El desarrollo de la economía circular es crucial para abordar los actuales desafíos ambientales y reducir la dependencia exterior en términos de materias primas. Ante ello, han surgido diversas iniciativas para apoyar e incentivar su desarrollo, según un informe de Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas.
Este análisis destaca que España ha pasado de liderar la generación de residuos en la Unión Europea a ser el país que menos basura genera por habitante en 2021, aunque solamente se reutiliza un 48% del total de estos residuos, frente a la media del 58% de la EU-27. Ante ello, la tasa de uso circular de materiales ha sufrido una reducción de 3,3 puntos porcentuales, pasando de un 10,4% en 2010 al 7,1% en 2022.
Generación de residuos urbanos por habitante
A pesar de los datos obtenidos en relación al reciclaje, España destaca por el esfuerzo realizado en la reducción de residuos generados, tanto en términos per cápita como sobre el PIB. El total de residuos generados, incluyendo los asociados a las actividades económicas y los domésticos, se redujo un 40% entre 2004 y 2020 en términos per cápita.
Todo ello se debe especialmente a la reducción de los residuos químicos (-68%), de madera (-69%), textiles (-50%) y plásticos (-50%). En lo referente a los residuos urbanos, España es uno de los países de mayor tamaño económico de la UE y el que más ha reducido los kilos de residuos por habitante desde principios de siglo.
Tasa de reciclaje
Uno de los pilares de la economía circular es precisamente la necesidad de reutilizar los residuos y volver a incorporarlos a los procesos productivos. Sin embargo, España no aparece tan bien posicionada en los indicadores sobre el tratamiento de residuos, pues se sitúa en los últimos puestos en cuanto a tasa de reciclaje de residuos urbanos.
Nuestro país cuenta con sólo un 36,7% de recuperación, más de 10 puntos por debajo del promedio de la EU-27 y 31,1 puntos por debajo de Alemania, el país que lidera la tasa de reciclaje de residuos urbano. Seguido de Alemania se encuentran Países Bajos (57,8%) e Italia (51,9%), situándose por encima de la media europea.
A pesar de ello, desde principios de siglo, las tasas de reciclaje españolas han aumentado considerablemente, especialmente en el caso de los residuos urbanos y determinados residuos como envases y embalajes.
Como explicaron Fundación BBVA e Ivie, la debilidad española en términos de reciclaje provoca que la tasa de uso circular de materiales esté también por debajo de la media de la UE-27 en 2022 (7,1% frente 11,5%) y muy alejada de la de otros países europeos, como Países Bajos (27,5%), Francia (19,3%), Italia (18,7%) o Alemania (13%). Además, este análisis destaca la preocupación que supone la evolución de este indicador, pues en lugar de mejorar con el paso del tiempo, como ha ocurrido en el resto de las economías, en España se ha reducido, perdiendo 3,3 puntos porcentuales entre 2010 y 2022.
A la cola de los avances tecnológicos del sector
En España, las actividades relacionadas con el reciclaje y la recuperación de materiales suponen un 1,9% del PIB, un porcentaje inferior a la media europea (2,1%), aunque por encima del peso que representan en países como Francia o Países Bajos.
En términos de empleo, su dimensión es algo más alta en España (2,3%), frente a la media de 2,1% de la UE. Estos resultados pueden sorprender teniendo en cuenta las menores tasas de reciclaje. Sin embargo, esta mayor participación, especialmente en el caso del empleo, puede ser debida a que estos sectores son tecnológicamente menos avanzados en España.
La investigación, la innovación y el desarrollo de nuevas tecnologías son determinantes para el avance de la economía circular en el futuro, pero los resultados conseguidos por España, en particular, son muy limitados.
La EU-27 en su conjunto ni siquiera registra una patente relacionada con la economía circular por cada 1.000 habitantes y España figura en los últimos puestos, con alrededor de 0,4 patentes por cada 1.000 habitantes de media en la última década. En 2022, nuestro país se situó en un 4% por debajo de la media europea en el índice de ecoinnovación y esa diferencia fue aún mayor respecto a países como Alemania (22%) o Francia (13%).