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Ayuda a mejorar su seguridad y autonomía

El perro de asistencia, fiel aliado de los niños con TEA para alcanzar una mayor calidad de vida

Los perros de asistencia pueden ayudar a niños con trastorno del espectro autista (TEA) a mejorar su seguridad y autonomía. Se trata de perros que han recibido un entrenamiento específico, que cuentan con una acreditación especial y que aportan una ayuda que aparece regulada en las distintas legislaciones autonómicas. Y con ellos, precisamente, trabaja la asociación DogPoint, cuya realidad abordamos en Soziable.es con motivo del Día Mundial del Perro, que se celebra este jueves 21 de julio.

Estos animales pueden prestar una impagable asistencia a personas con TEA.
Estos animales pueden prestar una impagable asistencia a personas con TEA.

Aunque con algunas diferencias sobre los límites y las acreditaciones, la normativa en torno a los perros de asistencia comparte una base común de accesibilidad que parte de la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, la Constitución Española y la Ley General de derechos de las personas con discapacidad y de su inclusión social.

Estos animales, una vez entrenados y con su certificación especial, pueden prestar una impagable asistencia a personas con determinadas necesidades. Es el caso, por ejemplo, de las personas con TEA (trastorno del espectro autista), quienes, gracias a las terapias asistidas con animales, consiguen una notable mejoría. En concreto, este tipo de terapias aporta beneficios a nivel psicológico, cognitivo y psicomotriz, ayudando además a mejorar la comunicación y la socialización de los pacientes.

En el caso de estas personas, en la actualidad, el perro de asistencia desenvuelve su labor en dos tipos de tareas. Por un lado, la que realizan los perros de terapia, que se incorporan directamente en los tratamientos terapéuticos, potenciando sus efectos psicoeducativos, favoreciendo la atención, disminuyendo el estrés y ayudando a que, durante la terapia, las personas con TEA mejoren en sus habilidades emocionales, sociales y comunicativas.

Y, por otra parte, la que desarrollan los perros de servicio, que reciben un entrenamiento especializado con el fin de responder apropiadamente ante cualquier necesidad en la vida cotidiana de los niños con TEA y de sus familias. En este caso, las funciones del perro van desde acompañar al niño en sus recorridos habituales, ayudarle en tareas del hogar y otras actividades que fomentan la autonomía y la responsabilidad, actuar como promotor de las relaciones sociales e intervenir físicamente si el niño sufre una crisis o se muestra ansioso, agresivo o se aísla de su entorno.

Objetivos de la asociación

En este ámbito, concretamente, trabaja DogPoint, una asociación que nació como un proyecto social para llevar a cabo diferentes ideas y actividades relacionadas con el entorno de las terapias con animales, en concreto, con perros de asistencia. Como cualquier otro proyecto de emprendimiento, DogPoint pasó por varias etapas hasta que, a finales del 2018, se especializó en autismo como proyecto principal.

Los perros de servicio para niños con autismo contribuyen a un propósito común: mejorar la calidad de vida tanto del pequeño como de las familias

Cuidar de la mejor manera posible a las familias educadoras es uno de los objetivos principales de la asociación y de todo el equipo de profesionales con los que trabajan. Y, en este propósito, tal y como explica Olivia De Matteis Skell, creadora de DogPoint e instructora de perros de asistencia para niños con TEA, “los perros nos lo ponen superfácil”.

Asimismo, otro de los pilares de la asociación es la preocupación por las familias que reciben un perro, motivo por el cual llevan a cabo actividades de ocio, de bienestar y, además, cada varios meses, celebran encuentros. A este respecto, De Matteis afirma que “todo lo que podemos hacer para que en los 10 años que estamos con nuestras familias, desde que se les hace entrega del perro hasta que se procede a su fase de jubilación, es acompañarlas y apoyarlas de la mejor manera posible”.

Mejorar la calidad de vida

Aunque los perros de servicio para niños con autismo aportan múltiples y potenciales beneficios, todos ellos contribuyen a un propósito común: mejorar la calidad de vida tanto del pequeño como de las familias. En esta línea, como detalla a Soziable.es Cristina, madre de Andrea, una niña de 12 años acompañada desde los seis por Miel, “el día a día es más tranquilo y alegre. Ha sido un gran cambio. A medida que mi niña crece, y gracias a la ayuda de Miel, cada vez dispone de mayor autonomía”.

