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Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de Economía Agroalimentaria de la FAO

"No estamos en camino de erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en 2030"

Con motivo del Día Mundial de la Alimentación, Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de Economía Agroalimentaria de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), aborda en esta entrevista con Soziable.es los desafíos que enfrenta el mundo en materia de seguridad alimentaria. Sánchez expresa, concretamente, que el escenario es complejo y que, en él, las crisis económicas, los altos precios internacionales de los alimentos y la guerra en Ucrania amenazan con provocar nuevas alzas en las cifras de hambre e inseguridad alimentaria.

Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de Economía Agroalimentaria de la FAO.
Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de Economía Agroalimentaria de la FAO.

Actualmente, el mundo afronta profundos desafíos en materia de seguridad alimentaria, por lo que Marco Sánchez, director adjunto y oficial a cargo de la división de economía agroalimentaria de la FAO, subraya la importancia de mantener abierto el comercio de alimentos e insumos agrícolas. Así lo aborda en esta entrevista en Soziable.es, en la que habla de la guerra en Ucrania y de cómo esta podría agravar la situación de inseguridad alimentaria actual.

- El lema del Día Mundial de la Alimentación de este año es: “No dejar a nadie atrás”. ¿Qué proponen para conseguir una alimentación completa y nutritiva para todos?

'No dejar a nadie atrás' es crítico en la coyuntura actual y por eso en este Día Mundial de la Alimentación hacemos un llamado a considerarlo seriamente. El mundo enfrenta profundos desafíos en materia de seguridad alimentaria como resultado de los conflictos, las crisis económicas, la emergencia climática, la degradación ambiental y los efectos colaterales de la pandemia de la COVID-19. Además, gran parte como resultado de la guerra en Ucrania, los precios de los alimentos se han disparado a máximos históricos este año, los fertilizantes se están volviendo demasiado caros para los agricultores y el costo de la energía que se requiere para producirlos sube.

"Los precios de los alimentos se han disparado a máximos históricos este año".

Este aumento en los precios nos afecta a todos, pero los impactos son más ampliamente sentidos por las personas más vulnerables y los países que ya experimentan una crisis alimentaria. No nos puede sorprender que el número de personas que se enfrentan al problema del hambre siga aumentado sin cesar, registrándose en hasta 828 millones de personas en 2021, 150 millones más que en 2019. Además, 3.100 millones de personas en todo el mundo no pueden permitirse una dieta saludable. El hambre y la desnutrición están provocando la pérdida de vidas y poniendo en riesgo un futuro saludable para nuestros niños y debemos hacer algo de una vez por todas: ¡nadie se puede quedar atrás!

"3.100 millones de personas en todo el mundo no pueden permitirse una dieta saludable".

Es así como, en el Día Mundial de la Alimentación, estamos haciendo un fuerte llamado a la acción y la solidaridad mundial para transformar los sistemas agroalimentarios. Para que sean más eficientes, más inclusivos, más resilientes y más sostenibles. Ello mejorará la producción, la nutrición, el medioambiente y la vida de todos. Este será el paso a tomar para honrar nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás y retomar el camino para lograr la Agenda 2030 de Desarrollo Sostenible.
 

- Según el informe 'El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo 2021', elaborado por la FAO, el FIDA, la OMS, el PMA y UNICEF, en 2020, casi una de cada tres personas en el mundo careció de acceso a alimentos adecuados. ¿Qué valoración hace de estas cifras?

Las últimas estimaciones del indicador de inseguridad alimentaria moderada o grave presentadas en dicho informe son realmente preocupantes. Más de 2 300 millones de personas carecían de acceso a una alimentación adecuada en 2021; una cifra muy similar a la observada en 2020. Si bien esto significa una estabilización frente a la histórica alza observada entre 2019 y 2020, pone también una señal de alarma para todo el mundo: no estamos en camino de erradicar el hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en 2030, como fue comprometido por todos los países del planeta mediante la Agenda 2030. De hecho, proyecciones publicadas por la FAO este año en el mismo informe muestran que, lejos de disminuir, en 2030 podría haber en el mundo más personas hambrientas que las estimadas en 2019, antes del inicio de la pandemia por la COVID-19.

- ¿Y cuál prevén que sea la tendencia futura en este sentido?

El mundo enfrenta un escenario complejo, en el que las crisis económicas, los altos precios internacionales de los alimentos y la guerra en Ucrania amenazan con provocar nuevas alzas en las cifras de hambre e inseguridad alimentaria en 2022. Si esta situación no cambia, y los gobiernos del mundo no actúan de manera decidida, eficiente y coordinada, es muy posible que estas previsiones negativas se cumplan y que el hambre y la inseguridad alimentaria en el mundo sigan incrementándose.

