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Más de 160.000 personas empleadas de hogar no cotizan, según un informe de Oxfam Intermón y la UC3

Empleo doméstico: Sueldos precarios y sin Seguridad Social

Las personas trabajadoras del hogar que no están dadas de alta en la Seguridad Social y, por tanto, no cotizan ninguna de las horas trabajadas alcanza ya las 163.925, según un estudio elaborado por Oxfam Intermón, en colaboración con el Laboratorio de Derecho Social del Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad Carlos III.

La brecha entre las personas que declaran dedicarse al empleo del hogar y las registradas se ha incrementado en 10.000 en los últimos tres años. Las personas trabajadoras del hogar que, a día de hoy, no están registradas en la Seguridad Social y, por tanto, no cotizan ninguna de las horas trabajadas alcanza ya las 163.925, lo que limita sus derechos a presente y a futuro.

Son datos que se desprenden de una encuesta llevada a cabo por Oxfam Intermón y el Laboratorio de Derecho Social del Instituto Universitario de Estudios de Género de la Universidad Carlos III entre personas empleadas del hogar. Aunque aumenta ligeramente el número de personas dedicadas al trabajo del hogar, disminuye desde 2015 el número de las registradas en la Seguridad Social y que, por tanto, cotizan por su trabajo. Esta evolución muestra un repunte de la informalidad.

La pobreza en los hogares que dependen de este tipo de empleo supera con creces la del resto de la población asalariada

No obstante, la diferencia entre las empleadas del hogar y las registradas en la Seguridad Social no muestra más que parte de la informalidad en la que viven estas mujeres, ya que de las que cotizan, muchas no lo hacen por todas las horas trabajadas. En concreto, de las 205 empleadas entrevistadas, 89 (un 43,4 por ciento) no cotizaban ninguna hora al mes, y sólo 18 cotizaban todo su trabajo.

El estudio aporta nuevos datos sobre la situación de las empleadas del hogar en España, un colectivo que en un 34,3 por ciento vive en hogares pobres debido a la precarización e informalidad del sector. Hay más de 630.000 personas dedicadas al empleo del hogar, casi el cuatro por ciento de la población activa y, según datos oficiales, sufren en mucha mayor medida que el resto de las personas trabajadoras las consecuencias de la informalidad o la precariedad. Se trata de un sector económico que, de estar legalmente remunerado, equivaldría al 2,8 por ciento del PIB. "A pesar de que, sin él, el resto de la economía se vería perjudicada, se ve condenado a la infravaloración y la informalidad", advierte Oxfam Intermón.

El gran número de estas personas que trabajan a tiempo parcial sin desearlo o el hecho de que muchas de estas trabajadoras no estén protegidas de riesgos como el desempleo, el despido o la enfermedad, lleva a que la pobreza en los hogares que dependen totalmente o en parte de este tipo de empleo supere con creces la del resto de la población asalariada. Según la Encuesta de Condiciones de Vida del INE, en 2017, mientras el 16,3 por ciento de las personas que trabajan por cuenta ajena vivía por debajo del umbral de la pobreza, esta cifra subía al 34,3 por ciento en el caso de las empleadas del hogar.

Una de cada tres de estas personas declara que llega a fin de mes con dificultad o mucha dificultad (frente al 23,7 por ciento del resto de la población trabajadora por cuenta ajena). El 5,4 por ciento ha sufrido algún retraso en los 12 meses anteriores en el pago del alquiler o la hipoteca, incidencia que multiplica por 2,13 veces la cifra de retrasos en el pago en el resto de la población asalariada. Más de uno de cada dos de estos hogares no pueden enfrentarse a gastos imprevistos. El 15,7 por ciento no puede permitirse mantener la casa a una temperatura adecuada en invierno (frente al ocho por ciento del resto de población asalariada). Según datos de 2014, a la pregunta de "motivo principal para no ir al médico", el 16,2 por ciento contestaba que "no se lo podían permitir", porcentaje que bajaba al 8,3 por ciento cuando contestaban empleados y empleadas de otros sectores.

Si estuviera legalmente remunerado, este sector equivaldría al 2,8 por ciento del PIB

"A la hora de analizar todos estos indicadores -indica la ONG- hay que tener en cuenta que, en muchas ocasiones, no les afectan solo a ellas, sino que viven en hogares con niños, niñas o personas dependientes que verían mejorada su situación si las condiciones laborales del trabajo del hogar fueran más favorables". En el 43,9 por ciento de los hogares en los que un adulto ingresa dinero proveniente del trabajo del hogar hay niños o niñas. Un 4,5 por ciento son hogares monoparentales, prácticamente en su totalidad monomarentales. Además, según la EPA, hay aproximadamente unas 6.000 mujeres mayores de 65 años que viven solas y que necesitan seguir trabajando limpiando o cocinando en otras casas.

Oxfam Intermón propone que mejorar las condiciones de vida de estas mujeres trabajadoras sea una prioridad. "Para ello hace falta tener una apuesta decidida contra la informalidad del sector simplificando los trámites de contratación y cotización, así como incrementando la subvención pública de las cotizaciones sociales de las trabajadoras del hogar", aconseja. Esta política supondría, según la entidad, que millones de euros de economía sumergida saldrían a la luz, se reducirían los costes sociales asociados a mantener a un colectivo tan grande de mujeres y familias en la informalidad y la consecuente precariedad y pobreza.

La ONG recuerda también el papel imprescindible que juega la ciudadanía en la lucha contra la desigualdad. En este sentido, la organización ha puesto en marcha la campaña 'No hay peros'. Con ella, pretende movilizar a la sociedad para exigir al Gobierno español y a las instituciones europeas que lidere el cambio que la sociedad necesita para que hombres y mujeres cuenten con los mismos derechos.