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TRIBUNA. Carla Cuervo, Project Manager del Grupo de Salud y Sostenibilidad de Forética

El cambio climático, ¿la próxima crisis sanitaria?

Con motivo del Día Mundial de la Salud, que se celebra este 7 de abril, Carla Cuervo, Project Manager del Grupo de Salud y Sostenibilidad de Forética, reflexiona acerca de la amenaza mundial de una nueva crisis sanitaria causada por el cambio climático.

Carla Cuervo.
Carla Cuervo.

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se espera que el cambio climático cause 250.000 muertes más al año entre los años 2030 y 2050.

Este 7 de abril celebramos el Día Mundial de la Salud y, aunque todavía estemos luchando contra la COVID -19, no podemos ser indiferentes ante la amenaza global de una nueva crisis sanitaria causada por la crisis climática y medioambiental.

Y es que el cambio climático influye sobre la salud de manera directa, debido a la mayor incidencia de condiciones climáticas extremas como olas de calor, incendios, desastres naturales o precipitaciones extremas, y de manera indirecta, impactando en el medioambiente y causando y agravando problemas en la producción de alimentos, en la calidad del agua y del aire, en la trasmisión de enfermedades e incluso afectando a nuestra salud mental y a nuestra estabilidad socio-económica.

Otro reto medioambiental relacionado con la salud es la pérdida de naturaleza. Hoy en día aproximadamente el 30% de los bosques han desaparecido a nivel mundial y otro 20% está degradado. Ante estos datos de pérdida y degradación de naturaleza, tenemos que pensar en las consecuencias que puede tener en nuestra salud, ya que no sólo estamos perdiendo un gran aliado para combatir el cambio climático (los bosques son sumideros importantes de dióxido de carbono, que es el principal impulsor del calentamiento global), sino además un agente importante para la regulación de las temperaturas extremas, para la filtración del agua y del aire, la polinización de cultivos o la protección ante fenómenos meteorológicos extremos. La conservación de la naturaleza puede ayudar a mejorar y proteger nuestra salud, por ejemplo, evitando la fragmentación de ecosistemas que, a su vez, aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades zoonóticas (como la COVID-19).

Desde la Comisión Europea ya están trabajando en el vínculo entre salud y cambio climático y, precisamente, el pasado mes de febrero presentaron la nueva Estrategia Europea para la Adaptación al Cambio Climático, estableciendo la necesidad de tener un entendimiento más en profundidad sobre los riesgos climáticos y sus consecuencias para la salud. Además, también lanzaron el ‘Observatorio Europeo de Clima y Salud’, con el objetivo de aportar la información necesaria a todos los grupos de interés acerca de cómo prepararse y adaptarse ante este reto.

Este año, desde el Grupo de Acción de Salud y Sostenibilidad de Forética estamos trabajando en el contexto de la salud y el cambio climático en el entorno corporativo. Concretamente, en el ámbito de productos y servicios, identificando acciones que se basan en incorporar medidas para que los productos y servicios ofertados tengan un bajo impacto medioambiental durante su producción o en fijar objetivos de reducción de emisiones de CO2. Y también desde la perspectiva de operaciones, destacando acciones como fomentar el desarrollo y/o la certificación de sistemas de gestión de salud, seguridad o medio ambiente en las empresas suministradoras de productos y servicios, analizar los riesgos vinculados a la salud en la cadena de suministro o sensibilizar a los empleados y proveedores sobre los riesgos del cambio climático para la salud humana, entre otros.

El medio ambiente y la salud no son sistemas aislados, sino que están interconectados de modo que el buen estado de uno impacta en el otro, entendiendo que si hablamos de la salud del planeta estamos hablando de la salud de las personas. Sobran las razones por las que actuar de manera determinada y coordinada en este sentido.