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Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética

“Tenemos un caldo de cultivo ideal para una potenciación de la sostenibilidad en las empresas españolas”

Cambio climático, agenda de diversidad e inclusión y reporte. Estas son, según Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética, las tres principales áreas sobre las que se están enfocando las empresas en los ámbitos ambiental, social y de gobernanza. En esta entrevista concedida a Soziable.es, además, Silos apunta directamente a la gestión de la cadena de proveedores como el reto esencial que deben abordar las organizaciones.

“Tenemos un caldo de cultivo ideal para una potenciación de la sostenibilidad en las empresas españolas”
“Tenemos un caldo de cultivo ideal para una potenciación de la sostenibilidad en las empresas españolas”

La sostenibilidad se ha convertido, en no demasiados años, en un elemento transversal dentro de las compañías. Además, la preocupación por asuntos de carácter medioambiental, social y de buen gobierno corporativo ha escalado tanto horizontal como verticalmente en ellas y ocupa un lugar cada vez más destacado en el centro de sus estrategias.

Precisamente, sobre el desarrollo de la sostenibilidad corporativa, tanto en nuestro país como a nivel global, habla Jaime Silos, director de Desarrollo Corporativo de Forética, en esta entrevista con Soziable.es. En este sentido, durante la conversación, Silos subraya la contribución de las compañías españolas en este ámbito y destaca la presencia de entidades líderes en los índices bursátiles de sostenibilidad, con una proporción mayor que la de la media europea y mundial.

Además, el director de Desarrollo Corporativo de Forética también explica a Soziable.es otras cuestiones vinculadas con la sostenibilidad, como la importancia de los consumidores y de la legislación en su desarrollo, los retos a los que deben hacer frente las organizaciones, el crecimiento imparable de la inversión sostenible, la necesidad de acelerar la transformación empresarial o el compromiso de las empresas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

- La evolución de la sostenibilidad corporativa de los últimos años ha sido vertiginosa. ¿Qué ha sucedido para que no hace mucho la apuesta por la sostenibilidad fuera algo residual en las empresas y hoy sea algo generalizado?

La verdad es que en Forética hemos sido capaces de detectar tres etapas importantes a la hora de desarrollar la sostenibilidad en las empresas. Una primera etapa que llamamos “pájaros y flores”, donde la sostenibilidad eran pájaros y flores porque eran muy bonitos, pero no tenían nada que ver con el negocio. Entonces, es una primera etapa en la que los modelos de sostenibilidad estaban orientados a la comunicación externa y a la reputación.

Después, viene una segunda etapa, en la cual la sostenibilidad se convierte en negocio. Y se convierte en negocio porque, precisamente, áreas más duras de la empresa empiezan a ver que, haciendo prácticas de sostenibilidad, mejoran sus áreas de gestión.

Y ahora estamos en una tercera etapa, que es probablemente la más importante, en la cual la sostenibilidad ya no es que sea negocio, es que es el futuro.

- Esta evolución es, sin duda, positiva para el medioambiente, la sociedad y las propias empresas. ¿Por qué cree que la sostenibilidad debe estar en el centro de cualquier estrategia corporativa?

La respuesta es bien sencilla. Y es que nuestro modelo de desarrollo no es sostenible. En estos momentos, la economía mundial está consumiendo el equivalente a 1,75 planetas tierra desde el punto de vista de la capacidad de regeneración de los recursos naturales. 

Cuando un sistema está operando por encima de su capacidad, surgen riesgos. Y precisamente estos riesgos generan una oportunidad de desarrollo de negocio para muchos sectores que hace que, tanto por la parte de mitigación del riesgo como por la parte de oportunidades, la sostenibilidad sea el futuro.

Estamos en una etapa, probablemente la más importante, en la que la sostenibilidad ya no es que sea negocio, es que es el futuro

- Actualmente, ¿en qué cuestiones ambientales, sociales y de buen gobierno corporativo se están enfocando las compañías?

A nivel ambiental, el ‘elefante en la sala’ sigue siendo el cambio climático. Y por eso vemos que todo lo que tiene que ver con desarrollo de compromisos hacia las cero emisiones netas va a seguir siendo una de las principales áreas de acción, muy especialmente con el foco en la cadena de proveedores, donde, por cada tonelada que emite una compañía en primera persona dentro de sus operaciones, está emitiendo otras cuatro.

Pero dentro de la parte medioambiental hay un gran tema emergente que es el de la naturaleza. Las compañías se dan cuenta de su dependencia de los servicios ecosistémicos y empiezan a desarrollar prácticas específicas para para proteger y regenerar la naturaleza. 

A nivel social, tenemos la agenda de diversidad e inclusión. Precisamente, es la capacidad que tiene una empresa de generar oportunidad en esos colectivos que están infrarrepresentados o que tienen riesgo de exclusión. Y hablamos de muchos factores de diversidad: el género, la edad, la discapacidad... Hay un montón de factores diferenciales que hacen que las compañías estén orientadas a esa diversidad e inclusión.

