Melilla basado en la reutilización de baterías de vehículos eléctricos para garantizar la seguridad del suministro en caso de caída en un sistema aislado de la red eléctrica, como es el caso de esta ciudad autónoma.
Enmarcadas en el proyecto “Second Life Battery Energy Storage System”, un total de 78 baterías interconectadas con una potencia de hasta 4MW y una energía de 1,7 MWh, serían las que “salvarían” a los más de 86.000 habitantes de esta ciudad de sufrir los problemas derivados de un “apagón” de la red con el objetivo de poder seguir contando con algo tan esencial como es la electricidad.
A parte de esto, ¿ofrece más ventajas?
En realidad, bastantes más de las que uno podría imaginar en un principio, ya que es una alternativa más económica que las tradicionales baterías de almacenamiento de potencia estacionaria y, también, un sistema más sostenible al dar una “segunda vida” a las baterías de aquellos coches eléctricos que ya han cumplido con su “misión” y solucionar su reciclaje.
Además, es una forma de contribuir a solucionar los desequilibrios que produce la pérdida de generación en el sistema eléctrico y mejorar la calidad del suministro y alargar la vida de las baterías ya gastadas que se vayan usando en este tipo de vehículos con una media de vida de unos seis años, aproximadamente, ya que depende de su uso.