Después de que la presidencia de la COP27 pidiera este lunes a todos los participantes de alto nivel en la cumbre un “cambio de marcha” y la aceleración de los acuerdos y compromisos clave con el fin de alcanzar un borrador que poder presentar este miércoles, dicho borrador no ha visto todavía la luz. Esta falta de conclusiones sustanciales está provocando la decepción principalmente de los representantes de la sociedad civil y del Tercer Sector que siguen de cerca la cumbre.
La COP27 arrancó con el encargo de cumplir compromisos en tres frentes: un progreso tangible en la movilización de fondos nuevos y adicionales para hacer frente a las pérdidas y los daños; más financiación para la adaptación al clima; y una mayor ambición para aplicar reducciones rápidas de las emisiones para mantener vivas las esperanzas de limitar el calentamiento a 1,5 grados para 2030.
Postergación de los fondos para pérdidas y daños
En lo que respecta al primero de ellos, por primera vez todas las partes habían acordado incluir en la agenda oficial de negociaciones el debate sobre cómo y quiénes deben financiar las pérdidas y daños provocados por las catástrofes climáticas, las cuales afectan más gravemente a los países menos desarrollados. Sin embargo, todavía no se ha llegado a ningún acuerdo concreto sobre la creación de un mecanismo específico y permanente que ayude a financiar estas pérdidas y parece que los estados más ricos, por su parte, proponen aplazar esta iniciativa hasta el año 2024.
En este sentido, solo se puede hablar de acuerdos alternativos como la iniciativa ‘Escudo Global contra los Riesgos Climáticos’ presentada por Alemania y que pretende proporcionar acceso rápido a los seguros ante desastres naturales. Tiene como firmantes de un lado a los países del G7 y del otro al V20, un grupo de 58 países altamente vulnerables al cambio climático, entre los que están Bangladesh, Costa Rica, Fiji, Ghana, Pakistán, Filipinas y Senegal. De todas maneras, estas iniciativas aisladas son signo de la ausencia de consensos en las negociaciones formales en este punto, en el que los países más perjudicados por la emergencia climática reclaman desesperadamente una solución de manera urgente.
En cuanto al segundo, se han dado algunos pasos adelante en cuanto a planes de financiación para adaptación climática cuyo principal beneficiario es África, continente que ha sido protagonista en esta cumbre y que recibirá un paquete de apoyo de más de 150 millones de dólares como parte del Plan de Emergencia de los Estados Unidos para la Adaptación y la Resiliencia (PREPARE). También encontramos iniciativas por parte de las entidades del tercer sector, como la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, que ha lanzado la Plataforma Mundial de Resiliencia Climática, que pretende proporcionar apoyo financiero a alrededor de 500 millones de personas que viven en las comunidades locales más vulnerables al cambio climático. En definitiva, al igual que ocurre con los fondos para pérdidas y daños, esta asignatura pendiente de la COP sigue sin resolverse y solo se han producido iniciativas y planes aislados ante la falta de una respuesta más amplia y contundente por parte de los gobiernos y negociadores de alto nivel.
Limitación del calentamiento global
Respecto a la limitación del calentamiento global a 1,5 grados, el punto esencial del Acuerdo de París, no parece que vaya a estar presente en las conclusiones de la última jornada de la COP27. El propio John Kerry, enviado especial para el Clima de Estados Unidos, reconoció en una conferencia de prensa que “unos pocos países” podrían estar reclamando que desaparezca la referencia al límite de 1,5 grados en el comunicado final.
Esto ha hecho saltar algunas voces de alarma, principalmente desde la sociedad civil y organizaciones del tercer sector, pero también de representantes de la ONU y de los países más perjudicados por el cambio climático, que acusan a la industria de combustibles fósiles de estar ejerciendo presión para frenar este objetivo fundamental.
António Guterres, secretario general de la ONU, ya advirtió en la antesala de la COP27 que la meta de un aumento máximo de temperaturas de 1,5 grados “está en cuidados intensivos”. El informe de la Organización Ambiental de la ONU (UNEP) sobre el bache de emisiones alertó de que “no hay un camino creíble” hacia los 1,5 grados y de que el mundo avanza a un aumento de las temperaturas entre 2,5 y 2,8 grados a lo largo del siglo con la tendencia actual.
Finalmente, parece que la actual situación de crisis geopolítica, económica y energética ha echado por tierra los planes y la voluntad de la Presidencia de la COP27 respecto a culminar una cumbre de implementación, con acuerdos y resultados contundentes y definitivos. A falta de la comunicación de las conclusiones finales, nada parece indicar que se produzcan los esperados avances.