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TRIBUNA. Elena Ruiz, responsable del Grupo de Acción de Economía Circular de Forética

Cuando la economía circular encuentra a la naturaleza para inspirarse

Elena Ruiz, responsable del Grupo de Acción de Economía Circular de Forética, reflexiona en esta Tribuna sobre el impacto del ser humano en la biodiversidad, con motivo del Día de la Diversidad Biológica que se celebra este 22 de mayo.

Elena Ruiz, Forética
Elena Ruiz, Forética

El capital natural, entendido como los servicios que provee la naturaleza generosamente y la biodiversidad biológica, es esencial para la vida. El equilibrio del planeta, el bienestar de la sociedad y la prosperidad económica dependen de su buena salud.

Aunque es un difícil cuantificar el valor de la naturaleza -de hecho, es uno de los grandes retos para poder protegerla- sí que contamos con estimaciones que permiten tener una idea del valor del proveedor más rentable del mundo. Según los datos que respaldan la nueva Estrategia Europea de Biodiversidad 2030, lanzada en este mes de mayo por la Comisión Europea, la mitad del producto interior bruto mundial depende de la naturaleza.

"Estamos impactando negativamente en la naturaleza a niveles sin precedentes"

Sin embargo, paradojas del ser humano, estamos impactando negativamente en ella a niveles sin precedentes, ya que no hemos conseguido desvincular el crecimiento económico del impacto en el medio ambiente. De hecho, la población global de especies salvajes se ha reducido en un 60% durante los últimos 40 años y actualmente todavía un millón de especies se encuentran en peligro de extinción.

Y no sólo estamos impactando a la biodiversidad, sino que también estamos poniendo en peligro el equilibrio de los servicios ecosistémicos, como el de aprovisionamiento de materias primas, ya que estamos extrayendo más recursos naturales de los que debemos, poniendo en situación de escasez muchos de ellos. Además, nuestro impacto negativo en el equilibrio del sistema atmosférico debido al cambio climático también está impactando negativamente al funcionamiento de los ecosistemas, entre otros muchos impactos.

Cuando hablamos de una economía circular estamos hablando de un nuevo modelo económico más eficiente para el medio ambiente, la sociedad y para la economía y, desde luego, una de sus principales inspiraciones es la naturaleza, ya que es el sistema circular más perfecto y más eficiente que existe. Las dinámicas naturales son perfectamente circulares y el concepto de residuo no tiene cabida, ya que todo elemento sirve de recurso para otro ciclo natural.

Así, con esta inspiración, y considerando la visión holística del desarrollo sostenible, todas las acciones encaminadas a proteger, conservar y restaurar la naturaleza tendrán un multiimpacto positivo en la lucha contra el cambio climático, la pérdida de biodiversidad, la escasez de recursos y la contaminación ambiental.

Cadena de valor sostenible

Para articular dichas acciones, la economía circular se presenta como el gran aliado, ya que una de sus vocaciones es construir cadenas de valor ambientalmente sostenibles menos contaminantes, bajas en carbono y que respeten el equilibrio de los ciclos naturales. Y es que, si analizamos las fases de la cadena de valor de un producto, podemos evidenciar que en cada eslabón estamos impactando en la naturaleza: 

  • Extracción de materias primas. El 90% de la pérdida de biodiversidad y el estrés hídrico se deben a la extracción y procesamiento de los recursos naturalesque se ha triplicado en los últimos 50 añosEl 40% de la deforestación proviene, principalmente, de la extracción y producción de cuatro commodities (soja, el aceite de palma, carne y papel), que supone un riesgo potencial para las cadenas de suministro.
  • Diseño de productos. Más del 80% de los impactos ambientales de un producto se determinan en su fase de diseño, por tanto, es necesario priorizar el ecodiseño para incrementar la reciclabilidad y reutilización de los productos, principalmente, aunque la recuperación de energía también puede tener un papel importante.
  • Proceso productivo. El 45% de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) están directamente vinculadas con la producción de bienes y con el uso de la tierra. El modelo que propone la economía circular podría reducir las emisiones asociadas a la producción de cemento, acero, plástico y aluminio en un 40% en el 2050, si estos sectores avanzan hacia una mayor circularidad.
  • Transporte y distribución. El transporte consume una tercera parte de toda la energía final en la Unión Europea. La mayor parte de esta energía procede del petróleo, lo que significa que el transporte es responsable de una gran parte de las emisiones de gases de efecto invernadero de la UE, que siguen creciendo desde 1990.
  • Consumo. Se estima que el 80% de los bienes que un ciudadano de la OCDE adquiere anualmente para su consumo (800 kg alimentos y bebidas, 120 kg de envases y 20 kg de ropa o zapatos) acaban siendo incinerados, depositados en vertederos o en las aguas residuales. 
  • Generación y gestión de residuos. Europa genera un 20% del total de los residuos globales, cuya tendencia sigue siendo creciente; de hecho, si no cambiamos el modelo de producción y consumo, no vamos a alcanzar el pico en la generación de residuos hasta 2100, con el impacto en el capital natural que eso tendría.
  • De los residuos a los recursos. La economía circular aboga por darle una segunda vida a los residuos, cambiando la perspectiva y viéndolos como nuevos recursos, aligerando así la presión sobre los recursos naturales.

Por tanto, ahora más que nunca, necesitamos darle a la naturaleza el protagonismo que merece e integrar los datos de la ciencia en las estrategias de gobiernos y empresas.

En Forética llevamos trabajando desde el año 2014 en la difusión de la importancia de la consideración de la biodiversidad dentro de la estrategia y gestión de las empresas, con proyectos como Responsables con la Biodiversidad. Sin embargo, hemos querido ir un paso más allá, vinculando la naturaleza con otros retos ambientales a través de informes como “Un elefante en la habitación” que presentó el Clúster de Cambio Climático, analizando las soluciones basadas en la naturaleza como parte de la estrategia climática; así mismo, desde el Grupo de Acción de Economía Circular seguimos generando conocimiento sobre cómo reducir el impacto en la naturaleza ahondando en temáticas como el desperdicio alimentario o la contaminación por plásticos.