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Para paliarla, Save The Children ha lanzado la campaña #RompeConElHambre

59 millones de niños y niñas podrían sufrir desnutrición aguda antes de que termine 2022

La ONG Save The Children ha puesto en marcha una de las mayores campañas de recaudación de fondos de su historia ante el extraordinario aumento del hambre. Esta iniciativa, en la que colabora la Fundación Fútbol Club Barcelona junto con algunos jugadores del equipo, pretende recaudar dinero a la vez que insta a los gobiernos a tomar medidas para paliar esta situación.

Se calcula que una persona muere de hambre cada cuatro segundos en el mundo.
Se calcula que una persona muere de hambre cada cuatro segundos en el mundo.

En este año 2022, 222 millones de personas se enfrentan al hambre aguda, la cifra más alta desde que se iniciaron los registros. La mayoría de ellos son niños y niñas. Hace apenas dos años, unos 45 millones de ellos sufrían desnutrición aguda severa, pero los datos no paran de aumentar: para finales de este año se podrían alcanzar los 59 millones.

Para paliar las consecuencias letales de esta extensión del hambre sin precedentes, Save the Children ha lanzado la mayor campaña de recaudación de fondos de su historia, después de la desplegada durante la pandemia de la COVID-19. Con el lema #RompeConElHambre, la organización pide la colaboración ciudadana tanto con sus donativos individuales como pidiendo a los gobiernos que tomen medidas urgentes para combatir una realidad que no debería ser aceptable para nadie.

La Fundación Fútbol Club Barcelona y los jugadores y jugadoras del primer equipo del club de futbol Ousmane Dembélé, Jana Fernández, Héctor Bellerín y Ana-Maria Crnogorčević han sido sensibles a esta emergencia y colaboran con la ONG en esta movilización urgente. Levantando un tenedor, que simboliza la ruptura de la indiferencia, hacen un llamamiento a sus seguidores y seguidoras para que contribuyan a recaudar fondos para esta crisis del hambre mundial. 

“Puede que estemos agotados de malas noticias y a veces no queramos enfrentarnos a la realidad, pero no podemos dar la espalda a esta terrible situación mundial. Desgraciadamente, el hambre continúa siendo uno de los grandes problemas de la humanidad en estos momentos y por eso tenemos que ayudar a paliarlo”, afirmó Marta Segú, directora de la Fundación FC Barcelona.

En la misma línea, Andrés Conde, director general de Save the Children, resaltó que “llevamos meses dando la voz de alarma porque nuestros equipos en todos los países en los que trabajamos, desde África a América Latina y Asia nos dicen que nunca se habían enfrentado a un escenario tan brutal. Aliarnos con el deporte es una de las mejores opciones para llegar al público más amplio posible”.

Cada cuatro segundos muere una persona de hambre en el mundo

Las sequías prolongadas, la pandemia de la COVID-19, los efectos del cambio climático y la escalada de precios del cereal y los fertilizantes provocada por la guerra de Ucrania muestran un escenario que no se había visto desde los años 80. Actualmente, cada cuatro segundos muere una persona de hambre en el mundo.

Además, la inflación al alza en toda Europa y la concentración de los fondos de ayuda humanitaria en las consecuencias de la guerra en el este de Europa han dejado a buena parte de África sin recursos para combatir esta situación extrema

Respuesta ante la crisis del hambre

Save the Children presta un apoyo fundamental en países donde el hambre extrema amenaza con cobrarse la vida y el futuro de miles de niños y niñas en los próximos meses, como en Afganistán, Somalia, Sudán del Sur, Etiopía y Yemen.

La organización está proporcionando alimentos, dinero en efectivo, apoyo a los medios de subsistencia y servicios de salud y nutrición para evitar que los niños y niñas pasen hambre, ya sea ahora o en el futuro. Pero con los niveles de hambre que siguen creciendo exponencialmente y miles de personas al borde de la inanición, la situación se ha vuelto crítica.  

Vivir con hambre, vivir sin futuro 

La desnutrición puede causar retraso en el crecimiento e impedir el desarrollo mental y físico, entre otras consecuencias.

Cuando la desnutrición se prolonga en la infancia, puede causar retraso en el crecimiento, impedir el desarrollo mental y físico, aumentar el riesgo de contraer enfermedades mortales y, en última instancia, causar la muerte. Sigue siendo una de las principales causas de muerte de menores de cinco años en todo el mundo y roba la vida a más de un millón de niños y niñas cada año. 

Según la organización, no se trata de la misma emergencia de siempre, sino que es la peor crisis de hambre en décadas. Y así lo demuestran los datos.

Se calcula que actualmente una persona muere de hambre cada cuatro segundos en el mundo; 828 millones de personas se acuestan con hambre cada noche; y 222 millones de estas personas se enfrentan al hambre aguda, la cifra más alta desde que se iniciaron los registros.

Asimismo, el número de personas con inseguridad alimentaria severa se ha duplicado con creces, pasando de 135 millones a 345 millones desde 2019; y al menos 13,6 millones de niños y niñas menores de 5 años sufren desnutrición aguda severa. 

A nivel mundial, uno de cada cinco muertes de niños y niñas menores de cinco años se atribuye a la desnutrición aguda severa, lo que la convierte en una de las principales amenazas para la supervivencia infantil.

En 2020, 45,4 millones de niños y niñas menores de cinco años sufrían desnutrición aguda y 13,6 millones de ellos corrían el riesgo de morir por desnutrición aguda severa. Para finales de 2022, se teme que el número de niños con desnutrición aguda pueda aumentar en otros 13,6 millones, hasta alcanzar los 59 millones.   

Además, la desnutrición puede causar retraso en el crecimiento, impedir el desarrollo mental y físico, aumentar el riesgo de contraer enfermedades mortales y, en última instancia, causar la muerte. 

Hasta el 70% de las personas que pasan hambre en el mundo son mujeres y niñas

Las mujeres y las niñas son especialmente vulnerables en esta crisis. Representan hasta el 70% de las personas que pasan hambre en el mundo y, cuando los alimentos escasean, suelen ser las últimas en comer y las que menos comen.