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TRIBUNA. Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad

El Tercer Sector como agente generador de empleo y bienestar social

El Tercer Sector es un motor social que contribuye a salvar las brechas de las desigualdades, a mejorar la salud de las personas, a cuidar a quienes más lo necesitan, a generar oportunidades de empleo e inserción social, a cuidar el medioambiente y la naturaleza… Pero también es un motor económico para la sociedad. Los datos no dejan lugar a dudas: genera más de medio millón de puestos de trabajo y representa el 1,4% del PIB nacional, que se destina a proyectos de acción social.

Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad.
Ana Benavides, directora general de Fundación Lealtad.

La última edición del Barómetro de Entidades no Lucrativas elaborado por Fundación Deloitte, la Asociación Española de Fundraising (AEFr) y Fundación Lealtad ahonda en el relevante papel del Tercer Sector. Quizás haya llegado el momento de reivindicar, con más fuerza que nunca, el papel de las entidades no lucrativas en nuestro país. De no pensar en ellas como un comodín al que recurrir cuando necesitamos solventar alguno de los muchos desafíos sociales o ambientales a los que nos enfrentamos, y que cada vez parecen más titánicos: inestabilidad económica, incertidumbre, desempleo, aumento de las desigualdades, la guerra en Ucrania, el cambio climático, pérdida de biodiversidad, etc.

Fundación Lealtad nació en 2001, en un periodo de prosperidad económica que coincidió con la entrada en el euro (2002). Nació con la intención de fomentar la transparencia y las buenas prácticas de las ONG, con un doble objetivo: fortalecerlas y fomentar la participación de la sociedad civil en el desarrollo socioeconómico del país. Por aquel entonces, las entidades del Tercer Sector empezaban a ganar mayor representación social, a lo que contribuyó la famosa acampada del Paseo de la Castellana de 1996, con la que se consiguió que el Gobierno destinase el 0,7% de los Presupuestos Generales del Estado a cooperación al desarrollo.

El papel de las entidades no lucrativas ha cambiado mucho desde entonces, y se ha ido adaptando a las necesidades de cada momento. La crisis económica y financiera de 2008 supuso un cambio de paradigma en su funcionamiento. La gran mayoría de las organizaciones tuvo que repensar su modelo para no depender de la financiación de las administraciones públicas, buscando ampliar su número de socios y donantes para diversificar su financiación.

La confianza de la sociedad en las entidades del Tercer Sector ha crecido y la realidad es que los españoles cada vez colaboramos más con ellas a través de nuestras aportaciones como socios o donantes. Según los últimos datos disponibles del informe ‘La Realidad del Socio y Donante 2021’, elaborado por la AEFr, el importe medio anual de las donaciones de los socios de ONG ha aumentado 6 euros entre 2018 y 2020, situándose en 144,6 euros.

Desafíos y oportunidades

El funcionamiento de las asociaciones y fundaciones se asemeja a las necesidades de gestión de las grandes empresas y pymes: requieren planificación económica y financiera, gobernanza, coordinación de plantillas y equipos, desarrollo de proyectos, impulso de campañas de comunicación y marketing… Como el sector empresarial, es un conglomerado de pequeñas organizaciones: solo un 6% de ellas cuenta con más de 250 empleados y el 43% gestiona un presupuesto superior a 1 millón de euros.

Durante las últimas dos décadas, hemos asistido a su profesionalización. Un 86% de las entidades consultadas para la elaboración de este estudio considera que sus empleados y colaboradores tienen las competencias necesarias para el desempeño de sus funciones y un 97% les ofrece programas de formación y actualización. Sin embargo, las entidades no lucrativas no pueden competir con los salarios del sector privado, lo que dificulta la retención de talento. De ahí que sea una necesidad el incremento de la retribución de sus profesionales, para generar mayor valor a la sociedad.

A pesar de la incertidumbre económica, el 64% de las organizaciones del Tercer Sector en España (un 14% más que en 2021) espera que sus ingresos aumenten en 2022, y con ellos, su capacidad de actuar para mejorar la situación social y económica de las personas. Estas expectativas se trasladan también a la colaboración con las empresas: el 61% (un 10% más que en el informe anterior) cree que aumentarán los proyectos conjuntos.

Precisamente, la relación de las ONG con el sector privado ha evolucionado durante estos años, sobre todo a partir de la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en 2015. Las compañías han dejado de ser para ellas un mero financiador y las ONG se han convertido en un actor relevante con quien interactuar para generar alianzas y proyectos conjuntos de alto impacto.

Como decíamos, es el momento de que se reconozca abiertamente la aportación que realizan las entidades no lucrativas no solo a nivel social, sino también como agente generador de empleo y bienestar social.