- ¿Se puede hablar, actualmente, de una crisis global de alimentos?

Ciertamente nos enfrentamos a la situación más preocupante para la seguridad alimentaria en el mundo desde la crisis por el alza de los precios de alimentos en 2007-2008. Las cifras hablan por sí solas: después de un periodo de relativo estancamiento en la reducción del hambre en el mundo desde 2015, en 2020 los indicadores de subalimentación e inseguridad alimentaria aumentaron considerablemente, en una magnitud inédita respecto a lo observado en los últimos años.  

Las expectativas de recuperación económica de la comunidad internacional, tras dos años de incertidumbre desde el inicio de la pandemia de la COVID-19, no se han hecho efectivas. Quienes están enfrentando las consecuencias más graves de este escenario son los países y comunidades más vulnerables. Por ejemplo, las personas pertenecientes a los quintiles de ingreso más bajos no solo observaron las pérdidas más serias en sus ingresos durante 2020, el primer año de la pandemia, sino que no habían logrado recuperar estas pérdidas durante el año 2021.

"Es indudable que el mundo se enfrenta a una crisis que puede comprometer la seguridad alimentaria y la nutrición tanto actualmente como en los próximos años".

Estas disparidades en las consecuencias y la recuperación desde el inicio de la pandemia han traído como resultado aumentos en la pobreza extrema y la desigualdad de ingresos, las que se encuentran entre las causas subyacentes de la inseguridad alimentaria. Adicionalmente, durante 2022 los precios internacionales de los alimentos alcanzaron niveles incluso por encima de los observados en 2007 y 2008. Por lo tanto, es indudable que el mundo se enfrenta a una crisis que puede comprometer la seguridad alimentaria y la nutrición tanto actualmente como en los próximos años.

- La guerra en Ucrania es, ahora mismo, uno de los factores principales que afectan al suministro de alimentos en ciertas partes del mundo. ¿Qué otros factores inciden?

La guerra en Ucrania se ha transformado en un desafío adicional en un contexto que ya era complejo. La recuperación económica incierta para 2023 puede comprometer el acceso a los alimentos para las personas más vulnerables. Por otro lado, la inflación en los precios domésticos de los alimentos ha implicado que 112 millones de personas adicionales no pudieran permitirse una dieta saludable en el mundo en 2020, llegando a la cifra de 3 100 millones de personas. También cabe señalar que los eventos climáticos extremos, como sequías e inundaciones, son factores que siguen poniendo en riesgo la seguridad alimentaria alrededor del mundo.

"La recuperación económica incierta para 2023 puede comprometer el acceso a los alimentos para las personas más vulnerables".

Pero los conflictos, los eventos climáticos adversos y las crisis económicas son factores que han estado afectando la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo desde hace mucho tiempo.

- ¿Existe algún modo de solucionar esos problemas con el suministro de alimentos?

Para solucionar estos problemas en el largo plazo, los países del mundo deben implementar carteras de políticas públicas que les permitan transformar sus sistemas agroalimentarios y crear resiliencia frente a los efectos negativos de estos factores. Sin embargo, en un contexto económico adverso como el actual, puede parecer difícil invertir más recursos públicos para acabar con el hambre y la malnutrición. En realidad, los países del mundo invierten una cantidad muy importante de recursos en la alimentación y la agricultura con los que se podrían obtener mejores resultados si se invirtieran de mejor manera.

En el periodo 2013-2018, se invirtió en promedio 6.300 millones de dólares por año para apoyar la alimentación y la agricultura. Alrededor del 70% de ese apoyo se dirigió a los productores de alimentos y, en particular, para apoyar la producción de cereales, lácteos y otros alimentos de origen animal, mientras que la producción de alimentos nutritivos como frutas y verduras fue menos apoyada e, incluso, su producción se vio penalizada en algunos casos.

"Si los países del mundo adaptaran el apoyo público a la alimentación y la agricultura, se podría aumentar la asequibilidad de una dieta saludable y disminuir el hambre y la pobreza".

Si los países del mundo adaptaran el apoyo público a la alimentación y la agricultura, teniendo en consideración los posibles efectos positivos y negativos que este cambio podría desencadenar, se podría aumentar la asequibilidad de una dieta saludable y disminuir el hambre y la pobreza. De este modo, si diseñamos políticas basadas en la evidencia, podemos hacer mucho más con los recursos actualmente existentes. Es un cambio de paradigma necesario para retomar la senda hacia la erradicación del hambre, la inseguridad alimentaria y la malnutrición en un escenario como el actual.

- Si la guerra en Ucrania continúa prolongándose en el tiempo, ¿qué consecuencias podría tener en el acceso a la alimentación?