La interacción con el can provoca un incremento de la atención y la concentración de los niños con TEA, un aumento del contacto visual y una mejor adaptación a los nuevos entornos. De esta manera, los menores son capaces de reducir sus niveles de estrés y ansiedad o fomentar su aprendizaje. Pero estos son solo algunos de los muchos progresos que se consiguen junto a estos perros de asistencia.

Según algunos profesionales, “es recomendable que se forje el vínculo entre el niño y el perro cuanto antes, así se le ayuda en su estimulación temprana, que tiene una gran importancia para un mejor desarrollo”. Sin embargo, Olivia De Matteis Skell matiza que “no hay una edad específica para la entrega, aunque, si se realiza a edades más tempranas, son notorias las mejorías en cuanto al desarrollo que pueden presentar, pero lo más importante es comprobar que el perro es necesario”.

Entrenamiento

Para poder llevar a cabo esta labor de ayuda a niños con TEA, los perros de asistencia pasan por un proceso de entrenamiento durante un periodo de entre 18 y 24 meses dividido en cuatro fases.

La fase inicial comienza cuando el perro es tan solo un cachorro. A la edad de tres meses, va con una familia educadora durante unos 10 meses para su socialización. En este periodo, el animal realiza tareas cotidianas del día a día, como acompañar en el transporte público. Y cada 15 días, la familia educadora se reúne con otras familias e instructores de la asociación para observar la evolución de los perros, trabajar en algún posible problema que pueda surgir y recibir pautas a seguir.

Mediante un arnés que une el peto del animal al pequeño, los perros de servicio consiguen evitar posibles fugas de los niños con TEA ante situaciones sensoriales de bloqueo, mucha gente o ruido

Una vez finaliza su estancia con la familia educadora, y si todo ha marchado bien, comienza una segunda fase en la que se llevan a cabo las pruebas físicas con el veterinario.

Y, de nuevo, si todo está correcto, se transfiere a la tercera fase, donde este equipo multidisciplinar concreta, de forma precisa, las habilidades que se deben trabajar y los procedimientos que se aplicarán dentro de la programación establecida para la persona usuaria así como para el entrenamiento del perro, un adiestramiento encaminado a cubrir los objetivos terapéuticos marcados por el profesional.

Al término de estas tres fases previas, se da por terminado el acople del animal, con casi dos años de edad, al menor. Este proceso se realiza paulatinamente, dado que el encuentro entre ambos se lleva a cabo durante varios fines de semana en los que la familia acude al centro de DogPoint, en Madrid, y posteriormente un instructor se traslada al domicilio para trabajar en el entorno habitual.

Riesgo de fuga

A lo largo de la solicitud y el entrenamiento de los perros, una de las grandes inquietudes de los padres de niños con TEA son las fugas de los pequeños, debido a que existe un riesgo en este sentido que encuentra catalizador en cualquier situación sensorial de bloqueo, mucha gente o ruido. Pero, mediante un arnés que une el peto del animal al pequeño, se consigue bloquear esta circunstancia, situándose el perro sentado o tumbado impidiendo cualquier movimiento del menor.

Este es uno de los motivos, según Olivia De Matteis Skell, por los que una de las razas escogidas para este desempeño es el Labrador Retriever. “Son perros de más de 30 kilogramos y esto nos permite poder bloquear las fugas de los niños y niñas. Además, muestran mucho interés por las personas, son muy sociables y es muy fácil entrenarlos”.

Obstáculos

La gran labor de asociaciones, familias y los propios perros no está exenta de dificultades. A pesar de los grandes avances en nuestro país con respecto a la convivencia con estos animales, aún persisten algunos obstáculos al acceso a establecimientos.

Como recuerda Cristina, “en ocasiones, nos hemos encontrado con sitios donde nos han dicho el ‘perro no puede entrar’. Pero, cuando les hemos explicado que se trata de un perro de asistencia y que, por lo tanto, la ley ampara su libre acceso, rectifican y te permiten el acceso. Pero también nos hemos encontrado con otros establecimientos que nos han negado el acceso y hemos tenido que llamar a la policía. No nos gustan estos momentos, sobre todo por nuestra hija”.

Se trata, evidentemente, de situaciones que a muchas familias pueden estropearles el día. Ante esto, la creadora de DogPoint señala que “la normativa puede ser mejorable, porque tenemos leyes que nos avalan para que se protejan los derechos de las personas, pero es importante saber que el acceso público de un perro de asistencia no es porque el perro esté entrenado, sino porque es un derecho del usuario a la seguridad y a la autonomía y debe de respetarse el derecho de esta persona”.