Cuando el vertedero de Osaki, en el suroeste de Japón, alcanzó su capacidad máxima, la incineradora era el siguiente paso lógico. Sin embargo, la ciudad decidió tomarse en serio el reciclaje.
Kasumi Fujita, concejala de la ciudad, se trasladó en 2021 a trabajar con el municipio, el sector empresarial y la comunidad local para colaborar en su preparación hacia un futuro más sostenible. En la actualidad, Osaki, con una población de alrededor de 12.000 habitantes, recicla un notable 80% de sus residuos y pudo evitar la construcción de una planta incineradora.
"Siempre he querido trabajar en algo relacionado con la crisis climática y sentía firmemente la necesidad de actuar. Por eso vine a Osaki. Aquí, los residuos se clasifican en 27 categorías diferentes. Como no hay planta incineradora, las bolsas azules van directamente al vertedero sin incinerarse, mientras que las otras 26 categorías se clasifican y reciclan adecuadamente", explica Fujita en una entrevista concedida a Noticias ONU.
"Por ejemplo, los plásticos se separarán en distintos tipos y luego se comprimen. Los residuos comprimidos se llevan después a fábricas de reciclaje repartidas por todo el país", añade.
Y en la misma línea, explica que, en el modelo que sigue la ciudad de Osaki, “los restos de comida se recogen tres veces por semana con un cubo azul. Se trituran en trozos más pequeños. También se traen plantas podadas, que se mezclan con los restos de comida. Las plantas podadas contienen muchos microorganismos autóctonos. Al descomponerse, los residuos se convierten en un rico compost, casi todo el cual se utiliza en las granjas de Osaki”.
Sistema exportable
Según Kasumi Fujita, quien se convirtió en 2023 en la primera mujer elegida concejala en Osaki, este modelo se podría exportar y aplicarse con éxito en a otras ciudades. “Creo que el proceso es muy sencillo y puede practicarse en cualquier parte del mundo”, asegura.
Y, como muestra de ello, recuerda que “nuestro proceso se ha introducido en Indonesia; funcionarios de la ciudad de Osaki y el personal del centro de reciclaje fueron allí para demostrar nuestras técnicas de separación y compostaje de residuos alimentarios. Esto puede convertirse en una solución a un problema al que se enfrentan ahora mismo muchos países en vías de desarrollo”.
Pero, además de un modelo eficaz como éste, Fujita cree que también es esencial una voluntad para gestionar adecuadamente los residuos generados en las ciudades. “Realmente creo que la gente debería aprender más sobre el proceso de lo que ocurre con los productos después de usarlos y lo complejo que es el tema de los residuos”, afirma convencida.
Y, al mismo tiempo, insta a las empresas y los gobiernos locales a “entender la situación” y sentencia que “tenemos que movilizar a todos para cambiar las cosas".