Tanto Rusia como Ucrania son actores importantes en el comercio internacional de alimentos, siendo exportadores clave de productos básicos como el trigo y las semillas de girasol, así como de fertilizantes. Ello crea incertidumbre respecto al suministro de alimentos y, en particular, para muchos países del mundo en los que Rusia y Ucrania son los principales proveedores de estos productos. Por ejemplo, 25 países importadores de fertilizantes obtienen el 20% o más de sus importaciones de fertilizantes desde Rusia y/o Ucrania, mientras que más de 30 países importadores netos de trigo obtienen más del 30% del abasto de este cereal desde ambos países en guerra. Muchos de estos importadores pertenecen al grupo de países menos avanzados de las Naciones Unidas o son países de ingresos bajos que enfrentan un déficit de alimentos. En consecuencia, los efectos de la guerra en Ucrania en la seguridad alimentaria mundial podrían ser muy serios.

Estudios recientes de la FAO han simulado los posibles efectos de la guerra en Ucrania en el número de personas que sufren de hambre en el mundo. De este modo, en un escenario moderado, en el que las exportaciones desde ambos países disminuyen parcialmente, 7,6 millones más de personas sufrirían de hambre. En un escenario grave, en el cual la reducción de exportaciones sea más considerable, este aumento en el número de personas que sufriría de hambre se eleva a 13,1 millones de personas.

"Es esencial mantener abierto el comercio de alimentos e insumos agrícolas".

Por ello, es esencial mantener abierto el comercio de alimentos e insumos agrícolas. La imposición de restricciones a las exportaciones podría agravar la situación descrita anteriormente. La FAO, junto al Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización Mundial de Comercio (OMC), realizó recientemente un llamado a minimizar las distorsiones en los mercados agroalimentarios y mejorar su transparencia, así como a acelerar la innovación, coordinación e inversiones orientadas a la transformación de los sistemas agroalimentarios como forma de enfrentar el complejo momento actual y construir resiliencia para el futuro. Solo así el mundo podrá evitar consecuencias más graves que las observadas hasta ahora para la seguridad alimentaria y la nutrición.

- El Objetivo de Desarrollo Sostenible 2 de la Agenda 2030 aboga por el hambre cero en el mundo. ¿Qué propone la FAO para alcanzarlo y para evitar que la situación de inseguridad alimentaria se agrave? 

Nuestros sistemas agroalimentarios tienen un gran potencial para mejorar el futuro de la humanidad, ya que están interrelacionados con muchas áreas de nuestra vida y la economía, desde la agricultura hasta los recursos naturales, la energía, la salud y muchas más. La agricultura es una de las intervenciones humanitarias más rentables y un vehículo para llegar al desarrollo sostenible en un mundo sin hambre. Sin embargo, necesitamos aprovechar el poder de la solidaridad y la acción colectiva para retomar el camino para lograr la Agenda 2030. Esto es posible y para ello la FAO ha identificado algunas áreas de acción en las que trabaja con los países.

En tiempos de crisis, como el actual, recomendamos a los gobiernos evitar acciones políticas instintivas, como las medidas proteccionistas que han afectado los mercados internacionales. Más bien, hay que fortalecer la transparencia del mercado y el diálogo, manteniendo el comercio abierto y las cadenas de suministro en movimiento. Además, es indispensable que los gobiernos investiguen quién se está quedando atrás y por qué y, basados en esa evidencia, que integren el compromiso de no dejar a estas personas atrás en sus estrategias, planes y presupuestos. A estas personas se les debe empoderar también mediante la capacitación, los incentivos, la innovación y las tecnologías adecuadas.

"Se necesita más financiación para asegurar que nadie se quede atrás en términos generales".

Se necesita más financiación para asegurar que nadie se quede atrás en términos generales, pero principalmente donde hay desastres o situaciones de hambre generalizada. La FAO exhorta a mejorar la coordinación entre la ayuda de emergencia y la ayuda al desarrollo y las iniciativas para promover la paz en áreas de conflicto. Las naciones del G20 también deben actuar en solidaridad con los países más vulnerables y trabajar con las instituciones financieras internacionales para aumentar la liquidez y el espacio fiscal para brindar protección social a los más pobres.

"Debemos desperdiciar menos, comer alimentos nutritivos, de temporada y producidos localmente y cuidar los recursos naturales como los suelos y el agua".

La FAO tiene claro que el sector privado deber ser un socio para el desarrollo por medio de la creación de mercados verdaderamente inclusivos, que respeten los derechos humanos, promuevan el trabajo decente y la igualdad de género y respeten el medioambiente. Pero nosotros como consumidores también tenemos deberes. Debemos desperdiciar menos, comer alimentos nutritivos, de temporada y producidos localmente y cuidar los recursos naturales como los suelos y el agua.