También en el ámbito social, hablamos de las guerras del talento. En estos momentos, de acuerdo con un informe de Manpower Group, tres de cada cuatro compañías tienen retos importantes a la hora de acceder al talento. Pero hemos visto que todo lo que tiene que ver con propósito es algo fundamental a la hora de atraer el talento, especialmente talento joven. Con lo cual, aspectos como el propósito o la sostenibilidad se convierten en armas estratégicas para captar ese talento. 

Y, por último, desde el punto de vista de gobernanza, tenemos también otra guerra: la guerra del reporte. En estos momentos, hay simultáneamente varias plataformas de estandarización del reporte a nivel mundial que entran en colisión y las compañías tienen que ir viendo de qué manera son capaces de cumplir los requisitos de reporte en distintas jurisdicciones.

- Desde Forética, también trabajan con el foco puesto en los pilares ambiental, social y de gobernanza. ¿Qué proyecto, de entre todos los que desarrollan, destacaría usted?

Si tuviera que elegir un gran proyecto, probablemente, sería el lanzamiento del Consejo Empresarial Español para el Desarrollo Sostenible, que es una plataforma de casi 50 CEO y presidentes de grandes compañías que están liderando el discurso y la acción en materia de sostenibilidad. Recientemente, ha presentado la Visión 2050, que es la gran aspiración que tenemos desde fonética y desde el World Business Council for Sustainable Develpment para llegar a un futuro en el que seamos 9.000 millones de habitantes en nuestro planeta viviendo bien y dentro de los límites planetarios.

Todo lo que tiene que ver con propósito es algo fundamental a la hora de atraer el talento, especialmente, talento joven. Aspectos como propósito o sostenibilidad son armas estratégicas para captar ese talento

- ¿Qué importancia tienen los consumidores, la sociedad, en la apuesta de las empresas por la responsabilidad y la sostenibilidad?

Los consumidores han ido incrementando su sensibilidad respecto a los temas de sostenibilidad. Hay muchos estudios y en algunos vemos cifras muy elocuentes que dicen, por ejemplo, que dos de cada tres consumidores están dispuestos a pagar más por un producto sostenible.

Nosotros, en nuestra última oleada, precisamente este 2022, hemos visto que la cifra es alta, pero ha bajado. En estos momentos, en torno a un 50% de los consumidores estaría dispuestos a pagar más. Y se ha producido una pequeña reducción que yo creo que merece la pena explicar. Y es que una de las cosas que hemos visto a lo largo de los años en Forética es que existe un componente cíclico al establecer esas preferencias por la sostenibilidad.

Cuando la economía es boyante y no hay preocupación, hay una mayor alegría para todo, entre otras cosas, para adaptar la sostenibilidad dentro del consumo. Cuando estamos en un entorno más restrictivo, más incierto, hay menos confianza en la economía y todo se retrae, incluida la sostenibilidad.

Pero hay un factor que hemos detectado este año, que nos parece muy relevante y es que el consumidor cada vez es más realista y maduro. Lo que nos viene a decir es que la sostenibilidad no tiene por qué ser un coste adicional, sino que tiene que ser algo que esté por defecto en los productos.

- ¿Y la legislación?

La regulación ha sido sin duda un acelerador. Hacia 2010, se empieza a regular, pero, además, ha habido un cambio del tono. Durante la década pasada, era un enfoque más ‘soft’, de cumplir o explicar, de manera que las compañías tenían 100 de libertad para desarrollar sus programas de sostenibilidad. Y en esta nueva década, hemos cambiado del ‘soft’ al ‘hard’, donde vemos que la regulación es cada vez más exigente y afecta más a los sectores, especialmente, al sector financiero, pero también a todos los sectores corporativos.

- En la décima edición del ESG Spain, organizada por Forética, se puso de manifiesto la necesidad de acelerar la transformación empresarial. ¿Cree que las organizaciones españolas están preparadas para ir más rápido en esta transformación?

Las empresas españolas están en muy buena posición con respecto a las buenas prácticas de sostenibilidad. Lo vemos, por ejemplo, en los índices bursátiles de sostenibilidad, donde España tiene una contribución muy especial. Tenemos una proporción de empresas líderes en sostenibilidad, de empresas triple A o doble A, muy superior a la media europea y, por supuesto, a la media mundial.

Fuera del universo cotizado, también tenemos la misma información. Si vamos, por ejemplo, a los análisis de Ecovadis, que es una gran plataforma que analiza los aspectos ESG, vemos que las empresas españolas también están por encima de la media mundial y de la media europea. Por lo tanto, tenemos un caldo de cultivo ideal para una potenciación de la sostenibilidad en las empresas españolas.

La sostenibilidad no tiene por qué ser un coste adicional, sino que debe estar por defecto en los productos

- Los Objetivos de Desarrollo Sostenible han cumplido siete años este 2022. ¿Con qué ODS considera que están más comprometidas las empresas españolas?

