Las propuestas que recoge el World Business Council For Sustainable Development (WBCSD) tienen como objetivo reducir las emisiones de los depósitos de carbono más grandes (generación de energía y calor, industria, agricultura y uso de la tierra, transporte y edificación); eliminar las emisiones, especialmente las de las industrias que emiten mucho; e informar a los mercados financieros y a las partes interesadas sobre el progreso en la reducción de emisiones en las cadenas de suministro.
Las acciones que incluye el ‘Manifiesto Empresarial para la Recuperación Climática’ están respaldadas por cinco pautas básicas: el trabajo para integrar la adaptación y el desarrollo de la resiliencia en todas las acciones climáticas; el establecimiento de unos límites necesarios para la acción climática basados en la realidad económica y política actual (en lugar de ‘perder tiempo’ con soluciones teóricas perfectas); el impulso de modelos comerciales regenerativos que combinen la acción climática con beneficios para la naturaleza y la reducción de las desigualdades y que mejoren la salud y los medios de vida de todas las personas; garantizar una ‘transición justa’ y trabajar en favor de los derechos humanos, crear empleos estables y redes de seguridad social, invertir en infraestructuras resilientes y poner el foco en el empoderamiento de mujeres y niñas; y la integración de la circularidad en las estrategias comerciales.
En líneas generales, el documento representa la visión colectiva del WBCSD de las acciones más importantes que los líderes empresariales y los responsables políticos deben priorizar de forma urgente para frenar el calentamiento global.
Objetivos de reducción de emisiones
Y, en concreto, indica que, en primer lugar, es preciso establecer objetivos de reducción de emisiones de metano, compartidos por gobiernos y empresas a nivel mundial, que deberán alcanzar el 40% para 2030 y el 75% para 2050.
En este caso, además, el WBCSD sostiene que, para ello, será necesario incluir el progreso y los objetivos de esta reducción en los informes corporativos, fortalecer las estructuras normativas y políticas en esta materia y aumentar la financiación para el control, la reducción y la eliminación efectiva del metano.
La segunda línea de acción que figura en el manifiesto apunta a una eliminación gradual de la generación de electricidad a partir del carbón, algo que debe producirse, como muy tarde, en 2030 en los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) y en 2040 en aquellos que no forman parte de esta organización.
En este sentido, el documento añade que es preciso no comprometerse con nuevas plantas de carbón, poner fin a la financiación de sus exportaciones, activar cadenas de suministro corporativas sin carbón y desarrollar planes público-privados claros para garantizar una transición justa respaldada por la movilización financiera mundial.
Y la inversión en redes de energía verde que sean capaces de respaldar la descarbonización de la energía y lograr el ‘cero neto’, al tiempo que se satisface la creciente demanda de energía confiable y asequible y la electrificación rápida y generalizada de la energía, por su parte, conforma el cuarto de los ejes prioritarios resaltados por el WBCSD.
Descarbonización del hidrógeno y movilidad eléctrica
En cuarto lugar, el documento propone acelerar la descarbonización del hidrógeno existente y desplegar nuevas fuentes de hidrógeno con la menor intensidad de carbono para alcanzar el 20% de la demanda final de energía para 2050, especialmente en los sectores industriales que emiten cargas pesadas.
Asimismo, en quinto, el WBCSD sugiere impulsar, de forma coordinada entre empresas de la cadena de valor, los vehículos eléctricos, que podrían reducir las emisiones del transporte por carretera en un 30% para 2030.
Y, además, en su sexto punto, insta a marcarse como objetivo una reducción del 50% en las emisiones de CO2 del sistema de entorno construido para 2030 y alcanzar las cero emisiones netas para 2050. Ello sería posible, según la organización, a través de la implementación de políticas y hojas de ruta nacionales y locales audaces y de una estrecha colaboración entre todas las partes interesadas para centrarse en el impacto del ciclo de vida completo de las actividades de construcción e infraestructura.
En la misma línea, el texto apuesta por el incremento de unas tecnologías que permitan dejar atrás el carbono y que se centren en las emisiones residuales de los sectores emisores pesados. Y, en este caso, propone invertir en agrupaciones de eliminación de carbono para apoyar actividades industriales difíciles de mitigar; políticas para la extracción de petróleo y gas; y medidas para que el sector privado y la sociedad civil aporten soluciones de retirada del carbono en sus objetivos de cero neto.
Soluciones naturales urgentes
La naturaleza, por su parte, se encuentra en el centro de las propuestas número ocho y nueve del ‘Manifiesto Empresarial para la Recuperación Climática’. La primera de ellas sugiere acelerar las soluciones climáticas naturales de alta calidad con objetivos claros de naturaleza positiva, marcos de políticas coherentes, fuertes señales de demanda, aumento de la inversión y sólidos mecanismos de comercio de mercado.
Y la segunda, invertir y conseguir un uso positivo de la tierra para 2030 y dejar atrás el carbono en 2050. Para ello, propone alcanzar una financiación anual en la naturaleza de 700.000 millones de dólares con el fin de alcanzar las emisiones cero netas y que sean positivas para la naturaleza y equitativas.
Cadena de valor
Y las tres últimas sugerencias, finalmente, ponen el foco sobre la cadena de suministro, por un lado, y sobre el reporte de las acciones emprendidas desde las corporaciones en favor de la recuperación climática, por otro.
En su décimo punto, el documento del WBCSD asegura que se debe acelerar la acción hacia cadenas de suministro con emisiones cero netas. Y, para alcanzar este propósito, advierte que se debe establecer una colaboración corporativa que permita medir, administrar y descarbonizar con precisión las emisiones de Alcance 3 y, al mismo tiempo, crear datos de emisiones verificables a nivel de producto.
También propone, en el undécimo, incrementar la velocidad en la adopción de marcos de informes de alta calidad para los riesgos climáticos empresariales. En este sentido, recomienda integrar los datos climáticos y financieros en el reporting y, asimismo, los marcos de valoración y el análisis de los stakeholders para ayudar a impulsar un cambio en la asignación de capital para generar un valor real.
Y en el duodécimo, pide a las organizaciones consolidar los datos de los informes corporativos sobre gases de efecto invernadero (GEI) existentes en Contribuciones Determinadas por las Empresas (CDC) y evaluar sus progresos frente a los objetivos planteados en la Conferencia anual sobre el Cambio Climático (COP) de las Naciones Unidas.