Cuando hablamos de qué Objetivos de Desarrollo Sostenible son más o menos relevantes para las empresas, tenemos que dar un paso atrás y entender bien qué es la Agenda de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y al final se trata de una agenda política, que es fruto del consenso de más de 190 países, en el cual se invita precisamente al sector privado a participar, cosa que yo creo que es recibido con muchísimo entusiasmo.

Pero cuando pensamos en términos de empresa, los ODS son una magnífica guía, desde luego, pero quizás no necesariamente una hoja de ruta, porque no todos los sectores pueden afectar simultáneamente a los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Por eso, nosotros muchas veces enfrentamos el reto desde el punto de vista de la Visión 2050, esa hoja de ruta en la cual hablamos de nueve líneas de transformación que van desde la energía, las ciudades, los sistemas alimentarios… donde sí que las empresas son capaces de identificar directamente, a través de su negocio, cómo impactan en ellos.

- La inversión sostenible no ha dejado de crecer a nivel global en los últimos años. ¿Por qué cree usted que los inversores estiman necesario que sus inversiones estén alineadas con la sostenibilidad?

La inversión sostenible no ha dejado de crecer, ni siquiera en estos momentos de crisis. Y yo creo que la clave del éxito de la inversión sostenible es que apela a los dos hemisferios de nuestro cerebro, al racional y al emocional. Dicho de otra manera, la inversión sostenible tiene un componente altruista y otro egoísta.

El componente altruista tiene que ver con los valores. Hoy por hoy, gracias a la inversión sostenible, somos capaces de generar carteras de inversión que casan con los valores del ahorrador. Esto es francamente importante, entre otras cosas, porque el principal volumen de inversiones está en los mercados institucionales. Y las instituciones, por definición, tienen valores y una reputación que mantener.

Con lo cual, la parte de valores es muy importante, pero ahí está la otra parte, la parte estrictamente egoísta. Y es que la inversión sostenible ha probado que, durante los últimos 15 años, ha batido a todos los índices en términos de rentabilidad y de reducción del riesgo.

Y esa combinación altruista-egoísta hace que la inversión sostenible no solamente haya sido un éxito hasta la fecha, sino que, a pesar del contexto de crisis en el que nos movemos, va a seguir siendo uno de los principales elementos de crecimiento en el mercado de las inversiones.

- Y, en España, ¿hacia dónde cree que se dirige la inversión sostenible?

España está haciendo una labor muy importante de desarrollo de la inversión sostenible. Digamos que volamos con dos motores. Por un lado, está la capacidad instalada de las propias gestoras españolas, que han ido sofisticando muy mucho su integración de aspectos de sostenibilidad; y la de las gestoras internacionales, que también proveen producto. 

Lo que estamos viendo es que, precisamente, esta combinación, esta expansión de la oferta, tanto de productores nacionales como de gestoras internacionales, está incrementando el apetito por la parte del ahorrador.

Vemos un desarrollo muy importante en el mercado institucional y brotes verdes e, incluso, un crecimiento sostenido también en las carteras del inversor minorista. Con lo cual, creo que estamos avanzando a buen ritmo.

La inversión sostenible va a seguir siendo uno de los principales elementos de crecimiento en el mercado de las inversiones

- Por último, ¿cuáles son los retos más importantes que tienen las empresas ante sí en los ámbitos medioambiental, social y de gobernanza?

Probablemente, el mayor reto esté en la cadena de proveedores. Por ejemplo, en materia climática, decíamos que, por cada tonelada de CO2 que emite una compañía, sus proveedores están emitiendo al menos cuatro. Por lo tanto, yo puedo hacer maravillas con mi tonelada, que, si no actúo sobre las otras cuatro, pues jamás llegaré a cumplir mis compromisos climáticos.

En el aspecto social, la probabilidad de tener controversias es muy alta. De los 3.000 millones de trabajadores que existimos en el mundo, el 80% trabaja fuera de la OCDE, donde la regulación es más laxa. Y, más aún, dos de cada tres puestos de trabajo transcurren dentro de lo que es la economía informal. Es muy fácil ver vulneraciones de derechos fundamentales y de derechos laborales en las cadenas.

Por lo tanto, tenemos un reto muy importante. El nivel de integración de aspectos ESG en las cadenas de proveedores de las compañías es relativamente pobre. De acuerdo con Ecovadis, tan solo el 4% de las compañías, en una base de datos de 46.000 proveedores, tiene prácticas avanzadas en materia de sostenibilidad y dos tercios del total no tienen ninguna práctica ASG en la selección de proveedores.

Y, por otro lado, el avance de las buenas prácticas a nivel agregado sigue siendo lento. Al ritmo al que se va progresando, si la escala es de 1 al 100, para llegar al 100, necesitaríamos 43 años. Hay falta de preparación en muchas áreas de compras y dentro de las cadenas de valor, por lo tanto, ese va a ser probablemente el mayor reto que tengan las empresas en sostenibilidad durante los próximos años.